Empate in extremis. El Espanyol ha remontado un partido que tenía difícil solución. El equipo ha tenido dos caras, dos partes y ha acabado arreglando un partido que se había puesto muy cuesta arriba. El Eibar le ha mostrado las carencias a los blanquiazules en una desastrosa primera mitad donde ha marcado tres goles, pero la reacción ha llegado de manera maravillosa y tres goles con uno último de Baptistao al tiempo de descuento han permitido sumar un punto muy importante.

Más por la confianza que por el fútbol mostrado. Desde mayo de la temporada pasada y, precisamente, con el mismo Eibar como rival, el Espanyol no recuerda un gran partido en casa. Estos últimos meses han sido centrados en un cambio de modelo, un mejor juego, pero el declive de los resultados.

Después de un inicio de temporada con mucha esperanza, el juego ha quedado estancado y la confianza ha quedado enquistada en un sentimiento de inferioridad sea el rival que sea. Pero el gran final y la reacción del Espanyol a la segunda mitad dan esperanzas de futuro. Con Quique Sánches Flores en el banquillo ha variado la rutina, los jugadores y la idea, pero todavía no hay manera de ganar.

La misma mentalidad de siempre

El Espanyol no ha empezado mal. Con el dominio de la pelota y una intención clara, pero después de quince minutos, el cambio ha sido incomprensible. El equipo se ha dejado estar de tener la posesión, ha dado un paso atrás y se ha cerrado. El cambio los ha traicionado.

El Eibar, viendo la situación, ha contraatacado y del nada ha sacado petróleo. La mentalidad ha sido clave para los dos equipos. Los vascos han tenido la primera gran ocasión en el minuto 23 y Sergi Enrich ha resuelto una jugada sólo teniendo que empujar la pelota. La jugada ha llegado por la derecha, abierta de la defensa, un rival solo dentro del área pequeña, y cuando lo ves, ya no hay nada que hacer.

Error tras error

Con el impulso, el Eibar ha aprovechado para seguir haciendo daño. La pelota era de los vascos y Diego Reyes ha acabado de tocar la moral de los suyos. En una jugada sin opción en nada, el Espanyol se ha hecho un autogol. El central mexicano ha rematado en su propia portería una centrada que iba a manos del portero Diego López y que no tenía ningún peligro.

Dos goles venidos del nada y que se ha acabado de completar con el tercero antes de la media parte. No ha habido manera. Los de Quique Sánchez Flores han dejado hacer al rival, se han estancado detrás y la poca fluidez de juego los ha acabado rematando. El debut de Martín Demichelis en el eje de la defensa ha sido negro.

Cambio de cara

Dos sustituciones sólo salir del vestuario y el equipo ha hecho un cambio total. El Espaol ha sido ofensivo, guerrero y persistente. La mentalidad ha sido la clave. La confianza les ha sacado cosas, pero la confianza también los ha dado mucho.

Los intentos de los blanquiazules han tenido recompensa. Primero con un gol de Hernán Pérez en el minuto 64 gracias a un gran chute desde la frontal, y otro de Piatti desde dentro del área pequeña nueve minutos más tarde. Las ganas y la pasión de la afición les ha dado los mejores minutos para conseguir el remontamiento, pero cuando parecía que no sería suficiente, ha aparecido Baptistao. Al último momento y antes de que el árbitro silbara el final, ha llegado el gol que ha hecho estallar todo el RCDE Stadium. Con esperanzas hasta el final y recompensa merecida.

La mejora ha sido sustancial, la buena dinámica y los goles han provocado un cambio total. En el partido se han visto las dos caras que existen. Los dos extremos. A la primera mitad, el peor Espanyol; y a la segunda, lo mejor.

Falta de constancia

Estos pasos atrás durante los partidos no son un problema fácil de resolver. Todo viene dado de una mentalidad que es intrínseca en este equipo. Se ha confirmado que la confianza es la clave de este Espanyol. El remontamiento ha sido gracias a la actitud y la persistencia ha dado sus frutos.

Muchas dudas en defensa y en ataque. Psicológicamente tienen mucho a mejorar y se confirman las sensaciones de Quique cuando decía que al equipo le hacía falta más trabajo psicológico que de fútbol. La mejora está en proceso y empate para seguir coanidando. La lucha para alejarse de las posiciones de descenso sigue, pero el camino parece que tiene una dirección.