El Barça sufrió en Brujas un auténtico calvario por culpa de su fragilidad atrás. El conjunto belga, sin ser nada del otro mundo, desarboló como quiso el entramado defensivo blaugrana, con pases directos al espacio, demostrando que al equipo de Flick se le puede hacer daño con muy poco. "Para nosotros se trata de intensidad cuando estamos contra el balón y tenemos que estar atentos cuando ellos nos generan ocasiones con uno o dos toques. No se trata de la última línea defensiva, sino también del centro del campo. Lo estamos analizando y lo tenemos que mejorar", admitió Flick después del partido.
Y es que si algo ha quedado claro en estos primeros meses de temporada es que este Barça es defensivamente una sombra del que el curso pasado asfixiaba a sus rivales, obligándoles a atacar precipitadamente, lo que se transformaba en una auténtica colección de fueras de juego. Algunas voces apuntan a que la clave es el adiós de Íñigo Martínez, el encargado de liderar la línea de 4, aunque para Flick hay algo más, es un problema estructural, empezando por la presión de los delanteros.

20 goles encajados y solo tres porterías a cero
Sea como sea, lo cierto es que el Barça ha recibido esta temporada 20 goles en los 15 partidos que ha disputado. Solo ha sido capaz de dejar la portería a cero en 3 partidos, además de que suma ya 9 partidos seguidos encajando al menos un gol. En Champions ha recibido 7 goles en 4 partidos. Todas estas cifras hay que añadir el tipo de goles que se encajan, ya que la mayoría son después de rápidas transiciones que cogen desprevenidas a la defensa, acciones en las que el delantero rompe por poco el fuera de juego y encara al portero.
Flick no piensa variar la manera de jugar, no va a retrasar la línea defensiva, por lo que no queda otra que mejorar. "No es que queramos jugar de otra manera, somos el Barça y queremos jugar con nuestro estilo, siendo activos y efectivos y en algunos momentos fallamos. Tenemos que jugar mejor".

Un problema estructural
El problema, pues, es estructural. Con balón, el equipo ha dejado de ser preciso, lo que provoca pérdidas que permiten al rival construir ataques relámpagos con la defensa del Barça descolocada. Y en fase defensiva, tal y como afirma Flick, el problema empieza en los delanteros, que no presionan con la intensidad y precisión de la temporada pasada. A ello se añade el centro del campo, que tampoco se posiciona bien ni presiona en el momento que conviene.
A todo ello se añade la línea defensiva, que es evidente que no se mueve con la precisión de la temporada pasada, y cualquier error, como ha sucedido en tantas ocasiones este año, permite que el delantero rival se quede solo ante el portero. Además, con Joan Garcia lesionado también se han perdido aquellas paradas mágicas que en partidos de la máxima igualdad terminan significando puntos.