Nueva cara y nueva filosofía del Barça en el estreno de Quique Setién, pero viejas costumbres. Leo Messi ha solucionado el partido de un Barça dominador e intenso después de un solitario gol en el tramo final para tumbar al Granada (1-0).

Recordando el estilo

A pesar del cambio de entrenador y en cierto sentido de filosofía, Setién no ha variado mucho el once titular. Ter Stegen ha vuelto a la portería, le ha dado confianza a Umtiti y a Arturo Vidal y el tercer atacante ha sido Ansu Fati. Pero a pesar de mantener el quien, el qué ha sido totalmente diferente. Desde el primer minuto se ha visto que la premisa sería jugar a través del balón y de los muchos pases.

El Granada, presionando muy arriba, se ha ido desgastando por los múltiples pases en corto de los blaugrana. Ter Stegen se ha convertido en un central más, desde donde empezaba cualquier jugada. Y nada de pases en largo. Messi y Griezmann, con libertad y cerrando hacia dentro, han sido dos falsos '9', y los extremos han sido para Fati y Jordi Alba.

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Cada vez que el Barça tenía la pelota, el sentido era el mismo: tocar, tocar y tocar y remover el planteamiento rival. Muy poco ha tardado el Barça en convertirse en el dueño del partido. Monopolio de la posesión. Pero lo cierto es que la mucha pelota no ha generado tantas ocasiones.

Un rival bien cerrado, teniendo claro que Setién plantearía este partido, ha cerrado la puerta una vez y otra al Barça. Como siempre, cuando Messi cogía el timón, se generaba peligro. Y cuando Messi ha querido, el Barça ha llegado al área rival.

El Barça no ha perdido las formas a lo largo del partido. Siempre ha sido coherente con su nueva filosofía, que ha recordado a tiempos pasados. Y además, uno de los grandes cambios ha sido la intensidad. Cada pérdida se convertía en uno o más de un sprint para recuperar la posesión.

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Messi, el de siempre

Pero es que aparte de la posesión, que ha llegado al 81,9% al final de la primera parte y ha seguido con la misma tónica durante el segundo tiempo, no llegaban las ocasiones. Seguía apareciendo Messi, el único que se atrevía a chutar, pero sin éxito.

Y si en el minuto 66 un palo de Eteki ha estado a punto de tumbar a un Barça incapaz en ataque, tres minutos después una segunda tarjeta amarilla para Germán ha dejado al Granada con 10 futbolistas. El Camp Nou ha respirado, se ha ilusionado con la entrada de Riqui Puig, y después de una recuperación suya Messi ha resuelto el partido a falta de un cuarto de hora.

Tenía que ser Messi, el de siempre y como siempre. Apareciendo entre la defensa rival después de un toque de espuela de Arturo Vidal dentro del área, y el argentino ha marcado con un toque suave con el pie derecho.

Y el Barça continúa con las victorias contra el Granada en el Camp Nou. En el partido 500 de Setién como entrenador y en el día de su debut en el banquillo ha acabado contento: jugando bien y ganando. Y el liderato todavía es culé. La posesión ha acabado siendo de un 82,6%. Claro, del Barça.