En el artículo anterior
vimos cómo algunas partes del cuerpo humano tienen nombres curiosos. Hoy veremos más. Subiendo desde el tobillo, pasando por detrás de la pierna tenemos una zona blanda: la pantorrilla. Se llama tou de la cama (en catalán, el adjetivo tou significa 'blando') o panxell, de nuevo con el sufijo diminutivo -ell, porque parecen unas barrigas pequeñas (en catalán, panxa significa 'panza, barriga'). También existe la denominación bessons 'gemelos', que es cómo se llaman los músculos de esa zona. Por cierto, la parte blanda de un dedo (junto a la punta, por la cara interior) también se llama tou del dit o, curiosamente, polpa del dit, como si fuera la pulpa de una fruta.
Vayamos a genoll (la rodilla). Es una palabra de origen latino: en esta lengua se decía genu (pronunciadlo guenu), pero solía decirse con un sufijo diminutivo (-'cul), de modo que la forma más corriente era genuculu. Esto, con evolución fonética, dio el catalán genoll. La palabra latina genu está emparentada con la denominación inglesa de la rodilla: knee. (Por cierto, que en latín la oreja se llamaba auris, pero también le ponían el sufijo diminutivo, auricula, por eso hoy hablamos de auriculares, y de esta forma diminutiva sale el catalán orella i el castellano oreja.) Mucha gente no sabe cómo se llama la parte posterior de la rodilla (el jarrete o corvo): en catalán se dice sofratge, con variantes como sofraja, sofranya o sofralla.
La parte inferior del punto de unión entre el brazo y el tórax es la axila: en catalán, aixella. Hoy mucha gente dice axil·la (la forma latina), porque las empresas de estética tienden a usar esta variante más culta. Pero también se le llama pucet en lenguaje infantil. Al otro lado, entre el brazo y el cuello tenemos la espatla o espatlla (o sea el hombro, del latín spatula: la palabra espàtula para designar el utensilio de cocina o para otros trabajos es un reaprovechamiento de la palabra latina original). También se le llama muscle, variante de la palabra múscul, que en latín significaba 'ratoncito'. La palabra latina mus quería decir 'ratón'; se le añadía el sufijo diminutivo -'cul porque, al ver el movimiento de un músculo como el bíceps, uno se imaginaba que, por dentro del cuerpo humano, corría un ratoncito.
Para la parte posterior del cuello (en catalán coll), o sea el pescuezo o la nuca, los valencianos lo llaman bescoll, con el prefijo bes- que encontramos en bescanvi (canje) o bescuit (bizcocho, cocido dos veces). En otras zonas dicen clatell, deformación de clotell, porque hay una especie de bache (en catalán, clot) y se le añadió el sufijo diminutivo -ell.
Los genitales, un lugar donde florece la metáfora
Como las personas tienden a esconder los genitales, también evitan mencionarlos por su nombre (en catalán, vulva, penis). Por eso se han creado muchas palabras para designarlos. Para los genitales femeninos tenemos xona y parrús; también el descriptivo tall (o sea, corte); y cabe destacar las referencias a elementos comestibles vegatales: poma, patata, figa (manzana, patata, higo) (en castellano hay cosas como chocho o chichi). Para el miembro viril tenemos verga, tita, titola, trompa, carall (en castellano carajo), piu, pixa o quirra; también cabe destacar las referencias a insectos (cuca, cigala, o sea gusano, cigarra) y a pájaros (pardal, moixó, o sea gorrión, pájaro). En cuanto a los testículos, tenemos ous i pebrots (o sea, huevos y pimientos). Seguro que os vienen más a la cabeza. En cuanto al cul (culo), que sepáis que por la zona de Lleida también se le llama ses (en castellano sieso). Ah, y las nalgas también se dicen galtes del cul (mejillas del culo).