La situación en el vestuario del Barça se está tensando más de lo que parece desde fuera. La imagen que el equipo dejó ante el Brujas ha despertado preocupación, frustración y, sobre todo, señalamientos. Y uno de los más afectados es Marc Casadó, quien fue titular en Bélgica y fue incapaz de sostener el mediocampo culé. No estuvo fino ni tácticamente ni técnicamente. Corrió, trabajó, lo intentó… pero no alcanzó. En el fútbol de élite, querer no es suficiente.

En medio de ese caos aparece el nombre de Frenkie de Jong. El neerlandés está harto de cargar con un pivote que no le da soluciones. Ante el Brujas, sufrió más de lo que debería sufrir un jugador de su categoría. El mensaje que ha trasladado dentro del vestuario es claro: no quiere seguir compartiendo mediocampo con Casadó en esa posición.

Casadó ya no es el mismo y ha dejado de sumar

La pasada temporada, Casadó sorprendió a todos. Energía, disciplina táctica, recuperación. Parecía destinado a ser una pieza clave en el futuro del Barça. Pero este curso es otro jugador. Una sombra. Llega tarde al corte, pierde duelos que antes ganaba y, lo que más preocupa, no sabe qué hacer cuando tiene la pelota. El ritmo Champions lo ha devorado.

Para De Jong, la situación es clara: el pivote debe ser él. El neerlandés siente que cuando juega ahí, el equipo fluye, controla y respira. Pero cuando Casadó ocupa la posición, él se ve obligado a bajar, corregir y sostener el mediocampo entero.

Marc Casadó Instagram (2)

Frenkie quiere un interior, no un lastre a su lado

Y es que De Jong prefiere jugar como mediocentro. Es donde domina, donde manda, donde se siente líder. Quiere un interior a su lado que le libere, no alguien que lo obligue a corregir constantemente. Hoy, con Casadó, siente lo contrario: tiene que hacer su trabajo y el suyo. Ante el Brujas, muchas de las pérdidas y de los espacios concedidos llegaron por la incapacidad de Casadó para gestionar el juego. Flick mira el banquillo, pero no encuentra alternativas reales. Y el vestuario lo empieza a notar.

Hansi Flick sabe que tiene un problema en el centro del campo. El equipo no puede permitirse regalar posesiones ni desordenarse en cada transición y sin Pedri, eso pasa demasiado. El técnico quiere confianza y meritocracia, pero el vestuario está enviando un mensaje claro: hay situaciones que no se pueden forzar.

Así pues, a pesar de la voluntad y el esfuerzo de Casadó, el fútbol de élite es cruel cuando no estás al nivel. Y De Jong ya no está dispuesto a seguir pagando el precio de jugar al lado de un jugador que hoy, para él, se ha convertido en un lastre.