El dichoso artículo 66, que ha esgrimido el Gobierno español para prohibir la entrada de esteladas en la final de la Copa del Rey, que disputará el Barça contra el Sevilla el próximo domingo en el Vicente Calderón de Madrid, habla de prohibir símbolos violentos o racistas, armas y material pirotécnico en los espectáculos deportivos. La siguiente pregunta es “¿Una estelada en un campo de fútbol que tiene de violento o racista, qué tipo de arma es y de qué tipo de material pirotécnico estamos hablando?”.

Conocedor de la opinión del ministro de Interior en funciones, Jorge Fernández, y de Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte y director del Consejo Superior de Deportes (CSD), creo que la prohibición de la estelada llega por la vía de ser considerado un símbolo violento. En el Gobierno piensan que mostrar una estelada o una bandera que no sea la española puede provocar un sentimiento agresivo en todo aquel aficionado que se sienta español. Lo mismo piensa de la pitada al himno español. Muy convencido está Cardenal que si hay un aficionado que pita el himno y a su lado hay uno que es español puede que se produzca un encontronazo y la violencia aflore.

Visto desde esa perspectiva Cardenal tiene hasta un punto de razón. Cualquier ciudadano va por la calle cantando o entonando el himno español y otro se siente ofendido y lo siguiente es pegarse. La violencia siempre ha existido. Bajo esa mirada lo prohibiríamos todo. Uno lleva una camiseta del Barça y lo ve uno del Madrid y bofetón que te arreó. Muchos pisos de Barcelona estarían apedreados o tiroteados porque lo que hay en sus balcones son esteladas. Eso es considerar a todos, animales.

Para mí la prohibición de la estelada en la final de la Copa del Rey es una provocación gubernamental, y poco más o menos que una invitación a la violencia. Todo lo contrario de lo que quiere evitar el Gobierno.

Pero si lo que quiere el Estado es que al Vicente Calderón no entre una buena parte de aficionados del Barça, pues buen intento. El primero que se ha caído de la lista de asistentes ha sido el president de la Generalitat, Carles Puigdemont. Puede que consigan que no vaya nadie. Cuanta tristeza.