Balánsiya/València; 9 de octubre de 1238. Hace 785 años. El rey catalanoaragonés Jaime I tomaba posesión —formal y protocolariamente— de la ciudad andalusí de Balánsiya; que, a partir de aquel momento, recuperaba su nombre histórico de raíz latina. La antigua Valéntia romana y visigótica y pasaba a llamarse València. La población andalusí (descendientes de árabes, de bereberes y de población autóctona islamizada) que había residido allí durante siglos fue, en buena parte, expulsada; como lo pone de manifiesto el Llibre del Repartiment, y la ciudad fue reocupada por los vasallos de los dirigentes de aquella empresa militar (el rey, las jerarquías eclesiásticas y la nobleza militar). Aquellos nuevos pobladores, que se identificaban como catalanes y que hablaban catalán, serían los creadores de la primera sociedad valenciana surgida de la conquista.

No obstante; esta tesis, ampliamente estudiada por investigadores como Stefano Cingolani, Pierre Guiché o Vicent Baydal; y aceptada por toda la comunidad académica internacional; todavía tiene sus detractores. Que, sin la más mínima base de conocimiento de la historia, se abonan en la idea de que el archivista del siglo XIX Pròsper de Bofarull (movido por su pérfida ideología foralista catalana) falseó el Llibre del Repartiment, con el propósito de crear un nuevo relato. Y que, sin tener un mínimo conocimiento filológico, se abonan en la idea de que el valenciano es una evolución del latín vulgar del territorio, que se hablaba en la época romana y visigótica (siglos II a.C. a VIII a.C) y que se conservó y transportó durante el oscuro túnel de la dominación árabe (siglos VIII en XIII) hasta la llegada de las huestes de Jaime I.

Una de las representaciones cartográficas más antiguas del reino de Valencia (1584). Fuente Cartoteca de Catalunya
Una de las representaciones cartográficas más antiguas del reino de València (1584). Fuente: Cartoteca de Catalunya

¿Qué dice, concretamente, la investigación académica sobre este tema?

La investigación historiográfica moderna hace décadas que trabaja con la idea de que la identidad catalana surgió antes de la conquista de València. Y, recientemente, el historiador italo-catalán Stefano Cingolani ha explicado y defendido que la sociedad catalana de la segunda mitad de la centuria de 1100 (el siglo anterior a la conquista de València) ya había iniciado el proceso de formación de esta identidad. Ya había sido documentado el gentilicio "catalán" (1114). Este proceso, que fabrican las clases dirigentes, abarca todas las capas de la sociedad a partir del momento en que el condado independiente de Barcelona ha sometido a vasallaje el resto de condados independientes de su alrededor, y se consolida por la necesidad de dotar de una identidad a la sociedad resultante de aquel proceso expansivo.

¿Qué más dice la investigación académica?

Por lo tanto, cuando se produce la conquista y repoblación de València, aquellos colonos que llegan con las huestes de los barones feudales del conglomerado barcelonés, ya se identifican como catalanes y tienen la plena conciencia de que su lengua es el catalán. Otra cosa sería el número de colonos catalanes que participan en esta empresa, y su capacidad para trasplantar su lengua a València. Pero el historiador valenciano Enric Guinot ha estudiado el origen de 40.000 apellidos de pobladores valencianos entre 1240 y 1420 (que representarían a la práctica totalidad de los 200.000 habitantes cristianos del reino valenciano bajo-medieval); y ha demostrado que el 65% de esta masa eran de procedencia catalana, el 30% de procedencia aragonesa, y el 5% restante, de otros lugares (languedocianos, provenzales, navarros, bearneses).

Retrato coetáneo de Jaume I. Font Enciclopèdia
Retrato coetáneo de Jaime I. Fuente: Enciclopedia

El pretendido "eslabón perdido"

¿El historiador valenciano Vicent Baydal autor de "Los valencianos, desde cuándo somos valencianos? , proclama que la comunidad historiográfica internacional (la española, también), hace décadas que sabe que las lenguas románicas peninsulares que quedaron bajo dominación árabe desaparecieron a caballo entre los siglos XI y XII, con el régimen de fanatismo islámico impuesto por almorávides y almohades. València no fue una excepción. El historiador valenciano Manuel Sanchís Guarner ya lo demostraba en 1956 con "Els parlars romànics anteriors a la reconquesta de València" y lo confirmaba en 1972, con "La llengua dels valencians". Toda la investigación historiográfica, arqueológica, antropológica y filológica concluye que cuando Jaime I inicia la conquista de València (1229), no hay comunidades de confesión cristiana ni de lengua románica en el territorio.

