"Estoy más relajado", me confiesa Joan Pons. Hace unos momentos me explicaba que hacía tiempo que no estaba tan contento con un disco nuevo. "Hay muchas cosas que ya no me quitan el sueño. Estoy más despreocupado. Aunque el proceso de hacer el disco no ha sido fácil, ahora me siento muy orgulloso de lo que hemos hecho". Después de cuatro años de silencio, los que han pasado desde que en 2021 publicara N.S.C.A.L.H. (acrónimo de No sabràs com acabarà la història), último capítulo en la tetralogía del pop metafísico que él mismo patentó (y que dio como fruto algunos de los mejores trabajos publicados en nuestro país en los últimos años: La força, 2016; Δ, 2018, y el extraordinario Energia fosca, 2019), El Petit de Cal Eril ha reaparecido —en plural, porque en el proyecto de Joan no podemos obviar la presencia y aportación de Jordi Matas (bajo y teclados), Dani Comas (guitarra) e Ildefons Alonso (batería)— con Eril! Eril! Eril!, un disco más luminoso y vitalista (siempre dentro de sus coordenadas sonoras templadas), que supone una renovación de su lenguaje musical y, al mismo tiempo, un regreso a sus primeros discos. Un paso atrás para dar dos hacia adelante. Un reencuentro consigo mismo para descubrirnos a un nuevo El Petit de Cal Eril. Una mañana soleada, Joan me abre las puertas de su casa, en Igualada, para hablar de este lustro de excedencia, del proceso de creación de este nuevo disco y de su visión y posicionamiento respecto a la industria musical.

Me sorprende que digas que antes sufrías demasiado; siempre te he visto como un tipo muy... pausado y tranquilo.
No, no, la procesión va por dentro. Me harto de sufrir. Y hacer un disco, hacer canciones, no es algo fácil, al menos para mí. Es un proceso que tiene un punto traumático. Tengo que rebuscar y cada disco es más y más difícil. Es esa sensación de buscar para acabar teniendo muchas dudas sobre si las canciones serán lo suficientemente buenas, si serán mejores que las que ya he hecho...

Debería ser un disfrute.
Debería, pero yo me encuentro con que es difícil. He tenido que hacer varios actos de reflexión. De decirme: "Esto es lo que eres y no puedes intentar llegar a donde te gustaría estar si no convives con quien eres". Es una sensación que en este disco he tenido más que nunca, y en parte por eso se llama Eril, Eril, Eril, porque es como una reafirmación de quién soy.

El disco se llama Eril, Eril, Eril porque es como una reafirmación de quién soy

¿Hubo algún momento en el pasado en el que sintieras que habías tocado techo creativamente?
Sí, con el último disco. No de haber tocado techo, ni creativamente ni en popularidad; pero sí de haber exprimido todo lo que me ofrecía este estilo, esta manera de hacer.

El pop metafísico.
Esa fue la sensación después de publicar No sabràs com acabarà la història. Y de ahí vino la decisión de parar y ver qué pasaba. Teníamos que saltar al vacío, desconectarnos. Teníamos que apagar por un tiempo la máquina de El Petit de Cal Eril y dejar que todos hiciéramos otras cosas. Después ya veríamos cómo retomábamos todo esto, si es que lo retomábamos.

Teníamos que saltar al vacío, desconectarnos. Teníamos que apagar por un tiempo la máquina de El Petit de Cal Eril y dejar que todos hiciéramos otras cosas. Después ya veríamos cómo retomábamos todo esto, si es que lo retomábamos

¿Existía la posibilidad de que no volvierais?
No sabíamos cómo iría. No sabíamos si haríamos otro disco. Hace cuatro años, cuando lo decidimos, solo acordamos parar, no cuándo volveríamos.

