La vida no tiene un género definido, acostumbra a bascular entre el drama, la comedia, la intriga y el terror, y seguramente es por eso que la búsqueda de la felicidad se vuelve tan errática y los tráficos cotidianos son una extraña suma de grandes momentos y situaciones de mierda. Miras hacia el pasado con nostalgia y sentimentalismo pero también arrugas la nariz cuando chocas con recuerdos furtivos de experiencias que querrías olvidar; a veces te sientes la persona más afortunada y también la más miserable, o hay días que te comerías el mundo y otros en que su peso te hunde los hombros.

Es una frágil, e invisible, línea que te refleja a la persona que querrías haber sido, la que eres y la que intuyes que acabarás siendo. Y es en este punto, en este cruce de evocaciones, esperanzas perdidas y futuros inciertos, que se mueve la magnífica Tiny Beautiful Things, una serie estrenada en Disney Plus a partir del libro de Cheryl Strayed que tiene la singular virtud de golpear, emocionar y divertir sin forzar la historia ni endulzar a los personajes; es la perfecta síntesis de nuestros debates interiores y un foco hacia aquellas cosas de uno mismo que a menudo quedan fuera de plano en las ficciones actuales.

Foto Tiny Beatiful Things 1

La protagonista, Clare, es una mujer que raya los 50 ("¡tengo 49!" exclama en unas cuantas ocasiones, especialmente como réplica a la tentación de retirarla prematuramente de la vida en sociedad) que tiene una vida tirando a desastrosa. Marcada profundamente por la pérdida de su madre, su matrimonio se tambalea por su inestabilidad emocional, ha perdido toda conexión con su hija adolescente y su trabajo en una residencia de ancianos está bajo investigación por un equívoco desafortunado. En medio del caos, un viejo amigo le hace una propuesta inesperada: que escriba una columna con consejos sentimentales bajo el seudónimo "Dear Sugar". Por descontado que cree que es la última persona que tendría que dar consejos a nadie, pero la introspección constante para entender los propios errores la lleva a aceptar el reto, haciendo que sus palabras acaben convirtiéndose en una ventana en las páginas no cerradas de su vida.

La serie nos interpela porque habla de aquellas cosas que no se superan nunca, sino que simplemente aspiramos a entender y convertir en compañeras de viaje

Producida por Reese Witherspoon y Laura Dern, Tiny Beautiful Things tiene, entre sus muchos aciertos, que no pretende que sus personajes te caigan necesariamente bien. La protagonista, como la fauna humana que lo rodea, es poliédrica, imperfecta, profundamente humana, un ser roto que no aspira a coser nada, sino a convivir con sus añicos. La serie nos interpela porque habla de aquellas cosas que no se superan nunca, sino que simplemente aspiramos a entender y convertir en compañeras de viaje. Lo hace con un estilo de tragicomedia muy efectivo, porque en todo momento transmite honestidad y sencillez. Altera la linealidad narrativa para que pasado y presente se vuelvan un juego de resonancias, pero nunca abusa ni estropea la nitidez de sus mensajes. Al frente de todo eso encontramos este milagro llamado Kathryn Hahn, una de las grandes actrices de su generación, con una habilidad extraordinaria para capturar los matices de sus personajes. Aquí el podio es compartido, ya que Sarah Pidgeon, la actriz que interpreta a la protagonista a los veintipocos años, también da un recital.