La editorial Pasado & Presente publica Monos, mitos y moléculas. La química nuestra de cada día, de Joe Schwarcz, profesor de Química de la Universidad de Montreal. Se trata de un libro escrito por un prestigioso químico, especializado en la divulgación científica. Schwarcz en este libro da un repaso a diferentes creencias populares y las analiza desde el punto de vista de la química. El científico da respuesta razonada a algunas preguntas que nos hacemos con frecuencia sobre el mundo que nos rodea. Como dice el autor, en muchos asuntos "hay una semilla de verdad que después fertiliza con montones de estiércol verbal hasta que se convierte en un árbol que da frutos que vierten exageraciones sin corroborar". Él intenta distinguir la pequeña dosis de verdad de las montañas de exageraciones, distorsiones, errores y mentiras.
Supersticiones y errores
Schwarz se fija en creencias populares, algunas ciertas y otras erróneas, pero también analiza teorías elaboradas por científicos que se equivocaron. Hay teorías que proceden de los experimentos científicos más surrealistas: incluso hay una que demostró "científicamente" que masticar chiclé potencia la memoria. Sin embargo, además, añade las múltiples teorías que circulan por internet (como las que dicen que el chiclé es constituido de líquido de embalsamar y derivados del petróleo). El autor avisa de que las teorías extravagantes no hacen más que crecer de día en día. Seguro que nunca le faltará trabajo.
La dieta, preocupación continua
El autor, ya en las primeras páginas de su libro, hace referencia a la novela Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain. La tía del protagonista es aficionada a las revistas de salud y cree todo tipo de consejos sobre la salud, a pesar de la dificultad que eso le supone porque muchos de ellos son contradictorios. La tía de Tom come y deja de comer cosas en función de las orientaciones de la prensa (y lo que es peor: obliga en Tom a seguir sus locuras). Con eso, Schwarcz quiere apuntar que los consejos infundados sobre nutrición son un viejo problema. Una parte importante de Monos, mitos y moléculas está justamente orientado a aclarar dudas sobre cuestiones nutricionales, como en lo referente a los alimentos modificados genéticamente. Y sus estudios sobre nutrición aportan muchas sorpresas. Por ejemplo: nos enseña que buena parte de la vainilla que consumimos no viene de la orquídea vainilla, como podíamos suponer, sino del estiércol de las vacas o de los residuos del papel...
El peso del pasado
Un capítulo del libro de Schwarcz se centra en buscar episodios del pasado relacionados con la química. Desde una unidad militar norteamericana preparada para atacar Japón mediante murciélagos bomba, hasta la aplicación de la lejía para enterrar el cadáver de Luis XVIII, todo putrefacto por la gangrena... El autor del libro tiene una cultura enciclopédica y relata episodios de lo más picantes y variados: desde las turbias historias de la empresa Bayer hasta los conocimientos químicos de los antiguos egipcios.
La experimentación y el humor
El autor, a pesar de su escepcitismo, reconoce haber probado todo tipo de productos supuestamente milagrosos, con el fin de verificar su eficacia: desde las bayas de goji hasta el zumo de açaí, pasando por los tés más variados. Eso sí, reconoce que el límite de su experimentación es el orinoteràpia. No lo convenció nada un folleto donde anunciaban que se podía salvar millones de vidas con este producto "de que todo el mundo posee de forma natural y que Dios nos dio con finalidades médicas". Pero Schwarcz no probó este "elixir de vida". Asegura que el Ministerio de Educación, para el que trabaja, tampoco le ha solicitado nunca que asista a un congreso de orinoterapia. Eso sí, en una ocasión se hizo una cama de clavos para ver si realmente dormir sobre clavos relaja. Sólo consiguió rasgarse los pantalones.
Exceso de ciencia
La principal virtud de este libro, su rigor, es al mismo tiempo su principal defecto. La divulgación no hace buena compañía con los matices. Y Schwarcz quiere trabajar bien y matiza mucho. Al lector de un libro divulgativo le gustan las verdades absolutas, claras, diáfanas, contundentes... Uno de los capítulos más atractivos del libro, sin duda, es el de la polémica entre nutricionistas sobre el consumo de grasas. Pero después de presentar debates muy apasionados, en las conclusiones Schwarcz se cuida en salud: "No existen datos solventes que demuestren que las personas a las que se les ha diagnosticado una enfermedad coronaria hayan consumido más grasas que las personas saludables". Y añade: "Habiendo seguido la 'hipótesis del colesterol' durante más de cuatro décadas, sigo sin poder llegar a una conclusión firme". A los lectores todavía les resulta más difícil llegar a ninguna conclusión.