La playa de Ostia, a varios kilómetros de Roma, es una de aquellas con la arena ocupada por tumbonas propiedad de los chiringuitos de los alrededores. Al extremo norte de la playa, delante de un puerto deportivo lleno de cemento sucio, se alzan los árboles de un parque particular. Es el Parco Pier Paolo Pasolini, una minúscula reserva natural en la orilla del río Tíber que, a través de una modesta escultura de mármol, recuerda la memoria del cineasta, poeta, y escritor italiano. Ambos, parque y playa, son los testigos principales del misterio que todavía hoy marca la vida de Pasolini: la de su asesinato, en la misma arena, a manos de autores todavía por determinar del todo. Como también los motivos y las conexiones detrás del crimen.

Por suerte, los árboles y el césped del parco no son el único homenaje a la memoria de Pasolini. En el centenario de su nacimiento, diversas nuevas ediciones en catalán de su obra han llegado a las librerías. Destacan la nueva traducción de Una vida violenta, a cargo de Pau Vidal y la editorial L'Agulla Daurada. Pero también el Poema en forma de rosa, que ha editado Edicions Poncianes este 2022 o Actes Impurs/Amado mio, a cargo del sello Lleonard Muntaner y que ha traducido Joan Navarro.

Se trata de diferentes vías de adentrarse en la obra y pensamiento de este artista corsario, que supo leer como nadie las transformaciones de la Europa de los años 60 y que es hoy recordado como uno de los intelectuales más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Expulsado del partido comunista italiano por su homosexualidad, acusado de ultraje a la religión por diversos de sus filmes, Pasolini fue una figura incómodo para todo el mundo, un provocador feroz, nunca frívolo, que deja un legado literario más que interesante para pensar nuestro presente.

Pier Paolo Pasolini
Pasolini fue asesinado en 1975.

Las vidas violentas

El mundo profano de las vidas de los adolescentes de barrio y la historia sagrada y de los evangelios. Dos temas aparentemente opuestos conceptualmente que Pasolini exploró a través de películas y libros y en los cuales, en realidad, se acercaba con una similar muy similar. El primero es precisamente el que retrata Una vida violenta, novela que L'Agulla Daurada, la editorial que ha nacido este año de la mano de Tigre de Paper, ha publicado este septiembre con una nueva traducción de Pau Vidal. Sus páginas nos enseñan la historia de Tomaso, un joven crecido entre el bajo proletariado de la Roma de los años cincuenta; un delincuente de suburbio que, como los que lo rodean, se afana por escapar de un destino de precariedad que parece predisponerlo a la tragedia.

Desplegando la particular lengua de esta sociedad proletaria y salvaje, Una vida violenta narra como Tomaso y sus amigos descubren el mundo a golpe de peleas, de coches robados y de atracos a las gasolineras, chocando con un presente que no les ofrece esperanza y al margen de la nueva sociedad romana que, lejos de la periferia, se estaba construyendo. Pasolini reflejará las mismas vidas y conflictos de estos ragazzi de vita también en sus primeras películas, como Accatone (1961) o Mamma Roma (1962). A la estela del Neorrealismo italiano, retratan con mirada poética este mundo de adolescentes, tierno y violento a la vez, que él conoció bien durante su etapa viviendo en la capital romana.

Pasolini pondrá el foco sobre unos paisajes y una parte de la sociedad prácticamente inexplorados en la producción artística italiana del momento

Pero para el escritor, la importancia del mundo del proletariado romano irá mucho más allá de sus relatos particulares e individuales. Pasolini pondrá el foco sobre unos paisajes y una parte de la sociedad prácticamente inexplorados en la producción artística italiana del momento. Y lo hará con una intención determinada. Para el artista, el mundo periférico de los Tomasos y otros es el último reducto de autenticidad de la sociedad italiana, antes de que sea barrida por las transformaciones del capitalismo y el mercado y la homogeneización de la sociedad de consumo contemporánea, que el artista empezaba a intuir.

Los suburbios llenos de decampados y de chabolas serán la forma de escapar de la construcción de lo que considerará una nueva farsa política, la del capitalismo posfordista o de consumo. Y un espacio de resistencia y libertad también contra la amenaza de desaparición de la cultura popular de la clase obrera, una forma de vida "auténtica" y que veía necesaria para la construcción de una sociedad futura. Es un papel similar a lo que otorgará a la poesía, que también verá como un refugio, al margen de las leyes del mercado que verá cómo lo empiezan a contaminar todo.

una vida violenta tigredepaper

"Yo soy una fuerza del pasado"

Pasolini encarna una contradicción curiosa. Como comunista quiere inventar y pensar un nuevo futuro y una nueva cultura. Y aun así aborda una vez y otra, en su obra, historias y temas del pasado. "Yo soy una fuerza del pasado" escribirá precisamente en el Poema en forma de rosa, como una forma de resumirlo. Y rodará El Evangelio según San Mateo en 1964, explorando la vida de Jesús en la gran pantalla, pero también otros relatos del mundo antiguo y medieval que adaptará de la misma forma. El Decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) o Salón o los 120 días de Sodoma (1974), uno de los libros más conocidos del Marqués de Sade, son ejemplo.

