Madrid, 7 de marzo de 1705. Hace 319 años. La Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715) ya se había trasladado a territorio peninsular. Las fuerzas de la alianza internacional austriacista ya habían tomado Gibraltar, acumulaban ejércitos en Portugal y preparaban el desembarque en Catalunya. Y en aquel contexto de conflicto inminente, el rey Felipe V, primer Borbón en el trono hispánico, firmaba un decreto que decía: “Siendo preciso los Cuerpos de Españoles que sirven en la frontera de Portugal para su defensa, y no bastando las levas mandadas hacer, se ha tenido por medio más conveniente y proporcionado quintar por las reglas (...) mandamos (...) forméis listas de las personas que fueran hábiles para servir en la guerra (...) que de los comprendidos en la lista se saque por suerte de cinco uno”. Surgían las quintas, la primera forma moderna de servicio militar obligatorio.

Embarque de reservistas catalanes cabe a la Guerra de África (1909). Fuente Universidad de Barcelona
Embarque de reservistas catalanes hacia la Guerra de África (1909) / Fuente: Universitat de Barcelona

Los precedentes medievales: la hueste baronial

Felipe V o, mejor dicho, los franceses Jean Orry y Marie-Anne de la Trémoille —los verdaderos gobernantes de aquella primera etapa borbónica— no inventaron nada. El servicio militar con carácter obligatorio era una de las servidumbres que oprimían la población humilde en los regímenes feudales de la baja edad media (siglos XI a XV). En la Catalunya Vella (como en Bretaña o en Sicilia, por ejemplo) los campesinos estaban obligados a incorporarse a la hueste de su barón territorial cuando se les requería, que quería decir, paradójicamente, cuando otro magnate amenazaba el dominio y el patrimonio de su opresor. Sin embargo, en Catalunya (primer país que inicia el desmantelamiento del régimen feudal) este "mal uso" desaparecería en 1486, después del triunfo de los revolucionarios remensa.

Felipe V, Orry y Tremoille. Fuente Museo del Prado, Wikimedia Commons i Museu Condé
Felipe V, Orry y Trémoille / Fuente: Museo del Prado, Wikimedia Commons y Museu Condé

Los precedentes medievales: el 'princeps namque'

También en Catalunya, el conjunto de la población masculina estaba obligada a una prestación militar de origen medieval llamada princep namque, que, discretamente alojada en las Constituciones de Catalunya (la evolución de las Observancias de Barcelona) había sobrevivido a la desaparición de la hueste baronial. El princeps namque decía, básicamente, que el príncipe u hombre principal de Catalunya —es decir, el conde de Barcelona, como soberano de la corona catalanoaragonesa o, más tarde, de la monarquía hispánica— tenía la potestad de llamar a las armas a todos los hombres útiles para la defensa en caso de amenaza a su persona o de invasión de su dominio. Pero esta carga no contemplaba los reclutamientos regulares y periódicos ni permitía trasladar a los soldados de leva fuera de territorio catalán.

La mili del primer Borbón

En cambio, el servicio militar obligatorio que decreta el primer Borbón, si bien se impulsa a partir de una amenaza a su poder (acumulación de ejércitos aliados en Portugal) y se destina a territorio hispánico (leva, exclusivamente, en las provincias fronteras con Portugal), las condiciones que imponen a los reclutados son mucho peores que las de los catalanes sujetos al princeps namque. Los primeros soldados de leva borbónicos quedaban vinculados a aquella condición impuesta por un espacio de tiempo de tres años. Tanto si la guerra que había motivado aquella leva se resolvía en cuestión de semanas como si se perpetuaba en el tiempo. Y podían ser trasladados fuera de territorio hispánico si la evolución de aquel conflicto desplazaba los frentes de guerra hacia otro cuadrante geográfico.

