El Girona se ha llevado una paliza en Eibar (3-0) y entra en crisis. Hasta ahora los malos resultados del equipo se sostenían porque la línea de juego era positiva, pero en Ipurua los hombres de Eusebio Sacristán no sólo han jugado mal, si no que también han estado más dispersos que nunca. Los rojiblancos no dormirán en zona de descenso, pero el agujero negro de la clasificación cada vez está más cerca.

Barro y derrota

Ipurua es uno de aquellos estadios donde da pereza jugar, pero un equipo como el Girona no se puede permitir el lujo de ponerse exquisito cuando se trata de sumar puntos. Los hombres de Eusebio han empezado el partido con personalidad y concentración, pero ha sido el Eibar -acostumbrado a la lluvia, el barro y a lo qué haga falta- el equipo que ha tenido la ocasión más clara en los primeros compases.

Cuando se habían jugado 4 minutos de partido, Orellana se ha internado por la banda derecha y ha enviado la pelota al travesaño con un obús con la pierna izquierda. Era el primer aviso de lo qué depararía el partido: el Girona, en Ipurua, sería un títere en manos del Eibar.

Stuani Eibar Girona EFE

EFE

Aun así, es innegable que en el primer tiempo los rojiblancos han plantado cara. De ocasiones, prácticamente ni una, pero como mínimo la intensidad no ha sido un problema. Mientras Pere Pons y Àlex Granell se peleaban con Pape Diop y Joan Jordán sobre el barro del estadio guipuzcoano, Marc Cururella y Rubén Peña castigaban las bandas del equipo de Eusebio. Valery ha mantenido la compostura, pero Rubén García -hoy el carrilero izquierdo del equipo- no.

Así, antes de llegar al descanso, Peña ha entrado como un tren por la banda derecha del ataque vasco y ha superado Bono con un obús imparable a la escuadra. El Girona, por segunda jornada consecutiva, se volvía a marchar al descanso por detrás en el marcador.

Desconexión intolerable

La puesta en escena del Girona en el inicio de la segunda parte ha sido inaceptable e impropia de un equipo que intenta alejarse de la zona de descenso.

11 segundos. Este es el tiempo que el Eibar ha tardado en marcar el segundo gol del partido. Los vascos han colgado la pelota desde el círculo central, Sergi Enrich se ha impuesto a Pedro Alcalá en el salto y la pelota peinada la ha cazado Charles, que ha superado Bono con una sutil vaselina.

Cucurella Eibar Girona EFE

EFE

El gol ha sido el tortazo definitivo para el Girona, que en un instante ha perdido cualquier esperanza de remontar. Las desgracias nunca venden solas, y si no que le pregunten a Jonás Ramalho. El central derecho de los gerundenses ha cometido un penalti absurdo sobre Enrich -uno más esta temporada- y Charles lo ha transformado sin oposición.

Era el minuto 56 y el partido ya se había acabado. A partir de este momento Eusebio se ha rendido definitivamente y, como mínimo, se ha dispuesto a dar descanso a sus hombres más importantes. Aleix, Juanpe y Granell han dejado su lugar all Choco, Juanpe y Douglas Luiz, pero ya no había nada que hacer.

Para acabar de redondear la tragedia, Stuani ha marcado pero González González, con la ayuda del VAR, ha anulado el gol por fuera de juego.

El Girona tiene un problema muy serio. Los de Eusebio no ganan un partido desde el 25 de noviembre y firman un pésimo balance de 4 puntos de los últimos 27 posibles. Desde su llegada a Primera división Montilivi no había tenido que afrontar un partido o vida o muerte, pero las cosas ahora han cambiado. La próxima semana el Huesca visita el estadio gerundense en un partido que si no es una final, se parece mucho.