Esta contradicción es también una de las que se puede leer entre los versos de del Poema en forma de rosa, que ha editado este año Edicions Poncianes con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona y que complementa el Poeta de les cendres, poemario del autor que el mismo sello ya había publicado en 2015. El Poema en forma de rosa, traducido por Xavier Valls Guinovart, es una amplia colección de poemas, escritos entre 1961 y 1964, que concentran las preocupaciones de toda su obra. No falta ninguno de los grandes temas. Pasolini lo describía como un diario poético pero también ideológico, que permitía seguir "la evolución de mi pensamiento y mi humor", durante una etapa clave de su vida.

Con sensibilidad poética y escenas llenas de elementos cotidianos, Pasolini despliega algunos los puntos claves de su pensamiento, como la idea de que el pasado es necesario para pensar cualquier utopía y para la propia supervivencia del hombre

Con sensibilidad poética y escenas llenas de elementos cotidianos, despliega algunos los puntos claves de su pensamiento, como la idea de que el pasado es necesario para pensar cualquier utopía y para la propia supervivencia del hombre. "Cuando ya no quede nada del mundo clásico, cuando todos los artesanos y campesinos hayan muerto, cuando la industria haya vuelto imparable el ciclo de producción y el consumo, entonces nuestra historia habrá acabado", escribe en un ensayo cinematográfico titulado La rabbia. Pasolini, como deja claro entre los "poemas mundanos" que integran el libro, venía del pasado de las ruinas y las iglesias, de los retablos y las villas abandonadas y de los márgenes del Friül, su región de origen. Y se debía a ellas para entenderse tanto a sí mismo como al mundo que lo rodeaba.

Son paisajes diferentes de los que ocupan Actes Impurs/Amado mio, dos novelas breves que forman parte de la obra menos explorada del escritor, y que ha publicado este año la editorial Lleonart Muntaner. Editadas en un mismo volumen, exploran los tormentos existencial de dos jóvenes que se abren paso con vitalidad y deseo en un entorno marcado por la amenaza de los enfrentamientos latentes de la Segunda Guerra Mundial. Son dos obras con multitud de conexiones con su obra posterior y que nos ofrecen una interesante ventana a los inicios del artista.

Pasolini 2
El cineasta creó una relación estrecha con la lengua catalana.

Pasolini, difusor del catalán

A través de su territorio de origen, el cineasta creó, especialmente al principio de su trayectoria, una relación estrecha con el catalán. Su familia era originaria del Friuli, una región fronteriza de Italiano con un idioma propio, el friulano, que cautivó a Pasolini cuando se trasladó ahí de joven huyendo de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial que sufría Bolonia. Y del friulano y de la simpatía por una lengua minorizada llegó hasta el catalán.

En 1947, dedicó un número de la revista literaria que dirigía entonces al idioma, mientras este sufría la persecución del franquismo en Catalunya. Y, junto con el escritor Carles Cardó, cuidó una de las primeras ediciones antológicas de poetas catalanes en Italia, la Fiore di poeti catalani, que incluía obras de autores como Jacint Verdaguer, Joan Margall, Josep Carner o Carles Riba.

Un asesinato rodeado de enigmas

El misterio sigue rodeando la muerte de Pasolini cuarenta y siete años después de los hechos. Su cadáver, encontrado de madrugada en la playa de Ostia, presentaba signos de una violencia extrema, y por su muerte solo fue condenado un joven romano que se prostituía con él aquella noche. Pero siempre existió la sospecha de que en realidad se trataba de un asesinato político y que el adolescente, Giuseppe Pelosi, era un chivo expiatorio. Conocidos militantes de extrema derecha presumían de haber sido los autores del crimen y Pelosi acabaría declarando que él era inocente y que habían sido otros hombres los que habían apaleado el artista hasta su muerte. Su asesinato fue celebrado en partes importantes de la sociedad italiana. Entre ellas, Giulio Andreotti, que sería después primer ministro del país.

Siempre existió la sospecha de que se trataba de un asesinato político y conocidos militantes de extrema derecha presumían de haber sido los autores del crimen

Las sospechas en torno a su muerte resurgieron en 2009, cuando se descubrió que Pasolini pretendía revelar en Petrolio, la novela que estaba escribiendo en aquel momento, a los autores del presunto homicidio del industrial Enrico Mattei, magnate italiano del petróleo muerto en un misterioso accidente de avioneta. Pero aunque se volvió a reabrir el sumario del caso, no hubo ningún condenado más. Mientras siga el silencio, podemos recordar las palabras del artista en la última entrevista que daría en vida, al diario La Stampa. Irónicamente, advertía profusamente de la amenaza del fascismo en Europa, con unas palabras que siguen resonando hoy: "todos estamos en peligro".