El Espanyol ha encajado la tercera derrota consecutiva contra un Eibar que ha tenido que hacer muy poco para llevarse los tres puntos del RCDE Stadium (0-1). Un gol de Lombán a la media hora de juego ha sido suficiente para tumbar a los de Quique Sánchez Flores, que ha recibido pitos durante buena parte del duelo.

Nada es casualidad

Los pitos de los pocos aficionados que se han desplazado a Cornellà (12.113) y los gritos de "Quique, vete ya" desde antes del comienzo del partido han ejercido de banda sonora de una película de terror en el RCDE Stadium. Los blanquiazules han vuelto a decepcionar y los 90 minutos contra el Eibar se han convertido en un film cargado de desesperación, sufrimiento, impotencia... y nada de fútbol.

La realidad es la que es y si el Espanyol tiene la posibilidad de encarar las últimas jornadas mirando el descenso con relativa tranquilidad es, simplemente, por dos motivos: Gerard Moreno y la pésima temporada, en términos numéricos, de Deportivo, Las Palmas y Málaga. El dato de hoy ha sido aterrador: por segundo partido consecutivo, los pericos han acabado la primera parte sin hacer ningún disparo entre los tres palos. Lo peor, sin embargo, es que al equipo le ha faltado mucho más que contar con ocasiones.

Los de Quique atacan y defienden peor que la temporada pasada. Un proyecto que estaba llamado a dar un paso adelante ha hecho tres hacia atrás. Y el Eibar de Mendilibar, que también llegaba al compromiso inmerso en una mala racha, ha aprovechado el contexto, el ambiente nada hostil y el rival para respirar. No les ha hecho falta más que un remate de cabeza, de Lombán después de un servicio de córner de Pedro León, para adelantarse en el marcador pasada la media hora. Del terror al drama.

Empeñados con flirtear con el descenso

Que la primera jugada de peligro del Espanyol haya sido un posible gol en propia, sólo empezada la reanudación, tampoco es casualidad. Algo que normalmente pasaría como anecdótico hoy ha sido sintomático. La jugada, no obstante, ha animado a los blanquiazules y, como mínimo, han empezado a llevarse algunas pelotas divididas y acercarse al área visitante. No por colocación, sino por intensidad. Cuando se viene de no hacer nada, cualquier cosa es síntoma de mejora.

Y mientras tanto Joan Jordán -futbolista descartado por el Espanyol a principios de temporada- ha completado una exhibición de fútbol loable. El partido se ha jugado al ritmo que ha querido imponer el de Regencós. Su perfil y su rédito contrastan con el de algunas incorporaciones pericas de este año y encajaría perfectamente con la figura de un Sergi Darder que se encuentra bastante perdido en el esquema y puesta en escena de Quique.

Los minutos han ido pasando y los catalanes han superado su récord de minutos sin marcar (443, prácticamente cinco partidos). Llegados a este punto, aproximadamente a veinte del final, y con un Eibar que las estaba viendo venir y empezaba a fiar los tres puntos a Dmitrovic, su portero, Gerard Moreno ha liderado una reacción que ha vuelto a demostrar que la calidad de la plantilla no concuerda con su rendimiento. El final de película, sin embargo, no ha sido feliz.

El Espanyol no ha tenido tiempo de empatar el partido y acabará la jornada a nueve puntos del descenso, uno menos de los que tenía antes de empezarla. El margen sigue siendo cómodo, pero las sensaciones tampoco cambian y la apatía de los jugadores, entrenador y directiva espanyolista no evidencia un cambio de dirección. El final de temporada se sigue haciendo muy largo.