La sociedad castellana y el proyecto borbónico

Pero un decreto posterior firmado por el mismo Felipe V (muy probablemente, también, por iniciativa del dúo Orry-Trémoille) revela que aquella ley de quintas (y sus consecuencias) no generó ningún tipo de entusiasmo entre la sociedad castellana de la época. El 16 de marzo de 1706, Catalunya, el País Valencià y Mallorca ya habían puesto a Felipe V de patas en la calle. Y el ejército aliado ya había cruzado la frontera hispanoportuguesa por Extremadura. Y el decreto de Borbón dice: “Ha llegado a nuestra noticia que muchos soldados (...) desertan de los Ejércitos y venden las armas, caballos y vestidos con la seguridad y patrocinio que hallan en los pueblos, por abrigarles las Justicias y vecinos de ellos, faltando los unos y los otros (...) a lo que es tan de nuestro Real servicio”.

Uniformes del ejercido colonial español en Veracruz (siglo XVIII). Font Archivo de Indias
Uniformes del ejército colonial español en Veracruz (siglo XVIII) / Fuente: Archivo de Indias

La mili de Carlos III

El sistema de levas de Felipe V siempre fue renqueando. Hasta que pasados sesenta y cinco años (1770) su hijo Carlos III, obligado por las circunstancias (los británicos habían ocupado La Habana y amenazaban Cartagena de Indias), decidió generalizar el sistema por todos los dominios borbónicos peninsulares. No obstante, las quintas fueron muy impopulares en Catalunya. Tanto que, desde la ocupación borbónica del país (1714), la presión fiscal y las quintas fueron los puntos de conflicto recurrentes entre la sociedad catalana y el régimen borbónico. Según la profesora Núria Sales, el régimen borbónico acabaría prescindiendo de los quintos catalanes por la poca colaboración de las autoridades civiles en el sistema de reclutamiento.

La mili de Alfonso XII y de Alfonso XIII

El 4 de abril de 1870, los británicos ya no estaban en La Habana, pero la amenaza al dominio español había pasado a manos de los independentistas cubanos. Poco antes, el general Prim (que secretamente negociaba la venta de Cuba a los norteamericanos a cambio del equivalente al déficit español), había decretado, con carácter general, el reclutamiento forzoso de uno de cada cinco hombres considerados aptos para la guerra. Aquella leva fue muy contestada en Catalunya, y es bien conocida la resistencia de la villa de Gràcia. La reacción del capitán general Gaminde fue enviar varias compañías de infantería y de artillería que bombardearon insistentemente la villa, provocando el hundimiento de varios edificios y la muerte de veintisiete personas.

Revuelta contra las quintas en la villa de Gracia (1870). Font Bibliotecas Virtual de Prensa Histórica
Revuelta contra las quintas en la villa de Gràcia (1870) / Fuente: Biblioteca Virtual de Prensa Histórica

La campana de Gràcia

La campana de Gràcia sería el símbolo de todo aquello que era contrario al despropósito del servicio militar obligatorio. La Marieta el nombre popular de la campana) volteó noche y día durante los cinco días de bombardeos incesantes sobre la villa (4 al 9 de abril de 1870). Y la mujer anónima que volteaba la campana, que resultó ser una vecina de edad avanzada, acabaría detenida, traslada y recluida en el penal de Alcalá de Henares (Castilla). Gaminde no lo quiso acabar aquí y cuando el ejército español había roto la heroica resistencia de los vecinos de Gràcia, autorizó un infame saqueo de tiendas, bodegas, obradores, pequeñas fábricas y casas particulares, que era el mensaje de escarmiento que enviaba a todos los pueblos y ciudades del país.

Rosa de Fuego

La revuelta de Gràcia escenifica la tensa relación entre Catalunya como país y el servicio militar obligatorio como instrumento de dominación de la España borbónica. La Revuelta de las Quintas de Gràcia había sido la primera, pero no sería la última. Las quintas para ir a las guerras de Cuba (1870-1898) fueron muy contestadas por la sociedad catalana. Pero el 14 de julio de 1909 empezaría una historia con una final totalmente imprevisto. Aquel día embarcaban los primeros reservistas catalanes hacia la Guerra de África. En la primera fase de aquel conflicto, la leva catalana representaba el 50% del total, pero Catalunya censaba el 15% de la población española. La masacre del barranco del Lobo, con más de 1.000 muertos catalanes, desembocaría en la Semana Trágica.

Retirada de cadáveres de soldados españoles al Barranco del Lobo. Fuente Ministerio de Defensa
Retirada de cadáveres de soldados españoles en el barranco del Lobo / Fuente: Ministerio de Defensa