Tiberíades (por aquel entonces, distrito otomano de Damasco; actualmente, región israelí de Galilea), año 1565. Hace 460 años. Tres siglos y medio largos antes de la llegada de Ben Gurion al protectorado británico de Palestina (1912) y de la creación del estado moderno de Israel (1948). Los judíos de origen catalán Joseph Nasí y Joseph ben Adret concluían las obras de restauración de la ciudad, destruida y abandonada tres siglos antes, durante la invasión mongola (1259). Nasí y ben Adret proyectaban repoblar la ciudad y la orilla del lago con familias judías y crear un dominio autónomo —dentro del Imperio otomano—, que tenía que ser el embrión de un futuro estado de Israel. ¿Quiénes eran y de dónde venían Nasí y ben Adret? ¿Cómo habían llegado hasta Tiberíades? ¿Y cómo habían logrado convencer a los otomanos de la bondad de su proyecto?

¿Quién era y de dónde venía Joseph Nasí, el alma del proyecto?
Joseph Nasí había nacido en 1524 en una familia de comerciantes katalanim (descendientes de la diáspora judeocatalana) refugiados en Portugal después del decreto de conversión o expulsión promulgado por los Reyes Católicos (1492). Todo indica que poco después (hacia 1500) los Nasí se convertirían al catolicismo (cuando menos, oficialmente) para evitar la persecución desatada por la Inquisición portuguesa. En aquel contexto nacería Joseph, y tres años después (1527) se produciría un hecho que marcaría la historia de la familia: su tía paterna, Gracia, se casaría con Francisco Mendes, un poderoso banquero judeoconverso portugués que se disputaba el liderazgo financiero europeo con, por ejemplo, los Dattini o los Botti toscanos o con los Benavent catalanes. Con aquel enlace, los Nasí alcanzaban la primera división de las finanzas europeas de la época.
¿Pero, de dónde venían, remotamente, los Nasí?
Los Nasí tenían una larga historia, que había transcurrido paralela a la formación y consolidación de Catalunya. Los Nasí, originariamente, se identificaban con el patrónimo Benvenist (Bienvenido), y a finales del siglo VIII —durante el avance carolingio hacia los Pirineos— los encontramos radicados en Narbona, primera capital de la Marca de Gotia (759-801) y núcleo de proyección y fundación de los condados medievales catalanes. La investigación historiográfica revela que, desde un primer momento, tuvieron una relación muy próxima con el poder, tanto con el carolingio como, posteriormente, con el catalán. Durante la etapa de creación y consolidación de los condados catalanes carolingios (760-987), los Benvenist acompañaron aquella empresa y, pasado el año 1000 (después de la primera independencia), los encontramos radicados en los nuevos centros de poder del territorio: Girona, Barcelona.

¿En qué momento pasan de Benvenist a Nasí?
Después del año 1000, los Benvenist aparecen en las fuentes documentales como batlles (representante del poder real en una villa o ciudad), como maestres racionales (recaudadores de impuestos y tesoreros del estamento real), como cancilleres (consejeros del rey) y como médicos reales. Esta relevancia los llevaría a adquirir un nuevo patrónimo que sustituía al viejo Benvenist: Nasí, que en hebreo significaba "el primero entre todos" y que obedecía a una inercia de segmentación social que, durante los siglos de la plenitud medieval, se produciría en el mundo judío europeo. En otro contexto geográfico y político, pero obedeciendo los mismos patrones sociales, aparecerían los autodenominados "exiliarcas", una élite judeoespañola que se consideraban descendientes de la Diáspora en Babilonia (siglo VI a.C.). La tatarabuela de Fernando el Católico era la "exiliarca" Yonati Bat Geddaliah.
¿Y los ben Adret?
En 1546, Nasí escapa de la persecución inquisitorial portuguesa y tras una breve estancia en Venecia, se establece en Estambul —capital del Imperio otomano— y recupera su fe mosaica. Desde la Sublime Puerta planea su proyecto y nombra responsable "a pie de obra" a otro judío katalanim: Joseph ben Adret, de la judería de Salónica y descendiente de una estirpe judeocatalana originaria de Cervera, que a principios del siglo XIII se había establecido en Barcelona. Un antepasado de Joseph ben Adret era el famoso rabino Salomón ben Adret (1235-1310), considerado uno de los grandes intelectuales de su época. Los ben Adret serían vecinos de la judería de Barcelona durante dos siglos largos, hasta que, con los pogromos de 1391, la potentísima comunidad judía de la capital catalana que sobreviviría a aquellos trágicos episodios se dispersaría.

