Quedamos con Laia Marull y Sergi López en un Renoir Floridablanca destartalado por las obras. Hay hombres trabajando para que el establecimiento abra pronto al público, para este septiembre que justo empieza. Los dos actores están aquí para promocionar la nueva película que protagonizan, La terra negra de Alberto Morais. El director nació en Valladolid y ahora vive en Madrid, pero es hijo adoptivo de Valencia, donde creció. Morais dice que siempre lleva encima la infancia, y que por eso hace películas en valenciano: ahora lo ha hecho en La terra negra, y ya lo había hecho en la película Las olas, también protagonizada por Laia Marull.
Me vino como un fogonazo la primera vez que vi a Laia Marull en el cine. Yo aún era una niña cuando la vi interpretando a Pilar, la mujer maltratada de Te doy mis ojos, de la directora Icíar Bollaín.
Si en Las olas el director Alberto Morais nos habla de un trayecto desde Valencia hasta Argelès-sur-Mer, el destino que corrieron muchos republicanos españoles tras la victoria de Franco, La terra negra también tiene latente la crítica social, en este caso contra la xenofobia. En esta última película, Sergi López encarna a Miquel, un trabajador agrícola que viene de fuera para trabajar en el molino y en la casa de María, interpretada por Laia Marull, y de su hermano, Àngel.
¿Cuántas películas habéis hecho juntos, Laia y Sergi?
Sergi López: Hicimos Lisboa. Después hicimos Pa Negre, coincidimos un momento.
Laia Marull: En Pa negre coincidimos un momentito de nada. Después Quatretondeta. También un momentito de nada. ¿Qué más? Luego hacíamos de marido y mujer en La inocencia, que éramos los padres de la niña.
Sergi López: La inocencia, sí, sí, de Lucía Alemany.
Laia Marull: Sí. La terra negra es la quinta. Quinta, niño, quinta.

¿Cómo ha evolucionado vuestra relación a lo largo de cinco películas?
Laia Marull: Como actores la relación no ha cambiado mucho, porque al final somos dos actores que nos admiramos y que no trabajamos de maneras diferentes. Como actores siempre nos encontramos. Las películas que hemos hecho juntos y los roles que hemos interpretado sí que eran como la noche y el día, casi.
Sergi López: En La inocencia hacemos una pareja... más convencional. También es una película más costumbrista. Esta peli, La terra negra, tiene algo simbólico, los personajes son muy sobrios, casi no actuamos. Pero la relación que tenemos en La terra negra es mucho más tierna que en La inocencia. La ternura es mucho más importante en esta pareja que en la otra.
Laia Marull: Sí, en La inocencia no había ternura por ninguna parte. Y también a Lucía Alemany le gustaba trabajar con un poco de improvisación por el medio y así. Aquí, en cambio, estamos, como dice él, desde un lugar mucho más sobrio, pero en un mundo muy duro. A pesar de la dureza, Maria y Miquel son dos personajes que se miran mucho, se encuentran mucho, también se admiran y es...
Sergi López: Yo pienso que los dos encuentran en el otro alguna especie de salvación.
¿La terra dura es una película sobre la xenofobia?
Laia Marull: Yo creo que para él explica más en el sentido de una sociedad que está dispuesta muy fácilmente a señalar al diferente, al que no ha salido adelante, al que no ha triunfado en la vida. O que si has pasado por una prisión, como es el caso del personaje de Sergi, eres un paria de la sociedad. Al fin y al cabo, eres el elemento distorsionador, el elemento que pone en cuestión el statu quo.
Sergi López: Sí, de hecho, la peli tiene algo de… Es una peli antifascista de alguna manera. Porque, de hecho, a través de este mundo rural, yo pienso que se retrata una sociedad como el Estado español, una tierra sembrada de fascismo. Y cuando el franquismo no se ha marchado del país y ha construido esta pseudo democracia que vivimos, sobre tierra sembrada de fascismo es difícil que crezca la ternura.
Hay un brutalismo rural, una lucha por la tierra que hace que la película parezca un western.
Sergi López: Yo pienso que habla de este mundo... El mundo rural lo utiliza porque hay ese vínculo con la tierra, con la propiedad privada, con las armas. Un mundo testosterónico, misógino, en el que el papel de la mujer está muy sujeto a una mirada crítica; un mundo construido por hombres.
Laia Marull: Un mundo de intolerancia.
