Hace pocos días el editor y escritor Marc Moreno recibía el VIII Premi Crims de Tinta, concedido por la editorial RBA con ocasión de la BCNegra, por Temps de rates. Una obra que realiza una descripción magistral de la Verneda, un rincón de Barcelona donde no ha llegado el turismo, y tampoco el bienestar y el diseño (en cambio sí que les ha afectado la burbuja inmobiliaria, la crisis...).

Mundo sin alternativa

El protagonista es un joven que ni estudia ni trabaja, y que en alguna ocasión se dedica a la pequeña delincuencia, que se ve enredada por casualidad en un turbio asunto de drogas de gran envergadura. El chico no es un delincuente que planee ningún delito, sino, simplemente, un individuo envuelto en un destino terrible por el solo hecho de haber nacido con las cartas marcadas. En la Verneda de Marc Moreno no hay individuos muy buenos, pero tampoco hay individuos terriblemente malos. Es el universo en que viven el que resulta terriblemente duro; no hay muchas alternativas, cualquier decisión que se tome lleva a consecuencias negativas.

La Verneda no es Göteborg

Temps de rates no es una novela negra escandinava. Y no lo es porque el panorama que describe Moreno está lejos de la sofisticación de las socialdemocracias del norte de Europa. Aquí no hay ningún ingenioso asesino en serie, ni sofisticados terroristas que usan armas de destrucción masiva, ni estafadores de guante blanco, ni empresarios millonarios que blanquean su dinero con redes criminales... Los crímenes existen, pero como el mismo territorio, son comunes, sencillos, viscerales, inmediatos... Y las víctimas de estos crímenes no encontrarán a ningún policía con grandes conocimientos tecnológicos y una inmensa sed de justicia que intente protegerles o vengarlos. Tampoco podrán contratar a ningún detective preclaro, porque no tienen dinero ni para pagar la factura de la luz. Y no encontrarán a ningún periodista de investigación que se pase semanas siguiendo un caso con el fin de denunciar las injusticias que sufren los desfavorecidos, porque aquí este no es el trabajo que hacen los periodistas... Evidentemente, en esta novela negra no habrá soterradas clases de gastronomía dictadas por sofisticados chefs disfrazados de investigadores. En la Verneda, en el ambiente de los personajes de la novela, la prioridad no es comer, sino beber alcohol y fumar porros. Y para emborracharse no les hace falta ningún enólogo: la prioridad es la mediana del bar del chino de la esquina, la cerveza de litro y las latas de la tienda del pakistaní o el botellón de medianoche.

Sordidez

El universo de Marc Moreno no tiene ningún glamour. Se trata de un mundo de perdedores: parados de larga duración, familias amenazadas por el desahucio, hombres salidos de la prisión que muy pronto volverán a estar dentro, policías corruptos, jóvenes que ni estudian ni trabajan (ni estudiarán ni trabajarán), jubilados con pensiones miserables, mujeres que aceptan sumisas los maltratos... Personajes que vagan sin rumbo en un mundo básicamente insolidario. Todos viven juntos, apretados, pero todos están solos: no tienen nadie a quien recurrir, no hay nadie que los ayude...

Real como la vida misma

Marc Moreno escribe una novela negra que nos habla de una Barcelona olvidada: la de los barrios que cada vez están más distantes de la Barcelona oficial, del turismo y de las élites. Y lo hace de forma bien verosímil, con una novela cargada de brutalidad y fatalismo. La Verneda, de la mano de Moreno, se convierte en el universo más negro posible. Realmente, una novela de premio.