La celebración apoteósica del nuevo título blaugrana / EFE

River Plate, 0 – Barça, 3. Catalunya sonríe y especialmente todos los aficionados del Barça. Los que viven en Asia y en cualquier parte del globo. Los 20,6 millones de seguidores que tiene en Twitter, los 81 millones que le siguen en Facebook. Un día después que una barcelonesa fuera elegida Miss Universo, el Barça se proclamó campeón del mundo. Lo hizo con su mejor estilo, con una autoridad suprema, demostrando su superioridad, con la magia que caracteriza a sus principales jugadores, con una exhibición de fútbol en Yokohama (Japón) en la final del Mundial de Clubs ante el River Plate de Argentina.

El Barça es ahora con 20 títulos el equipo más galardonado. Lo ha ganado todo: 5 Copas de Europa, 5 Supercopas de Europa, 4 Recopas, 3 Copas de Ferias y 3 Mundial de Clubs. Ante el River Plate, el equipo catalán logró el quinto título de la temporada 2014-2015. Desde la fundación del Mundial de Clubs (2000), el Barça es el equipo que más veces ha logrado el título (3): 2009, 2011 y 2015. Le sigue el Cortinthians (2). El Real Madrid lo ganó el año pasado.

Tres golazos

Messi abrió el marcador (37 m) y Luis Suárez lo redondeó hasta el 3-0 (49 m y 69 m). Tres golazos. Un regalo para la vista, de play station, de comics inventados por los propios asiáticos, que no gritaron ni cantaron como los 20.000 aficionados de River Plate, pero que gozaron con la fantasía de un equipo que mantiene su hambre de triunfo.

Muchos son los argentinos que adoran el juego del Barça y que más que nunca deseaban que Messi no jugara contra el River, y que si lo hacía fuese todavía bajo los efectos de un cólico nefrítico que le impidió jugar la semifinal del torneo. Pero el argentino, el mejor futbolista del mundo, no evidenció molestia alguna. Todo lo contrario. Como si las medicinas recuperadoras lo hubieran saneado de todo. Messi condujo a su equipo al triunfo al marcar el primer gol del partido, aunque con la ayuda de su brazo derecho. El gol frenó el ímpetu y la valentía con la que había salido el River Plate, que presionó a la defensa blaugrana quizás alentado por los cánticos de sus seguidores.

Luis Suárez y Messi en Yokohama / EFE

Corazón y fe

River, el equipo que llevó a la fama a Di Stéfano, Higuaín, Kempes, Saviola y Mascherano entre otros, sólo podía confiar en un mal día del Barça. Sus armas más potentes no se palpaban. Eran sentimentales. Corazón y fe. Y con eso no se le gana a este Barça de Luis Enrique, preparado para enfrentar a un adversario débil como a uno fuerte. Para reaccionar al juego físico que aplicó el equipo argentino especialmente en la primera parte. Fue el Barça paciente. Confió en sus fuerzas y en su estilo. En Bravo, Alves, Piqué, Mascherano y Alba; en Busquets, Iniesta y Rakitic; y en los que no fallan nunca: Neymar, Suárez (5 goles en el torneo y Balón de Oro del torneo) y Messi, que junto a Iniesta ya es el futbolista del Barça que más títulos tienen (26).

Se ha vuelto a instalar el barcelonismo en el estado de la victoria. Casualmente lo hizo el día en que uno de sus técnicos más laureados y artífice de uno de los mejores Barça de la historia, Pep Guardiola, anunciara su adiós al Bayern Munich. Para Pep es hora de buscar la gloria en otros países. Para el Barça la gloria y el mundo es suyo.