De hecho, quizás de manera inconsciente, el título del disco anterior, No sabràs com acabarà la història, ya era profético y premonitorio.
¡Hostia, puede ser! Como el disco de Adrià Puntí que se llama Pepalallarga. No sé si lo pensó antes o después, seguramente antes. Pero sí, No sabràs com acabarà la història tiene un punto de profecía. Aun así, todavía no sé cómo acabará la historia. Es una pregunta que incluso ahora me sigue sirviendo.

Nadie sabe cómo terminan las historias.
En aquel momento, hace cuatro años, llevábamos muchos discos seguidos y muchas giras sin parar. Había un desgaste de energía. Yo no me veía capaz de hacer más canciones, ni sabía la manera, con la dinámica que llevábamos, de conseguir hacer un disco lo suficientemente diferente de lo que estábamos haciendo. Esta pausa sí nos ha dado tiempo para reflexionar, para pensar, para que nos pasen cosas. Todo eso nos ha ayudado a hacer este nuevo disco, que para mí es completamente diferente de sus predecesores.

No me veía capaz de hacer más canciones, ni sabía la manera, con la dinámica que llevábamos, de conseguir hacer un disco lo suficientemente diferente de lo que estábamos haciendo

A mí me parece un disco muy de El Petit de Cal Eril.
Pero conecta más con los primeros discos que con los últimos, lo cual me hace cierta gracia también.

Os despedisteis con un concierto muy emotivo en tu casa, en Guissona.
Fue el 11 de septiembre de 2022 y al día siguiente empecé a hacer la banda sonora de una película. En diciembre de 2021 fue cuando decidimos que pararíamos, que el último concierto sería el 11 de septiembre y que a partir de ahí todos debíamos organizarnos y buscar otros métodos para vivir.

¿No sentías cierta responsabilidad hacia los otros miembros de la banda?
Sí, claro, un poco...

La gallina de los huevos de oro...
No como la gallina de los huevos de oro, pero sí que a veces he tenido esa sensación de sentir que hay todo un grupo de gente que, de alguna manera, depende de toda esta ingeniería. Esa responsabilidad a veces me ha preocupado. Y también al revés, creativamente. A mí lo que más miedo y respeto me da es enseñar una canción al grupo. El momento de pensar: "¿Qué pensarán? ¿Les gustará, no les gustará? Si no les gusta, ¿me lo dirán?". No son muy explícitos, de hecho son muy respetuosos.

017 El Petit de Cal Eril abril 2025 by Marc Cuscó
Entrevistamos a El Petit de Cal Eril / Foto: Marc Cuscó

Seguramente hay unos códigos: miradas, silencios...
Sí, yo noto cuándo gusta y cuándo no. Pero a veces me voy con la duda; y, a veces, un gesto o una llamada te da aire o angustia. Pero sí, es algo muy sensible. Es parte del juego, y tiene que ser así. El acto creativo en solitario ya es un lío, y con más gente es un acto complejo. Hay millones de tramas que se entrelazan o chocan. Es muy curioso ver cómo se va trazando. Es algo súper enigmático y, al mismo tiempo, me crea mucha adicción. Crear con gente es fantástico.

¿Cuál fue la primera canción que escribiste para este nuevo disco?
La última del disco, Si no fos tan fàcil (Si no fuera tan fácil). Esa fue la primera. Había intentado hacer más. De hecho, había escrito más, pero esta fue la primera que sentí que tenía algo. Y me puse a llorar. Y además, un buen rato.

Si no fos tan fàcil fue la primera canción que escribí del nuevo. Había intentado hacer más. De hecho, había escrito más, pero esta fue la primera que sentí que tenía algo. Y me puse a llorar. Y además, un buen rato

En la película que habéis hecho del disco, vuelves a llorar, cuando suena. 
El hecho de componer, al principio, no lo valoras: las canciones, al menos a mí, me salen de una manera muy automática. Pero después, cuando ves que es más difícil, cuando te sale una que realmente te emociona, es bestial. Es un momento de mucha emoción. En este disco me he centrado más en eso que en la cuestión más cerebral. En los últimos discos había demasiada cabeza.

