Hoy proponemos una ruta en coche para conocer una zona de los Pirineos excepcionalmente bonita que preserva algunas de las mejores iglesias románicas del mundo. No se trata de grandes catedrales ni de monumentales basílicas, sino de simples iglesias rurales, de una gran belleza, que se han conservado a la perfección y que se integran perfectamente en el entorno. Nueve templos de la Vall de Boí han sido catalogados como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Lo más sorprendente es la alta densidad de iglesias en una área tan poco poblada. La Vall de Boí es una zona idónea para aprovechar el turismo cultural y también disfrutar de la naturaleza en esta zona de alta montaña.

Santa Maria de Taüll. Turisme de l'Alta Ribagorça.

La Alta Ribagorça

Para llegar a la Vall de Boí hay que llegar a El Pont de Suert, en la Alta Ribagorça y desde allí tomar la carretera de Vielha para desviarnos en el kilómetro dos hacia el este. Allí tomaremos la L-500 que nos lleva hasta la zona donde hay los templos románicos. La posibilidad más fácil es alojarse en la misma Vall de Boí y desde allí hacer excursiones en coche a los diferentes pueblos donde hay las iglesias. Las nueve iglesias catalogadas están en un área bastante reducida, y podemos visitarlas en el orden que prefiramos, en función de nuestros horarios. Tenemos una iglesia situada más en el sur, la Assumpció de Cóll, un conjunto de cuatro iglesias en la zona de Barruera (Sant Feliu de Barruera, Santa Maria de Cardet i la Nativitat y Sant Quirc de Durro), y cuatro iglesias más, probablemente las más espectaculares, al norte, en la zona de Boí-Taüll: Sant Joan de Boí, Santa Eulàlia d'Erill la Vall y Sant Climent y Santa María de Taüll. Antes de empezar la visita de los templos, vale la pena visitar el Centro de Interpretación del Románico situado en Erill la Vall. Se puede escoger comprar la entrada de los diferentes templos por separado o en bloque, con abonos. Está también la posibilidad de apuntarse a visitas guiadas.

 

Taüll

En el pequeño núcleo de Taüll hay, a escasa distancia, dos iglesias del siglo XII de gran belleza: Sant Climent i Santa Maria. Lo más inusual es que ambas fueron consagradas en días consecutivos. Dos grandes iglesias para este pequeño pueblo. Sant Climent suele ser el emblema de esta zona: su alto campanario lo hace resaltar sobre otras obras del mismo periodo. Tiene planta basilical, con tres naves y tres ábsides, y el techo muy simple, a dos aguas. Sus muros tienen pocas aberturas y están decorados con arcos ciegos, como es típico en el románico lombardo. La iglesia de Santa Maria era muy similar a la de Sant Climent, pero sufrió muchas reformas en el siglo XVIII, por lo cual no ha mantenido tan bien su aspecto original (aunque últimamente ha sido restaurada para devolverle su antigua forma).

Iglesia de Sant Joan de Boí. Fotografía: Turisme de l'Alta Ribagorça.

El menos conocido

Si Boí y Taüll son los templos más conocidos, quizás no son los que tienen más encanto. Tal vez Sant Quirc, en medio de la montaña, es la iglesia más acogedora, si la contemplamos con su entorno. Su ubicación parece ser que tiene relación con las fiestas de Sant Joan, las famosas "fallas". Sant Joan de Boí es la iglesia mejor preservada del valle, y es donde mejor podemos imaginarnos cómo eran las iglesias medievales. Erill la Vall tiene un campanario muy alto, que está perfectamente alineado con el de Boí y con el de Sant Climent de Taüll (los estudiosos del románico todavía no han podido explicar el motivo de esta peculiar situación). Durro quizás había sido la iglesia más monumental de la época, pero ha sido la más alterada con el paso del tiempo: tiene partes góticas y barrocas. Barruera tiene elementos muy antiguos, aunque ha sufrido transformaciones a lo largo del tiempo. La más original de estas iglesias es la de Cardet, que aprovecha el desnivel del terreno, y gracias a eso tiene una cripta, excepcional en este tipo de templos. La Assumpció de Cóll es el templo donde los elementos originales se han conservado mejor: incluso mantiene tres pilas románicas: la bautismal, la de agua bendita, y la de aceite.

Ábside de la iglesia de Santa Maria de Cardet: Fotografía: Turisme de l'Alta Ribagorça.

La historia de un románico

Las iglesias de esta zona pertenecen todas a un mismo estilo arquitectónico: se hicieron entre los siglos XI y XII, siguiendo el modelo del románico lombardo. Se cree que se contrataron a algunos maestros de obra procedentes del Norte de Italia, y que éstos importaron el estilo lombardo. Los nueve templos de la zona fueron realizados cuando la Iglesia católica tenía un papel dominante en esta zona a través del obispado de Roda d'Isàvena. Pero no sólo eran un lugar de culto: las iglesias también servían como sitio de encuentro de la comunidad y, además, como un elemento de defensa frente a los enemigos (se cree que los altos campanarios funcionaban como torres).

Pinturas del ábside de Sant Climent de Taüll. Fotografía: Turismo de la Alta Ribagorça.

Las pinturas

Las iglesias de la zona estaban cubiertas por unas pinturas murales típicas del románico (solían estar presididas por el Pantocrátor, el Cristo Majestad sentado sobre una mandorla), rodeado por el Tetramorfos, la representación de los cuatro evangelistas. El más espectacular de estos frescos era el de Sant Climent de Taüll. Entre 1919 y 1923 las pinturas de Boí, Taüll y otros templos, fueron extraídas por especialistas, por miedo a su deterioro. Ahora, se conservan en el Museu Nacional d'Art de Catalunya, y en la Vall de Boí se exponen reproducciones. En este museo barcelonés también hay restos de las piezas escultóricas de la iglesia de Erill la Vall.

Estany Tort de Colieto. Fotografía: Josep Borrut. Wikipedia.

Más allá del románico

Aunque el aspecto más destacado de la Vall de Boí es el arte románico, ésta es una zona de montaña espectacular por su entorno natural. Es, pues, una zona ideal para dar paseos en verano. Y es una de las puertas al Parque Natural de Aigües Tortes i Sant Maurici. Los aficionados a caminar que estén bien entrenados, pueden hacer buenas excursiones por esta zona: hacia Sant Maurici, hacia el Estany Negre... Los que prefieran otras actividades, pueden hacer barranquismo, ir con BTT, practicar el rafting, o dedicarse a la pesca. Y los que prefieran la tranquilidad absoluta, pueden ir al balneario de Caldes de Boí, donde hay fuentes de aguas mineromedicinales y se dispone de una gran diversidad de remedios medicinales basados en la hidrología.

 

Fotografía de portada: Sant Quirc de Durro. Turisme de l'Alta Ribagorça.