Delay, anglicismo que se conoce como tiempo de retraso: tiempo aleatorio que una estación transmisora espera, generalmente después que se haya producido una colisión de paquetes de datos, antes de volver a hacer un intento de transmisión. También lo podemos traducir como un retraso: diferencia de tiempo existente entre la señal de salida y el de entrada en un sistema de transmisión, un amplificador, un dispositivo, un circuito, etc. Representa el tiempo que la salida de un circuito o de un sistema electrónico tarda en responder a un cambio de valor en la entrada. Casos particulares de retraso son los tiempos de subida y bajada o los retrasos de propagación. Estas dos definiciones son las que da el Termcat para entender lo que sufrí, y sufrieron, todas las personas que hemos asistido a un concierto de Rosalía. No me atrevería a decir, de forma rotunda, que se ha vivido en todos los conciertos. Sencillamente porque no he podido hablar con una persona aleatoriamente que ha estado en Almería, Madrid o Bilbao, por poner tres ejemplos. Pero sí puedo constatar que en el segundo concierto del domingo que hizo al Palau Sant Jordi lo viví en directo y también me lo han comentado amigas y periodistas que la vieron en el último concierto en Mallorca o el primero que hizo en Barcelona.

"Es un error y punto"

Y sinceramente, no lo entiendo. No lo entiendo desde una vertiente técnica que desconozco y, a buen seguro, los expertos me podrán dar una respuesta. Pero considero que como espectadora del concierto no tengo que entender las justificaciones de un error. Es un error y punto. Y uno lo puede tener todo el mundo, pero cuando se convierte en un comentario compartido con otros que también lo han visto en directo en otros conciertos, se convierte en un error crónico que una diva como ella no puede tolerar. No hay que decir que, si pagué mis 85 euros para ir a pista a ver Rosalía es porque me gusta cómo canta, me transmite alegría y buen rollo y considero que, dentro del panorama musical actual, marca las diferencias. Y en esta vida, a veces es más importante ser original y hacer cosas diferentes que llegar a una excelencia suprema, pero no ser capaz de llegar al fondo de las personas. Es como la belleza, es bien subjetiva y las imperfecciones son las que acaban convirtiéndose, muy a menudo, en los rasgos identificativos únicos y más aplaudidos. Me justifico de entrada porque soy bien consciente de que es moda cargarse a las personas que tienen éxito como ella y no querría caer en este selecto grupo. Ahora bien, no hay que ser de extremos: ni la crítica gratuita, pero tampoco la omisión constante de cualquier aspecto que nos acaba haciendo divinizar personas y pueda acabar convirtiéndose en un grave error para nuestra sociedad que vive, cada vez más, de la tendencia inmediata y la superficialidad.

"Era un retraso de concordancia leve"

Por lo tanto, vuelvo al tema. Me creó una cierta incomodidad escuchar Rosalía y ver como sus labios, sus movimientos, sus cabezazos, no correspondían con la música que estaba escuchando. Era un retraso de concordancia leve, pero lo bastante significativo para que mis orejas y mis ojos lo identificaran perfectamente y me acabaran transmitiendo en el cerebro que el tema iba totalmente descuadrado. Eso, incluso me levantó todas las sospechas: ¿estará haciendo playback? Después constaté que no, sobre todo en los momentos de improvisación. Aunque hay bien pocos ya que Rosalía es tan extremadamente perfeccionista que sale en escena marcada por una especie de metrónomo mental, reproduce siempre el mismo esquema que ha ensayado y afina igual que si la estuvieras escuchando con el disco de casa. Pero allí estaba el dichoso delay que se me molestaba igual que tener un mosquito en la oreja.

La cantante catalana ha venido para romper esquemas y, especialmente, con el juego de las redes sociales. De hecho, todo lo que aparecía con delay en las dos pantallas del concierto estaba pensado como si se tratara de una especie de secuencia de stories de Instagram perfectamente pensadas. Ni fuegos artificiales ni un gran despliegue de luces y colores. Sencillamente el escenario retransmitido desde diferentes ángulos y jugando con el poder que dan cámaras pequeñas para autoenfocarse o desenfocarse cuando convenga. Es por eso que, todavía más, me chirría un error de este tipo. Rosalía, si me lees, mira si se puede arreglar. En las radios, por ejemplo, cuando se hacen retransmisiones de partidos de fútbol hay una opción técnica para cuadrar la voz de los locutores con la señal televisiva. A buen seguro que una diva como tú, eso también lo puede solucionar. Y si no, es igual. Te seguiré escuchando (y viendo), siempre que pueda.