El Barça no jugará la final de la Supercopa de España después de regalar los últimos minutos del partido que este jueves ha disputado contra el Atlético de Madrid. Tal como pasó en Anoeta o en el RCDE Stadium, el equipo de Ernesto Valverde se ha desconectado de la realidad en los últimos instantes de la noche y, aunque ha firmado una gran actuación durante buena parte del duelo, lo ha acabado pagando caro.

El apagón generalizado del conjunto blaugrana ha sido un auténtico despropósito. Un despropósito porque lo cierto es que el Barça ha sido muy superior al equipo del Cholo Simeone durante buena parte del partido, con exhibición de Leo Messi incluida. El argentino ha marcado dos goles, uno de los cuales ha sido anulado, y ha regalado otro a Gerard Piqué, pero también ha sido invalidado. Justo, pero también rocambolesco.

El despropósito blaugrana, en definitiva, cuadra a la perfección en una competición que esta temporada ha sido un despropósito. La prueba más evidente es que la final la disputarán el Real y el Atlético de Madrid, dos equipos que el curso pasado no ganaron ni la Liga ni la Copa.

Y para acabar de redondearlo, todo ante una afición con pocos fundamentos futbolísticos, en un país completamente antidemocrático y con esteladas ondeando junto con escudos del Barça sin la cruz de Sant Jordi. Un despropósito.