¿Cómo se conocen Nasí y ben Adret?
Durante la edad media, las juderías siempre estuvieron muy conectadas. Los enlaces matrimoniales que sellaban las alianzas comerciales eran un fenómeno muy frecuente. Y esta inercia no tan solo no desapareció con los pogromos de 1391 o con la Diáspora de 1492, sino que durante los siglos XVI y XVII el sentimiento de amenaza alimentaría un fenómeno que, durante aquella etapa, se mostraría más vigoroso que nunca. A principios del siglo XVI, los ben Adret estaban en Salónica y formaban parte de la potente comunidad judeocatalana que se había radicado en aquel puerto otomano. Poco después, los Nasí se establecerían en Estambul. Ahora bien, si queremos ser más precisos, diremos que la investigación historiográfica apunta a la existencia de un tercer personaje, que, aparentemente, sería el nexo que explicaría aquella relación: Joseph ben-ha-Levy.
¿Quién era Joseph ben-ha-Levy?
El tercer Joseph de aquel triángulo era un katalanim de Salónica con una larga tradición familiar dedicada al comercio marítimo. Aquel tercer Joseph era descendente de una familia de potentísimos armadores de la ciudad de València de los siglos XIV y XV, que había dado personajes tan relevantes como otro Joseph-be-Ha-Levy, uno de los cartógrafos que participaría en la empresa colombina (1486-1492) y que acompañaría a Colón en el primer viaje. Este Joseph "americano" se habría convertido al cristianismo poco antes del inicio del viaje (1492) y habría adoptado el nombre de Lluís de Torres (por su padrino de bautizo Lluís de Santàngel, financiero de la empresa, y el secretario Antoni de Torres, ambos judíos conversos). Sería el primer europeo fumador y, muy probablemente, el primer exportador y comercializador de tabaco de la historia de Europa.

¿Qué pretendían hacer aquellos katalanim en Tiberíades?
Hacia 1555, Nasí ya era un personaje muy bien relacionado con el poder otomano. Tras tomar partido —calculada y acertadamente— en una disputa palatina entre varios miembros de la familia real otomana, conseguiría la cesión de un feudo en el distrito de Damasco, para crear la colonia de los "Siete Pueblos de Tiberíades" (1565). Aquel proyecto contemplaba la repoblación del territorio con judíos romañoles, katalanim y sefardíes, originarios de las juderías de Bolonia, Módena y Ferrara (y que el Pontificado había expulsado en 1550), la creación y el desarrollo de un aparato de producción agraria que se destinaría, básicamente, a la exportación, y la puesta en funcionamiento de unas estructuras políticas y administrativas autónomas que debían ser el embrión de un futuro estado de Israel.
¿Qué ocurrió con aquel proyecto?
El 12 de diciembre de 1574, moría el sultán Selim II, llamado "el Borracho" y el gran protector de Nasí. En el palacio de Topkapi se produjo un movimiento oscilatorio que arrinconó a Nasí, y el proyecto de los "Siete Pueblos de Tiberíades" se resintió enormemente. Pero la ruina definitiva se produciría poco más tarde. Entre 1579 y 1581, morirían Joseph Nasí y sus colaboradores directos —el constructor ben Adret y el armador ben-Ha-Levy—. La desaparición de los tres grandes promotores del proyecto antes de la consolidación de aquella ambiciosa empresa condicionaría el futuro de los "Siete Pueblos de Tiberíades", que entraría en una profunda crisis y acabaría disuelto. No obstante, este prematuro final no resta valor a la extraordinaria y desconocida iniciativa de aquellos tres katalanim, que se anticipaba tres siglos y medio a Ben Gurion y en Golda Meir.