¿Habíais encontrado la fórmula y os limitabais a seguirla?
De alguna manera, en los discos anteriores estábamos perfeccionando una estética. Las canciones estaban ahí, y eran importantes para mí, pero la estética tenía un peso igual o superior. En este disco, no. En este disco las protagonistas son las canciones, y la manera en que las hemos tocado con la banda. El alma del disco está en la canción.

En los discos anteriores estábamos perfeccionando una estética. Las canciones estaban ahí, y eran importantes para mí, pero la estética tenía un peso igual o superior. En este disco, no

Es un disco con más luz.
Es un disco muy crudo, pero al mismo tiempo muy orgánico y se puede tocar. Por cómo lo hemos hecho, es muy físico: la manera de hacer las canciones, cómo las hemos tocado en directo, cómo las hemos grabado en cinta, cómo se han mezclado... Siento mucho agradecimiento hacia toda la gente que ha intervenido, especialmente la banda: Jordi Matas (bajo y teclados), Dani Comas (guitarra), Ildefons Alonso (batería); Luke Temple, que lo ha producido, y Paco Loco, que lo ha grabado. Todos se lanzaron a ciegas. Me siento muy feliz y agradecido.

¿Qué hiciste durante estos años en que parasteis el proyecto?
Las bandas sonoras de dos películas: Un cel de plom (Un cielo de plomo) y Mamífera, algo que nunca había hecho. Ha sido muy enriquecedor ver cómo se trabaja en otros ámbitos de la música, no estrictamente los que yo estaba acostumbrado, cosa que me ha flipado. El mundo del cine está mucho mejor tejido industrialmente. Al músico se le trata mejor que en la industria musical. Se nos paga mejor, las condiciones son mucho mejores, el trato es infinitamente mejor... Todo es mucho más sólido. Es una industria cien veces superior a la de la música, con la que convivo desde hace casi veinte años. Si mirase los aspectos prácticos, sin duda abandonaría la vida de hacer discos y giras. La musical es una industria que pierde por muchos sitios, sobre todo en el tema de distribución. Es uno de los temas que más me preocupa actualmente. Todo lo que pasa con Spotify y cómo repercute en los artistas que no son "estrellas" es una pesadilla. Es increíble todo el esfuerzo económico y mental que se invierte para hacer un disco y el poco retorno que tiene. Si seguimos con el modelo de cobrar por escuchas, solo sobrevivirán los grandes grupos, y luego estará el underground más puro que ni siquiera estará en Spotify, sobreviviendo en otras plataformas, pero los grupos intermedios desaparecerán.

Es increíble todo el esfuerzo económico y mental que se invierte para hacer un disco y el poco retorno que tiene. Si seguimos con el modelo de cobrar por escuchas, solo sobrevivirán los grandes grupos

¿Cuánto cobras al mes por derechos de autor derivados de las escuchas en Spotify?
80 euros al mes, o menos.

¿Y cuántas reproducciones tienes al mes?
Va por picos. Cuando estamos de gira o publicamos disco, pueden ser unos 40.000 oyentes mensuales.

Y te pagan 80 euros.
Es patético. Además, es imposible descifrar los datos, porque la información que dan es muy confusa. Lo peor es que lo estamos normalizando. Y no solo con la música. En la agricultura pasa algo muy similar. La sociedad capitalista no tiene miramientos en estos aspectos. Es algo que detecto desde hace tiempo y que me enfada profundamente. Finalmente, si hago lo que hago, es porque quiero hacerlo. Porque tengo algo dentro de mí que me dice que tengo que hacer esto. Si no, buscaría otros mundos paralelos a la música con los que seguramente ganaría más dinero y viviría más tranquilo, pero mi función de alma no está ahí. De la misma manera que cuando vamos a comprar fruta, si es época de manzanas, las compramos de Lleida o de Girona, habrá un momento en que tendremos que tomar conciencia también culturalmente. Si no lo hacemos, desaparecerá mucha música, como ha desaparecido mucha agricultura, como desaparecen muchos carpinteros. Como sociedad tenemos unos retos delante que, si no actuamos con conciencia, tendrán unos daños colaterales a corto plazo que serán notorios.

