De Franca Masu dicen que no solo canta, sino que es la voz de la resistencia por ser una de las figuras que más ha hecho por mantener vivo el catalán en Alguer. Ella lo relativiza. Dice que solo ha hecho realidad su gran pasión desde pequeña: cantar. “Empecé cantando jazz, música ligera italiana, pop...”. Entonces lo hacía, principalmente, en inglés e italiano. Todo cambió una tarde, que describe como maravillosa, durante un concierto de Maria del Mar Bonet en Alguer. “Me pareció una mujer prodigiosa. Salí de aquella actuación con la certeza de que en Alguer teníamos toda una tradición de canciones de vida marinera muy similares a las que ella cantaba y unos músicos buenísimos que podrían acompañarme. Fue justo en ese momento cuando nació la idea de poner música a poemas de autores alguereses o catalanes, porque en aquella misma época estaba descubriendo también la obra de poetas como Carles Duarte. De esa fusión entre músicos de jazz haciendo música mediterránea cantada en catalán surgió mi proyecto”. Creu de Sant Jordi 2018 “por la defensa de la lengua catalana desde Alguer”, este domingo 13 de julio Franca Masu ofrecerá su único concierto en Catalunya este verano en el marco del festival Perifèria Cultural de Perafita.
Los inicios nunca son fáciles.
Al principio, aquí en Alguer, no se acababa de entender lo que hacía, porque ese tipo de canciones solo se cantaban en tabernas y en festivales de folk. Lo mío era tradición, pero desde una perspectiva más moderna. Todo cambió cuando participé en el Mercat de Música Viva de Vic. Más que un mundo, allí se me abrió todo un universo fuera de esta maravillosa muralla que rodea la ciudad de Alguer.
Todo cambió cuando participé en el Mercat de Música Viva de Vic. Más que un mundo, allí se me abrió todo un universo fuera de esta maravillosa muralla que rodea la ciudad de Alguer
Maria del Mar Bonet, como explicas, fue una figura muy importante en esos inicios.
Le tengo una admiración inmensa. Fue la primera gran artista que vino a verme la primera vez que actué en la Sala Apolo de Barcelona. Cuando yo no era nadie, Andreas Claus, el mánager de Lluís Llach, me ayudó a venir a Barcelona. Fue él quien invitó a Maria del Mar Bonet. De las artistas actuales, quien me encanta es Sílvia Pérez Cruz. Son mis dos grandes referencias de la música catalana. La fuerza que me transmiten cuando las escucho es inexplicable. Sigo aprendiendo muchísimo a través de su música.
En casa, en Alguer, ¿qué idioma hablaban?
Italiano. Mi madre venía de un pueblecito del interior de Cerdeña, y ella hablaba sardo. Mi padre nació en Olbia, en el norte de la isla, pero rápidamente se trasladó a Alguer, porque su padre era alguerés, un hombre de mar. Los dos eran maestros de escuela primaria. Entre ellos se entendían en sardo, pero a los hijos nos hablaban en italiano. Siempre le dije a mi madre que fue una lástima que no me enseñara sardo.
¿Y el alguerés, cómo lo aprendiste?
En casa de mi marido. Y más tarde, cuando decidí dar el paso de cantar en catalán, encontré un maestro excepcional en la figura del poeta alguerés Rafael Caria, muy conocido en Catalunya, miembro del Institut d’Estudis Catalans y Creu de Sant Jordi. Rafael siempre me decía una cosa: “Franca, no cantes para los alguereses, canta para los 10 millones de personas que hablan catalán”. Me pedía que no perdiera las particularidades de nuestra habla, pero que al mismo tiempo hiciera el esfuerzo de que me entendieran también desde la otra orilla del mar. ¿Sabes cuál era su consejo para lograrlo?

¿Cuál?
Que escuchara Catalunya Ràdio a todas hora (ríe). Lo hice. Eso y leer mucho.
En aquellos años, todos los catalanes que aterrizábamos en Alguer pasábamos por la lavandería de Pasqual Mellai.
Un hombre extraordinario. La lavandería ya no existe, ahora es un restaurante. Pasqual ha cultivado un amor infinito a lo largo de su vida por la cultura catalana. Era el punto de referencia para todos los catalanes que veníais, cierto. Era vuestra oficina de turismo oficiosa de Alguer (ríe). Lo sabía todo de Alguer y quería saberlo todo de nuestra historia y cultura común. Coleccionaba libros, fotografías... Espero que todo ese fondo pase a una fundación o a la biblioteca comunal, para que todos podamos consultarlo, porque hay documentos y fotografías antiquísimas de Alguer, documentos importantes. Era un hombre extremadamente sencillo que moría por todo lo que fuera catalán. Él y su esposa, Natalina. De hecho, durante años fui vecina de ese mismo edificio. He tenido la suerte de vivir una algueresidad propia de aquellos otros tiempos. Me instalé allí en 1997, cuando en la ciudad casi no había restaurantes para turistas. Las mujeres salían con el delantal al balcón y hablaban y discutían a gritos. Era como un teatro al aire libre. Y los niños tenían una plaza vacía para jugar. Todo eso ya no existe. Ahora son centros comerciales, restaurantes y bares. El centro histórico de Alguer ya no puede sostener todo eso, todo ese ruido, todo ese turismo. Ya no hay pisos para los alguereses, todo son apartamentos turísticos. Al principio parecía que el crecimiento turístico sería positivo para la ciudad, pero no se ha reglamentado ni regulado. Es un fenómeno que nos ha superado. En Barcelona tenéis ese problema; la última vez que fui, no la reconocí, así que ya entendéis qué quiero decir.
El Alguer es una fuente de inspiración maravillosa, con unos paisajes naturales abrumadores. Me encanta salir en barca y adentrarme en las grutas. El mar siempre me inspira. Vivir en el centro histórico y tener una ventana abierta al mar no tiene precio
¿Tu música nos transporta a ese Alguer que ya no existe?
Me gusta cantar y sí, mantener vivo el recuerdo de ese microcosmos marinero de Alguer. Pero, al mismo tiempo, están todas las canciones que he escrito yo, que hablan de mí, de una mujer moderna, de mis sentimientos, mis experiencias y vivencias. Con todo, Alguer es una fuente de inspiración maravillosa, con unos paisajes naturales abrumadores. Me encanta salir en barca y adentrarme en las grutas. El mar siempre me inspira. Vivir en el centro histórico y tener una ventana abierta al mar no tiene precio.
¿Cómo es la escena musical algueresa? ¿Hay artistas jóvenes cantando en catalán?
Algunos jóvenes lo están intentando, pero es muy complicado. Las cosas han cambiado mucho desde que yo empecé. Yo era profesora y lo dejé todo porque quería ser la voz de Alguer. Pero actualmente, vivir de la música es imposible. Incluso para mí. Los jóvenes que intentan acercarse al alguerés lo hacen brevemente, porque quieren construir una carrera artística y si ya de por sí es complicado, en nuestra lengua aún lo es más. De nuevo, el mundo del espectáculo ha cambiado completamente: si buscas una agencia de management, no la encuentras. Tienes que hacerlo todo tú sola. Cuando un promotor catalán me propone venir a actuar a Catalunya, normalmente me dice que venga sola o con un único músico acompañante, porque un concierto con toda la banda no es sostenible. Pero mi espectáculo es muy diferente si lo hago sola, que si lo hago en formato trío. Otras veces me dicen que venga “a taquilla”, lo cual es un riesgo inasumible para mí, que tengo que pagarme el viaje, las noches de hotel... Necesito un mínimo de seguridad para salir de la isla.