Un gran gol de falta de Granero en los últimos minutos del partido ha permitido al Espanyol empatar contra el Villarreal (1-1). Como la semana pasada en Balaídos, una jugada puntual ha valido un punto que los de Quique no han merecido. Rodrigo ha marcado el tanto de un conjunto visitante que ha jugado a medio gas.
Las rotaciones no esconden las dudas
Después de uno de los derbis catalanes más intensos de las últimas temporadas, el fútbol ha vuelto a Cornellà con la visita de uno de los equipos más ofensivos de la Liga, el Villarreal. De la tormenta a la calma; y de los sibidos a los futbolistas rivales, a los aplausos hacia algunos de ellos (Álvaro y Javi Fuego, exjugadores pericos, han sido bien recibidos en el RCDE Stadium). La dura realidad, sin embargo, ha vuelto a poner los nervios al cuerpo de la afición local en sólo 45 minutos.
Y es que, hoy, los silbados por los seguidores blanquiazules han sido los mismos jugadores espanyolistas. Como ya pasó contra el Sevilla y el Celta, el Villarreal ha demostrado que la diferencia entre los equipos que se encuentran en la lucha por las posiciones de acceso a las competiciones europeas y el Espanyol es abismal. Por ideas ofensivas, solidez defensiva y muchos otros intangibles, pero no por plantilla. El nivel individual sigue sin ser proporcional a la puesta en escena colectiva.
Y eso que Javier Calleja, entrenador de los valencianos, se ha permitido el lujo, después de la derrota de los suyos este jueves en el campo del Lyon, dar descanso a cuatro piezas clave en su esquema: Bacca, Trigueros, Jaume Costa i Castillejo. El 4-3-3 ideado por Quique, con Carlos Sánchez en el pivote defensivo y Sergi Darder i Granero como interiores, se ha traducido en una propuesta más proactiva pero se ha olvidado de la verticalidad. Y el Villarreal más reactivo de los últimos años ha aprovechado los espacios en las espaldas de la defensa para intentar marcar la diferencia.
Rodrigo vale oro
Ya no es sólo que la revelación de la temporada en la Liga, Rodrigo Hernández, lo haga todo bien como mediocampista defensivo, sino que ya se ha estrenado como goleador y todo. El madrileño ha aprovechado una jugada enrevesada dentro del área para adelantar a su equipo con un disparo potente. Diego López no ha podido hacer nada. Sólo habían pasado 25 minutos, pero la indolencia del Espanyol ya había tenido sus consecuencias.
En el descanso, Quique ha advertido que la decisión de colocar a Víctor Sánchez como lateral derecho no ha sido la mejor que ha tomado desde que llegó a Cornellà y en dos minutos de Marc Navarro en la reanudación ya se ha visto un partido completamente diferente. Ha faltado confianza y acierto, pero la voluntad de revertir el marcador (y, en consecuencia, la crisis futbolística y de resultados) se ha visto reflejada en el juego local.
La ausencia de oportunidades y la pobreza de los argumentos ofensivos ha tranquilizado el Villarreal y desesperado al RCDE Stadium al mismo tiempo. Como Balaídos, la sensación era que en una jugada puntual el Espanyol podía encontrar el empate; pero los resultados, como pasó en Galicia, no lo pueden justificar todo.
Granero tapa carencias
Y así ha sido. En los últimos instantes del partido, Granero ha escondido los defectos de su equipo con una genialidad que ha superado a Asenjo. En el único disparo local entre los tres palos, el mediocampista ha puesto punto y final a dos años y medio sin un gol de falta perico con un tanto espectacular. Leo Baptistao ha podido culminar la remontada, pero su disparo en el añadido se ha estrellado contra el travesaño.
A pesar del empate en el último momento, la de hoy ha sido la sexta jornada consecutiva del Espanyol sin ganar. Quique Sánchez Flores y los suyos siguen complicándose el final de temporada y, aunque el descenso está a nueve puntos, la sensación es que los blanquiazules pueden acabar quemándose si siguen jugando con fuego. El proyecto de Quique, más en duda que nunca.