De la misma manera que cuando vamos a comprar fruta, si es época de manzanas, las compramos de Lleida o de Girona, habrá un momento en que tendremos que tomar conciencia también culturalmente

Culturalmente, ¿consumimos lo que realmente nos gusta o lo que suena constantemente en la radio o aparece todo el tiempo en televisión?
Para elegir lo que comes o lo que escuchas, ahora más que nunca, tienes que hacer un esfuerzo. Porque si te dejas llevar, quien decide lo que acabas escuchando no eres tú. Las listas de reproducción, las recomendaciones de YouTube, de Spotify, no son aleatorias, están coordinadas. Hay un algoritmo. La consecuencia de esto será la desaparición del underground, con la paradoja de que el mainstream siempre ha bebido del underground. El mainstream no alimenta al underground, es el underground quien alimenta al mainstream. Siempre ha sido así y siempre lo será.

Explicabas que durante estos años compusiste dos bandas sonoras. De hecho, tú estudiaste cine. ¿No te has planteado nunca dar el salto, probar como realizador?
Es algo que tengo ahí, pero que de momento no haré. Aunque no lo descarto. Siempre me ha interesado mucho el cine.

009 El Petit de Cal Eril abril 2025 by Marc Cuscó
Entrevistamos a El Petit de Cal Eril / Foto: Marc Cuscó

Cuando compones, ¿lo haces imaginando imágenes?
Depende de las canciones, pero hay algunas que nacen con imágenes muy concretas: son como cómics o, a veces, son imágenes en movimiento. De hecho, como comentábamos antes, ahora hemos hecho una película de todo el disco, de principio a fin, donde solo aparecen caras de personas. Fue una idea que tuvimos con Marc Cuscó, que lo ha dirigido y montado. Creativamente, ha sido un proceso casi tan importante como el propio disco. Le ha dado otra dimensión.

El miércoles actúas en Tarragona en una de las poquísimas fechas de presentación del disco.
La gira de presentación del nuevo Eril no tendrá tantos conciertos como hacíamos antes. Desde el principio de grabar el disco decidimos que haríamos menos conciertos, pero que los pocos que hiciéramos fueran más únicos.

¡Tan únicos como que actuáis dentro de un iglú de viento!
Conocimos a un artista de Igualada llamado Jordi Enrich, que reconvierte antiguos globos aerostáticos en una especie de tiendas de campaña gigantes que flotan, porque no se sostienen en ninguna estructura. Son espacios como de sueño. Además, le gusta mucho nuestra música, así que le pedimos si podía diseñarnos un espacio donde sucediera toda la liturgia del concierto. Ha hecho una pieza que es una crisálida gigante, donde entramos todos, público y banda, y pasan cosas. Es un poco como el concepto del circo, de ir a un lugar, instalarse, que la gente venga y hacer el espectáculo. Un espectáculo que queremos llevar a las cuatro capitales. Ya hemos pasado por Barcelona y Lleida, el miércoles tocaremos en Tarragona y el 20 de septiembre lo llevaremos a Girona. Estamos poniendo mucha energía en estos conciertos. Para nosotros, tocar en directo es uno de los momentos culminantes de hacer música. Es el momento de conexión emocional entre nosotros tocando y la gente que nos viene a ver. Si queríamos hacer algo que fuera único, teníamos que hacer este esfuerzo. Más adelante haremos algunos pocos conciertos con formatos más habituales, pero no será una gira tan extensa como las que hacíamos en el pasado. Además, tampoco actuaremos en ningún festival este verano: son todos conciertos con producción propia. Eso quiere decir que nosotros organizamos el concierto, cobramos las entradas y de eso repartimos los sueldos entre todos los trabajadores que estamos implicados.