La llegada de Marcus Rashford al FC Barcelona fue uno de los grandes titulares del mercado de verano. El delantero inglés, tras varios años de altibajos en el Manchester United y una cesión irregular en el Aston Villa de Unai Emery, buscaba un nuevo impulso en su carrera. Su insistencia y la oportunidad que ofrecía el Barça culminaron en un préstamo para la temporada 2025-26 con una opción de compra incluida.
Sin embargo, el inicio de Rashford en la disciplina culé está muy lejos de lo esperado. Tres partidos disputados y cero goles reflejan un arranque frío, que contrasta con las expectativas generadas en torno a su fichaje. En el club, donde confiaban en encontrar un atacante desequilibrante, ya le han transmitido un mensaje claro: deberá elevar su nivel si quiere quedarse en el Camp Nou más allá de junio.

Un reto deportivo y mental
El Barça ve en Rashford un perfil diferente al de otros delanteros de la plantilla, con capacidad para atacar espacios y ofrecer profundidad en el frente ofensivo. No obstante, hasta ahora el inglés no ha logrado adaptarse al ritmo del equipo ni mostrar la determinación que se le exige a un atacante de élite. Su falta de eficacia no pasa desapercibida en un contexto en el que cada minuto de juego es examinado con lupa.
Más allá de los números, en el club insisten en que el reto de Rashford es también psicológico. Recuperar confianza, sentirse importante y mostrar regularidad serán claves para que la dirección deportiva considere activar la opción de compra. El Barça necesita un futbolista decisivo, no solo una alternativa de rotación.

La decisión, en sus manos
La cesión del inglés ofrece al Barça un margen de prueba que ahora juega en su contra. Si no hay un cambio de dinámica, la opción de compra se desvanecerá y Rashford deberá regresar a Manchester en busca de otro destino. La exigencia es máxima y el tiempo corre en su contra: el calendario no espera y los próximos meses marcarán su futuro inmediato.
La ecuación es sencilla: goles, implicación y constancia. Si el inglés responde en esas tres áreas, tendrá opciones de quedarse en Barcelona y convertirse en una pieza importante del proyecto de Hansi Flick. De lo contrario, su etapa culé será solo un paréntesis en su carrera.