¿Dónde está el pretendido "eslabón perdido"?

Este pretendido "eslabón perdido" no existe. Desapareció, totalmente, durante el siglo XI y XII. Según los historiadores y filólogos Josep Maria Nadal y Modest Prats, "la invasión almorávide (1086) comportó una auténtica africanización del país". El historiador valenciano Ernest Martínez Ferrando dice que serían "una oleada de fanatismo y de intolerancia: víctimas propiciatorias serían sobre todo los mozárabes". Y, finalmente, el filólogo gallego Ramón Menéndez Pidal, nada sospechoso de simpatizar con el "pérfido pancatalanismo", diría que después de la derrota y muerte del Cid (1102), buena parte de los mozárabes (que según el viajero árabe Ibn Sida eran cristianos, pero ya tenían el árabe como lengua propia) emigraron a Castilla (en un exilio más confesional que cultural) acompañando a la viuda y las huestes supervivientes del Campeador.

Representación moderna de la entrada de Jaime I a valencia. Fuente Museo de Bellas Artes de Castellón
Representación moderna de la entrada de Jaime I en València. Fuente: Museo de Bellas Artes de Castellón

El último testigo del "eslabón perdido"

Manuel Sanchís Guarner, de nuevo, nos explica que después de la evacuación ordenada por la viuda del Cid (1102), todavía permaneció un pequeño contingente mozárabe. Ahora bien, estos últimos testigos de la cultura romana y de la religión cristiana, obligados a hablar y a orar en la clandestinidad, tuvieron una existencia efímera. Tan solo un cuarto de siglo escaso más tarde (1126) se comprometieron con la empresa conquistadora del rey Alfonso I de Aragón. Aquella empresa se saldó con un estrepitoso fracaso, Parte de los que habían dado apoyo lo acompañaron en la retirada a Aragón por temor a las terribles represalias de los almorávides. Y los que desafiaron el terror, fueron deportados a Fes y a Marrakech. Los últimos pueblos mozárabes (Atzaneta, Vall d'Uixò, Soneja, Senija o Pego) quedaron vacíos y fueron reocupados por la emigración bereber de las tribus Zanata y Sinhaga.

¿Entonces, por qué esta insistencia por hacer creer que el valenciano no es catalán?

El historiador aragonés Antonio Ubieto, que nunca escondió sus simpatías por la ideología nacionalista española, invirtió grandes esfuerzos en intentar demostrar que el valenciano no tenía ninguna relación con el catalán. Defendía que, durante la etapa andalusí (siglos VIII a XIII), los árabes nunca fueron un grupo numeroso y nunca consiguieron imponer su lengua al conjunto de la población valenciana; y que, aquella sociedad fue, siempre, bilingüe: el árabe fue la lengua de la cultura y el latín vulgar fue la lengua popular de uso cotidiano. Pero esta teoría se hunde cuando conocemos la investigación de los historiadores tunecinos Baccouchee y Skik, que demuestran que los bereberes que participaron en la ocupación árabe de la península (siglos VIII a IX), no adquirieron la lengua árabe hasta pasados dos siglos de la invasión (siglo X).

Libro de Repartos de Valencia. Fuente Archivo de la Corona de Aragón
Llibre dels Repartiments de València. Fuente: Archivo de la Corona de Aragón

El "eslabón perdido" solo está en la mente de unos cuantos fanáticos

Es decir que, durante los tres primeros siglos andalusíes (VIII en X), en el territorio de Balansiya no convivieron dos lenguas... sino tres!!!. Pero lo que es definitivo es la investigación de la historiadora catalana Dolors Bramon que ha demostrado que el texto con el que trabajó Ubieto está mal traducido. La pretendida mayoría demográfica del mozárabe queda desmentida. A todo eso, sumamos el resultado de la investigación de muchos otros historiadores que demuestran, que, después de la conquista catalanoaragonesa (siglo XIII); la única lengua generalizada de los moriscos que no fueron expulsados era el árabe. Entonces... ¿dónde estaba el "eslabón perdido"? Como dice el historiador Rafael Cano Aguilar, que ha estudiado sobradamente la relación entre el castellano y el andaluz; el "eslabón perdido" —en el andaluz y en el valenciano—, solo está en la mente de unos cuantos fanáticos.