El empate 3-3 entre el FC Barcelona y el Inter de Milán en la ida de las semifinales de la Champions League dejó sensaciones contrapuestas en el entorno culé. Por un lado, se celebró el carácter del equipo al remontar un 0-2 adverso; por otro, se encendieron algunas alarmas individuales. Uno de los nombres que comienza a generar dudas en los despachos y en el cuerpo técnico es el de Dani Olmo.
El de Terrassa ha sido el gran fichaje para el Barça de Flick. No pudo ser inscrito en los dos primeros partidos de LaLiga, pero su primera aparición contra el Rayo Vallecano fue estelar. Fue el artífice de la remontada que dio la victoria a los culés. Las constantes lesiones musculares que ha sufrido este curso han afectado a su continuidad. Ha estado más tiempo en la enfermería que sobre el césped, y eso ha impedido que alcance el ritmo competitivo necesario. Aun así, ha firmado actuaciones estelares. Cuando ha estado ausente se ha notado.

Dani Olmo pierde la chispa
Sin embargo, la versión actual del exjugador del RB Leipzig dista mucho de aquella irrupción. Desde que ha vuelto de su última lesión, ha mostrado una versión irregular, lejos de su mejor nivel. En el Clásico de la final de la Copa del Rey frente al Real Madrid, su rendimiento fue gris. Pasó inadvertido en un partido donde el Barça necesitaba liderazgo y desequilibrio desde la segunda línea. Y la historia se repitió ante el Inter: escasa participación, poco peso en la circulación y una falta de chispa alarmante para un jugador de su perfil. Aunque tuvo un par de remates que obligaron a Sommer a intervenir, sus intervenciones no marcaron diferencia.

El enfado en el cambio no ha gustado en el vestuario
No solo preocupa no es solo su forma, sino también su actitud. Tras ser sustituido en la segunda mitad, Olmo mostró gestos evidentes de enfado, visiblemente molesto con la decisión de Flick. Aunque el técnico alemán intentó minimizar el gesto en rueda de prensa, en el vestuario no pasó desapercibido. Y no es la primera vez que reacciona así ante un cambio, lo que ya ha generado cierto malestar en parte del grupo.
El Barça necesita a todos sus efectivos a pleno rendimiento, y más aún a futbolistas llamados a marcar diferencias. La vuelta en San Siro será otra prueba de fuego, y en ella se espera un paso al frente del mediapunta catalán. De lo contrario, su estatus en el equipo podría empezar a tambalearse.