Hay distintos aspectos de Miércoles que la convierten en un buen paradigma de la situación de todos sus implicados. En lo que respecta a su productor y ocasional director, Tim Burton, es la enésima demostración de que sigue viviendo de las rentas de sí mismo, pero no hace evolucionar su estilo, estancado desde los tiempos de Big Fish. Con Burton tienes la sensación constante de que ha confundido tener una marca propia con contar una historia.

La serie Miércoles parece más empeñada en retener al público que en recompensarlo con un mínimo sentido del riesgo
Con respecto a Netflix, la serie ejemplifica tanto las virtudes como los defectos de la plataforma: tiene una capacidad indiscutible para refundar viejos imaginarios y descubrir nuevas estrellas, pero se ha instalado en ese mal hábito de estrenar temporadas con demasiados años de diferencia (los tres que separan las dos entregas de Miércoles afectan incluso a la credibilidad de algunos personajes) y, en este caso concreto, la serie parece más empeñada en retener al público que en recompensarlo con un mínimo sentido del riesgo.
Miércoles: Jenna Ortega y buen presupuesto
Que este es un título icónico para la plataforma lo demuestra el hecho de que la segunda temporada se estrene en dos partes (la segunda, de cuatro episodios como la primera, llegará el 3 de septiembre) y que ya haya una tercera temporada contratada. Con todo, hay que decir que Miércoles hace justicia al principio de las buenas secuelas, porque es más de lo mismo, pero mejor y más espectacular. En este sentido, se nota el aumento de presupuesto y el estatus de estrella de su protagonista, Jenna Ortega. Quizás no ganará nuevos adeptos, pero si uno ya es fan de la propuesta, el festival está asegurado.
Miércoles, como ya ocurrió con Stranger Things en su momento, crece con especial intensidad cuando tira de autoestima y no tiene reparos a la hora de adentrarse en territorios inexplorados
Las ventajas de ir al grano
Una de las mejoras sustanciales de la segunda temporada de Miércoles es que, al no estar prisionera de las inevitables introducciones, va más al grano. Su historia, centrada en los intentos de la protagonista por salvar a su mejor amiga de una nueva y siniestra conspiración, no resulta especialmente original, pero gana en ritmo y también en brillo formal.

Destaca el aire de semejanza con Dexter (cuando aún era buena, obviamente) en algunos pasajes y la apuesta por subrayar el humor más macabro
Vuelve a centrarse en una combinación muy efectiva de comedia juvenil, thriller de psicópatas y narrativa gótica, pero Burton y su equipo (que incluye al director español Paco Cabezas) profundizan más en el tono sombrío y casi terrorífico de la trama. Destaca, en este sentido, el aire de semejanza con Dexter (cuando aún era buena, obviamente) en algunos pasajes y la apuesta por subrayar el humor más macabro. Una buena prueba son las autocitas que hace Burton a lo largo del metraje, que van desde Vincent hasta Sleepy Hollow.
Sigue pecando de un exceso de esquematismo a la hora de presentar en escena a La Familia Addams, que nunca alcanza suficiente entidad como para superar a sus ilustres precedentes, y en algunos momentos los guiones resultan más formularios de lo que una serie como esta necesitaría. Pero es evidente que Miércoles, como ya ocurrió con Stranger Things en su momento, crece con especial intensidad cuando tira de autoestima y no tiene reparos a la hora de adentrarse en territorios inexplorados.
Sin olvidar la aportación indispensable de Ortega, una actriz que aún no ha encontrado el papel que la consagre en el cine, pero que aquí se adueña del personaje en cada uno de los planos en los que aparece.