Hace un mes y medio, la editorial RBA comunicaba que había concedido su premio de novela policíaca, dotado con 125.000 euros, a Walter Mosley por Traición, su última obra. De esta forma el autor de las novelas del detective Easy Rawlings, como El demonio vestido de azul o Betty la negra se sumaba a una lista de ilustres galardonados que incluía desde Andrea Camilleri hasta Philip Kerr, pasando por Ian Rankin o Benjamin Black. La novela premiada, Traición, no está protagonizada por Easy Rawlings,sinó por el ex policía Joe King Oliver, un nuevo personaje que Mosley no descarta que protagonice nuevas obras, y que no habla de Los Ángeles a los años 1950 y 1960, sino que sitúa su acción en el Nueva York actual.

Walter mosley RBA

Foto: RBA.

Desfile de miserias

Walter Mosley, heredero de clásicos como Chandler o Hammet, en Traición vuelve a recuperar el espíritu más puro de la novela negra sumergiéndonos en los aspectos más oscuros de la sociedad norteamericana. Un mundo de drogas, de extorsión, de robos, de asesinatos, de torturas... Y, como las novelas negras más clásicas, los bajos fondos tienen conexión directa con las élites sociales. Los peores delincuentes no son los de los ghettos, que a menudo acaban en la prisión, sino los de las grandes casas, que con frecuencia disfrutan de práctica impunidad. King Oliver es un cazador, pero de repente se encuentra acosado por alguien que probablemente actua desde arriba. En una ocasión anterior King, cuando era policía, ya fue acusado falsamente y vio su carrera destruída por una maquinación; en el momento en que se sitúa la trama de la novela, Oliver vuelve a ser perseguido y tiene que huir para intentar evitar ser capturado por los que le persiguen, que son muchos y muy poderosos.

Avanzar con el pasado

King Oliver es un individuo que no duda en actuar de forma brutal, cuando hace falta. Pero que tampoco duda al ayudar a la gente, incluso si eso supone, de vez en cuando, ignorar sus obligaciones legales. Eso implica que se crea toda una red social que no le abandonará, ni en los momentos más duros. El detective de esta novela es un hombre que intenta hacer justicia con la ayuda de todo tipo de fugitivos, pero también de los viejos colegas de la policía. King Oliver acaba siendo un puente entre dos mundos, pero siempre con un comportamiento moralmente irreprochable. En realidad, el único problema que tiene el protagonista es haber sido demasiado aficionado a las mujeres 10 años antes; su vida ha sido destruida por haberse dejado arrastrar a la cama por una mujer. Este es, sin duda, el aspecto menos sólido de la novela. El personaje principal es tan modélico, tan irreprochable, que acaba fatigando al lector. Es uno Roben Hood moderno, sin fisuras, metido en un universo de podredumbre.

Volver a los orígenes

Sin embargo, sin duda, Traición tiene lo mejor de Mosley, su capacidad de hundirse en laberintos de violencia, agresividad y delincuencia. King Oliver está metido en lo peor de lo peor, pero, en paralelo, intenta construirse un universo particular en el qué sobrevivir a la podredumbre del ambiente. Y es el contraste entre estos dos mundos el que da a Traición el inconfudible sello Mosley, el que hizo triunfar a La muerte escarlata, Beso canela o Betty la negra.