El malestar y la tensión con Gigi Dall’Igna se ha extendido durante los últimos días. Y no solamente ha sido Francesco Bagnaia quien ha acusado al líder del equipo de ingenieros de Ducati de haber sido uno de los principales responsables de su preocupante situación actual. Porque su familia también le ha culpado, y cree que no le ha ayudado en ningún momento, y le ha traicionado, negándole su ayuda en el momento que más le necesitaba.

Los padres de ‘Pecco’, y también su mujer, opinan que ha utilizado al ‘63’ como si fuera un producto, y en ningún momento le ha importado su situación. El año pasado, cuando era el piloto referencia dentro de la marca de Borgo Panigale, siempre estaba atento a sus consejos y a sus palabras, pero desde que llegó Marc Márquez, le ha ignorado totalmente. Ha dejado de importarle, y únicamente se ha concentrado en el ilerdense, para tenerlo satisfecho.
Cuando el turinés ha dejado de ganar y ha perdido su condición de estrella, le ha dado la espalda, y no le ha hecho caso. Así se vio en el Gran Premio de Australia, cuando ni siquiera se acercó a hablarle ni se interesó por su estado físico después de sufrir una caída en la carrera larga. Y la tensión que existe no deja de aumentar, hasta el punto de que ya se habla de una separación total y absoluta, que se traducirá en un divorcio totalmente inevitable.
Desde el entorno de Bagnaia ya se mostraron muy molestos cuando en el Ducati Lenovo Team tomaron la decisión de fichar al de Cervera, ya que el ex del Prima Pramac Racing se opuso a esta incorporación. Dejó claro que podía enturbiar el buen ambiente que existía en el box, y prefería que apostaran por Jorge Martín, con el cual tiene una gran amistad, o que retuvieran a Enea Bastianini. Y aquí comenzó el enfado con Davide Tardozzi, y en especial, con Dall’Igna.

Un enfado que ha ido aumentando a medida que han avanzado los meses, y que ya no parece tener solución.
Bagnaia cree que Ducati está forzando su salida
Bagnaia y su familia han comenzado a asumir que en Ducati no les darán la ayuda que necesitan para tratar de recuperar su mejor versión, y que están forzando su salida, generando tensión para que se sienta incómodo, y se acabe marchando.
Un triste final para una relación que parecía ser inquebrantable.