Sevilla (Corona castellano-leonesa, Monarquía hispánica); en algún momento del año 1544. Hace 481 años. Medio siglo largo después del establecimiento en Sevilla del comerciante valenciano Perot Miquel (1489). Dalmau Ros, comerciante y vecino de Prades (veguería de Montblanc), se establecía en Sevilla. La investigación historiográfica no ha podido averiguar prácticamente nada de su vida anterior al desplazamiento y arraigo en Sevilla. Pero, en cambio, desde que llega y opera en la capital andaluza, las fuentes documentales revelan con una gran riqueza de detalle su progresión económica y social. Un espectacular ascenso que lo convertiría en uno de los hombres más ricos e influyentes de Sevilla, capital financiera del mundo. Pero ¿quién era Dalmau Ros y cómo consiguió amasar aquella gran fortuna?
Los catalanes que se quedaron en Sevilla. Los Miquel
La historia de Dalmau Ros escapa a los patrones de actuación principales de los comerciantes de habla catalana que operaron en Sevilla durante los siglos XV y XVI. Entre las sagas de este colectivo nos encontramos -por ejemplo- los Miquel (véase ¿Quiénes eran los comerciantes catalanes que hicieron fortuna en Sevilla? I, que representarían aquella parte de la comunidad que se radicó, definitivamente, en Sevilla. Cuando los Ros se establecen en Sevilla (1544), los Miquel habían desplegado una acertada estrategia de alianzas comerciales y matrimoniales con las oligarquías locales y ya estaban plenamente integrados en el tejido social, político y económico de la ciudad. Incluso, ejercían cargos en el gobierno municipal.
Los catalanes que marcharon hacia el Nuevo Mundo. Los Font y los Benavent
En cambio, el núcleo principal de los linajes mercantiles catalanes de los Font o de los Benavent (véase ¿Quiénes eran los comerciantes catalanes que hicieron fortuna en Sevilla? I), habían abandonado Sevilla y se habían desplazado hacia el Nuevo Mundo. Entrada la década de 1520-29, en la capital andaluza solo quedaban ramas menores de estos linajes que operaban como factores (representantes comerciales). El núcleo de los Font ya estaba radicado en La Española; y en 1530, Llàtzer Font -la segunda generación- lideraría una empresa expedicionaria -de carácter privado, pero con autorización real- al curso alto del río Amazonas, en busca de la mítica ciudad de El Dorado.
Los catalanes que retornaron a Catalunya. Los Ros
Pero los Ros no siguieron los pasos de los Miquel ni los de los Font o los de los Benavent. Dalmau Ros hizo una considerable fortuna con una extraordinaria rapidez y se convirtió en el catalán más rico de Sevilla. Tanto que en 1547 (tres años después de su llegada) el Consulado de Mar de Barcelona lo nombró representante de la institución en Sevilla. Fue un referente para los comerciantes catalanes radicados en Sevilla o que operaban en la capital andaluza. Según la investigación historiográfica, lo fue durante trece años. Hasta que en 1560, los Ros -primera y segunda generación- regresan a Cataluña y se establecen en Barcelona. El porqué lo explican en el próximo número.
¿Cómo habían hecho la fortuna los Ros?
La mecánica operativa de los Ros no fue muy diferente de la de los Miquel, los Font o los Benavent. Según la investigación historiográfica, la actividad que impulsó a los Ros a la élite mercantil de Sevilla fue la banca. Dalmau Ros aparece, en la documentación de la época, como prestamista, como comisionado para el cobro de deudas y como negociador de letras (lo que, modernamente, se denomina descuento comercial). Sus principales clientes eran mercaderes catalanes; que operaban desde Barcelona, Valencia, Cádiz, Canarias o La Hispaniola. Entre 1547 y 1556 negoció más de tres millones de maravedíes en letras (el equivalente al valor de 90 edificios en Sevilla).

¿Qué otros negocios habían hecho los Ros?
Posteriormente, diversificó su actividad, y las fuentes documentales lo relacionan -con sus socios catalanes Andreu Alsamora y Miquel Aimeric- como el principal importador de paños de la meseta castellana a Sevilla (1551-1553). También, durante esta época, se asoció con los comerciantes catalanes Gabriel Urgellès y Marc Robert, para la exportación de paños y armas catalanas y seda y frutos secos valencianos, a La Hispaniola. En tan solo dos años, facturó dos millones de maravedíes. Y, entre 1553 y 1560, recuperaba la actividad financiera; y esta era la razón principal que explicaba su desplazamiento y establecimiento en Sevilla.
¿Dónde vivían los catalanes de Sevilla?
La Sevilla a caballo de los siglos XV y XVI gravitaba alrededor de dos polos: el puerto fluvial (entre la Torre del Oro y el puente de Triana) y la Grada (el cadafal del mercado de esclavos, situado en la pared norte de la catedral). Y los comerciantes catalanes no vivían lejos de estos núcleos de actividad. Según la investigación historiográfica, en una primera etapa (1480-1520), la colonia catalana (catalanes, valencianos y mallorquines) se estableció en la colación (barrio) de Santa María Magdalena -junto a la Puerta de Triana y de las Atarazanas- y alrededor del convento de San Pablo de los Catalanes (la erección de un templo parroquial propio era una costumbre habitual entre las comunidades catalanas en el exterior).

¿Dónde se radican, definitivamente, los catalanes de Sevilla?
Pero a medida que aquella comunidad se bifurcaba (entre los que permanecían en la ciudad y los que se establecían en el Nuevo Mundo); los comerciantes catalanes de Sevilla se desplazaron. Los que permanecieron en la ciudad se localizan en las colaciones de Santa María la Blanca y de la Santa Cruz. La Sevilla del siglo XVI es el principal centro financiero del mundo y la comunidad catalana forma parte de las élites de la ciudad. Pero aquel nuevo emplazamiento no es la zona más lujosa de la ciudad; pero, en cambio, y curiosamente, sí que era la que, hasta poco antes (1492), había sido la trama urbana del barrio judío de la ciudad. Este dato abre un formidable interrogante que intentaremos aclarar en el siguiente número.
