El final de Friends ya es mayor de edad. Este mes de mayo celebra su decimoctavo aniversario y se convierte en un adulto que se podría marchar de casa. Pero no lo hará. Se queda aquí con nosotros; tanto físicamente —en HBO Max—, como en el imaginario cultural colectivo. Sí que es verdad que no ha tenido una adolescencia del todo fácil, porque los últimos años se ha puesto de moda, en algunos sectores de las redes sociales, decir que la serie no hace gracia o tildarla de machista. Tonterías, ahora veremos por qué. El legado de la ficción de David Crane y Marta Kauffman es único e icónico, pero para entenderlo, tenemos que rebobinar todavía más en el tiempo.

Friends emitía su primer episodio en la NBC un 22 de septiembre de 1994, fecha en la que gran parte de los espectadores que la miran actualmente no habían ni nacido. El medio de la televisión era otro entonces, y lo que ahora nos parece antiguo, en aquel momento era de lo más moderno. Es verdad, sin embargo, que la serie no aportaba nada demasiado original a su historia —un grupo de seis jóvenes amigos que buscan sacar adelante sus vidas en Nueva York con el apoyo de los otros—, pero la magia estaba en el cómo. Porque es en el cómo que la serie brillaba.

La icónica serie ya ha cumplido la mayoría de edad. / HBO Max

Humor de manual

El humor de Friends es académico. Y por eso hay gente que ahora lo critica, porque no va más allá de lo que dicen los manuales de comedia. Ahora bien, si este humor es el que sale en los manuales, será por algo. Quizás utilizando chistes fáciles, quizás utilizando técnicas narrativas habituales, pero la serie siempre consigue dar risa, y eso era lo importante. También ayudaban a elevar este material los seis brillantes actores que protagonizaban la sitcom: Jennifer Aniston, Matthew Perry, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc, Courteney Cox y David Schwimmer, siendo este último, por ejemplo, un genio de la comedia física.

Sí, han pasado dos décadas, quizás no todas las bromas funcionan tan bien como antes. Hay algunas que, incluso, chirrían por los tintes machistas u homófobos característicos de la época. Pero no nos pasemos de frenazo con la crítica. Friends es una serie satírica y, por lo tanto, es inevitable que juegue con estereotipos, pero no es más machista que muchas series del momento. Fijémonos en el papel que tenían las mujeres, muy a menudo más protagonistas que ellos. Monica y Phoebe presentaban una gran independencia y libertad sexual, y Rachel es un sutil icono feminista; un personaje que escapaba de la vida que habían elegido para ella para hacer su propio camino, incluso cuando este implicaba ser madre soltera.

Hay quien dice que Friends arrastra estereotipos machistas. / HBO Max

Bonito y emocionante

Friends no fue siempre perfecta, porque es muy difícil mantener el nivel a lo largo de 10 temporadas de más de 20 capítulos cada una. Cuando llevas tantos episodios, tienes que empezar a sacar tramas de debajo las piedras que quizás no funcionan del todo, como la relación entre Joey y Rachel, pero, sin embargo, la serie aguantó sin vivir un gran declive que sí que lo hemos visto en muchas otras series de tantas temporadas que se acaban estrellando en la conclusión (Juego de tronos, Como conocí a vuestra madre...). Así pues, Friends llegó viva al final, y eso le permitió hacer una clausura bonita y emocionante.

Monica y Chandler salían del hospital con sus hijos recién nacidos y Rachel y Ross, finalmente, acababan juntos. Final feliz para las dos grandes relaciones desarrolladas a lo largo de la serie, pero agridulce para el grupo, que se despedía del piso donde tantos momentos habían vivido juntos. Y nada resume mejor la serie que la última frase de Chandler, "¿Dónde vamos a hacer el café?" porque captura este humor sencillo, pero eficaz, y la familiaridad que consiguió crear Friends con espacios como Central Perk, donde, todavía ahora, después de 18 años, parece que puedas volver a pasar un rato con amigos de toda la vida.