El Manchester City se lleva tres puntos vitales de Old Trafford después de ganar al Manchester United (1-2). Un partido que sirve para que Pep Guardiola presente en sociedad su nuevo proyecto con una exhibición de fútbol primoroso. José Mourinho ha reaccionado en la segunda parte pero el City ha demostrado que también sabe defender y sufrir para asegurar la victoria.

Repaso de entrada

Las cartas estaban marcadas antes de empezar. Todo el mundo se podía imaginar cómo empezaría un partido con dos entrenadores que han demostrado con creces a qué les gusta jugar. Pero nadie podía suponer que las diferencias fueran abismales. El City ha salido a dominar y controlar un United que lo fiaba todo al contragolpe.

Exhibición táctica de Guardiola en su primer gran partido en la Premier League. El de Santpedor ha hecho enorgullecerse a la afición 'citizen' que llenaba parte de Old Trafford. Aplausos en cada larguísima posesión que empezaba en los pies de Claudio Bravo, debutando en Inglaterra. Mourinho no encontraba soluciones a una demostración de superioridad insultante.

El primer gol del City, sin embargo, ha llegado con las armas del United. Una pelota larga desde la defensa, una peinada del delantero centro y definición de De Bruyne ante la salida de De Gea. Un gol 100% inglés del equipo menos inglés de la Premier.

Habían pasado sólo 14 minutos pero a los fans del United se les había hecho todo un mundo. Estaban sufriendo un baño futbolístico. Sin paliativos. La situación todavía empeoraría con el 0-2. Kelechi Iheanacho ha aprovechado un rechazo del palo después de un disparo de De Bruyne para marcar el segundo gol, a placer, dentro del área pequeña.

El resultado era corto por lo que se estaba viendo encima del campo. El City dominaba, el United sufría. Mourinho había dispuesto un 4-2-3-1 para explotar las pérdidas 'citizens' en defensa y en medio del campo. Pero han sido incapaces de generar peligro.

Los 'red devils' necesitaban alguna acción para recuperarle la cara al partido. Y lo han encontrado gracias a Zlatan Ibrahimovic. Cuando menos se lo merecía, el United ha encontrado el gol. Un error de Bravo en una centrado lateral de Wayne Rooney, ha propiciado el gol de Ibra. 2-1 al descanso y Mourinho daba gracias por un resultado que había provocado su desafortunado planteamiento.

Un nuevo partido

Mourinho ha movido el banquillo para poner freno a la estampida del City. Y lo ha conseguido. Han entrado Rashford y Herrera por Mkhitaryan y Lindgaard. El United buscaba tener más protagonismo con la pelota y subir las líneas de presión. A los dos minutos Ibra ha vuelto a avisar con un cabezazo que ha parado Bravo.

El guion era totalmente diferente. Y el control y las jugadas largas han dado relevo a un partido puramente inglés. Idas y venidas, un partido sin dueño y una moneda que podía caer de cualquier lado. Rashford ha hecho el 2-2 pero su gol lo ha anulado al árbitro por un claro fuera de juego. El City salía al contragolpe, haciendo valer la calidad de sus jugadores, sobre todo de David Silva, que ha ofrecido un auténtico recital de cómo controlar los tiempos del partido.

De Bruyne ha tenido la ocasión más clara de la segunda parte con una pelota que después de tocar en el palo izquierdo de la portería de De Gea se ha paseado por la línea de gol. El partido se ha vuelto imprevisible. 2-2 o 1-3. Apostar era imposible.

La intensidad por bandera

Los últimos minutos han sido el paradigma de la Premier League. La mejor imagen para vender la Liga por todo el mundo. Ninguno de los dos equipos se ha guardado nada. Mourinho lo ha arriesgado todo con una defensa de tres. Un punto era bueno después de ver cómo había ido el partido. Guardiola ponía todavía más piedras en medio del campo para evitar sustos y controlar las segundas jugadas.

El partido también se jugaba en los banquillos. Movimientos tácticos para empujar el resultado hacia una de las dos bandas. El desgaste y la intensidad eran extremos. Unos defendían el premio, los otros buscaban robarlo. El City se ha olvidado de la posesión para guardar bajo llave tres puntos que marcan el inicio de Liga.

Pep Guardiola marcha de Old Trafford demostrando que, aunque sólo lleva un mes compitiendo con el Manchester City, lo tiene todo de cara para cambiar la mentalidad de un equipo que presenta la candidatura a la Premier League. Un recital de 45 minutos de juego de posesión contra uno de los equipos más físicos del mundo. Un recital contra José Mourinho. Partido difícilmente mejorable.