Sergi López: Absoluta.
Laia Marull: Es verdad que se ambienta en el mundo rural, pero porque, digamos, en una ciudad todos pasamos más desapercibidos. Pasará exactamente lo mismo, pero quizá será más difícil encontrar los elementos, y en el mundo rural esos elementos, en una tierra negra árida e inhóspita, surgen y se ven, son visibles.
¿Es un ángel Miquel? ¿Qué tiene de religioso La terra negra?
Sergi López: Alberto, que es un director muy particular, muy distinto con una mirada muy suya, muy personal, no es un tío religioso, pero en cambio vive, ha crecido en este país, el Estado español, y entonces esta idea litúrgica o religiosa, la iconografía de la bondad, del milagro, de lo que viene de arriba, de esa mirada vertical, yo pienso que la tiene bastante, ¿no?
Laia Marull: La peli tiene claras referencias a nombres o pasajes, digamos, que todos reconocemos de la vida de Cristo. Sí, pero él se la apropia para contar la historia que está contando, que es desde un lugar, yo creo, mucho más humanista, mucho más... No lo sé, en otra entrevista me recordaban que él pudiera ser un ángel y dices, es verdad. Creo que Alberto Morais está en un momento en que se siente como en una especie de Tercera Guerra Mundial, en el sentido de cómo está el mundo, de cómo el fascismo está creciendo en esta sociedad en la que estamos metidos, y está buscando esa humanidad perdida, esos seres desheredados que necesitamos explicarnos, reexplicarnos y ser alguien en medio de tanta barbarie.

Sergi, interpretaste al protagonista de O que arde de Óliver Laxe. ¿Qué similitudes hay entre él y el personaje de Miquel en La terra negra?
Sergi López: Los dos personajes se parecen un poco porque tienen una parte de inocencia. Los dos son carne de patíbulo y están hechos para sufrir, para ser víctimas. Tienen esa bondad un poco natural que en un mundo fascista no es bienvenida.
Laia, recuerdo verte hace muchos años en Te doy mis ojos. Interpretabas a una mujer maltratada. En La terra negra haces un personaje muy distinto.
Laia Marull: Esa es la gracia de nuestra profesión, que un día haces una cosa y otro día haces otra. Ahora mismo tengo en cartelera una comedia medio alocada que se llama Les irresponsables, que coincidirá con La terra negra en los cines y que no tiene nada que ver. Tuve mucha suerte de poder hacer Te doy mis ojos y hablar, después de muchos años de tabú, de un tema muy vigente en nuestra sociedad que, por desgracia, sigue vigente. De alguna manera, mi personaje en Te doy mis ojos está en el imaginario de casi todo el mundo en este país y estoy muy orgullosa de haber estado allí.
Hablemos un poco de la tensión a la que os somete el director Alberto Morais: él os hace ser muy sobrios, pero vosotros queréis actuar. ¿Cómo lo vivís?
Sergi López: Yo me encuentro muy bien. El trabajo que hacemos es una pasión, según cómo también es una obsesión. Acercarme a un personaje a través de la sobriedad, a través de no hacer nada, es evitar construir el personaje con cosas exteriores o superficiales. Para actuar como Morais nos marca tenemos que intentar buscar algo dentro, y yo eso lo encuentro interesante. Claro que a veces él insistía en ese “no hace falta que hagáis nada” y nosotros le respondíamos que algo tenemos que hacer, pero creo que es una tensión creativa interesante.
Laia Marull: Y en este caso la sobriedad iba muy bien para la historia que contábamos, porque es una historia en la que hay muchas cosas soterradas, que quedan por decir. Y yo creo que al director le iba muy bien esta manera de actuar con la mínima expresión para explicar y para explicarnos, y para descubrirnos como personajes. Al fin y al cabo, son dos seres heridos que se van desnudando el uno al otro, ¿no?
Sergi López: Y que se salvan el uno al otro, sí, sí.
Y luego está el protagonismo, ¿no? De entrada el protagonista es Miquel, y después, en cambio, es María.
Laia Marull: En la segunda mitad de la película, Miquel me traspasa la energía. María es un personaje que se lo pone muy difícil, que se crea unos retos y unas dificultades que quizá no harían falta, pero que ella ve necesarios. Y si pone el dedo en la llaga donde toca es porque Miquel le ha dado la fuerza y la determinación para hacerlo.