Exhibición de fútbol del Barça en la primera parte para superar a un Athletic Club que sólo ha disparado dos veces entre los tres palos de la portería de Ter Stegen (2-0). Los blaugrana se sobreponen a las bajas, alimentan su círculo virtuoso y arrancan otra hoja del calendario gracias a un Leo Messi estratosférico. Este equipo se abraza a la Liga y sigue soñando con el triplete.

Messi cambia tendencias

El club estaba preocupado porque el Barça ganaba y el Camp Nou no se llenaba. Los aficionados no respondían a la llamada de una plantilla que sortea la derrota cada fin de semana. Pero este quebradero de cabeza ya es historia. El nivel de Messi, por encima de la excelencia en la que ha acostumbrado al mundo del fútbol, ha sido un reclamo más que suficiente para revertir la situación. Ahora, el estadio se llena para aplaudir a unos jugadores que no tienen techo. Y el partido contra el Athletic lo ejemplariza.

Ernesto Valverde quiere ganar la Liga lo más rápido posible. El entrenador sigue superando los obstáculos que la temporada sitúa en su camino. Y siempre lo hace con acierto. Hoy, las bajas de Luis Suárez y Sergio Busquets suponían un reto. Dos piedras angulares que Ivan Rakitic y Paco Alcácer han sustituido sin que nadie lo notara.

Los primeros 15 minutos de la primera parte han sido primorosos. Fútbol total para guardar en un lugar privilegiado del museo del club. El Barça generaba ocasiones sin querer, con la defensa plantada en el medio del campo. El Athletic perseguía sombras y empezaba a asumir un desenlace inevitable. Una falta de Messi que rozaba la escuadra ha sido el aviso de una tormenta de juego que ha desembocado en el 1-0. Álcacer sólo ha tenido que empujar un regalo de Jordi Alba, exuberante en ataque.

¿Neymar?

Los palos salvaban la vida a los vascos, que eran incapaces de encadenar tres pases. La comparación entre los dos equipos era sangrante. Al Barça le salía todo bien y el Athletic era un invitado de lujo a la fiesta que empezó con el 3-0 contra el Chelsea. Philippe Coutinho ha hecho tambalearse el larguero de Kepa antes de que el fútbol fuera justo con un Messi entregado en cuerpo y alma. Ousmane Dembélé encontraba al '10' en la frontal del área para repetir la jugada con la que ha hecho fortuna. Control orientado y disparo enganchado al palo. Dos toques letales de su pierna izquierda. 2-0 y abrazo entre dos jugadores que empiezan a construir una sociedad ilimitada.

Con los tres puntos en el bolsillo, el equipo ha utilizado los minutos para consolidar la idea de que su sistema defensivo no tiene fisuras. Samuel Umtiti, Gerard Piqué, Sergi Roberto y compañía no cometían errores, tampoco cuando el Athletic ha cambiado de guion y ha salido de la cueva para ir a buscar al Barça.

Los 84.000 espectadores que llenaban el estadio han aprovechado el partido para pedirle a Andrés Iniesta que siga jugando de blaugrana. La afición todavía no quiere admitir que los millones de China se pueden llevar a su brújula. Una figura que ha llevado al club a otra dimensión. Iniesta, con casi 30 minutos, ha demostrado que sus botas todavía tienen mucho fútbol. Para un, dos o tres años más.

El Camp Nou hacía la ola porque el Barça, en el césped, dosificaba esfuerzos que pueden ser diferenciales en el tramo final de la temporada. El gran mérito de la plantilla supone haber conservado intacto el reto del triplete. El equipo se marcha al parón internacional con la moral por las nubes y clava la vista en un mes de abril en el que pueden caer dos títulos.