Pocos escritores han narrado con tanta claridad afilada la sociedad británica de las últimas décadas. Extremadamente audaz e irónico, Jonathan Coe es autor de novelas ya devenidas incunables contemporáneos como El Club de los Canallas (2002), La lluvia antas de caer (2009), La espantosa intimidad de Maxwell Sim (2011) o su referencia más aclamada, !Menudo reparto!. El escritor de Birmingham vuelve a la actualidad editorial con El señor Wilder y yo, relato con el que abandona momentáneamente el acento inglés para ficcionar el accidentado rodaje de Fedora, una de las últimas películas rodadas por el genial realizador. Un muy destacable ejercicio literario, un extra emotivo homenaje a su dios particular. "No sabía qué forma acabaría tomando, pero sabía que lo haría", revela con la amabilidad y la elegancia del gentleman al novelista un soleado día de finales de febrero. "Es un libro al que venía dándole vueltas desde hace años, siempre con la idea de escribir sobre el rodaje de Fedora. No es una de mis películas favoritas de Billy Wilder, pero la historia que lo rodea siempre me ha parecido fascinante. La única alternativa que se me presentaba era escribir una novela sobre el rodaje de La vida privada de Sherlock Holmes".

¿Por aquello de ser un personaje extremadamente británico?
Sí. Pero habría sido demasiado, escribir dos novelas sobre Billy Wilder (risas)

¿Cuándo sabe un escritor qué ha llegado el momento de materializar aquella idea a la que hace tiempo que le da vueltas?
Es unproceso muy curioso. La cabeza de un escritor es un caos de ideas. Todavía ahora, después de haber escrito 13 novelas no he conseguido resolver este misterio. Lo que tengo claro es que no me siento un día en mi escritorio y me digo que voy a escribir una novela sobre Billy Wilder. La cosa no funciona así.

¿Ha sufrido alguna vez el síndrome de la hoja en blanco?
Siempre que me tengo que poner a escribir una novela nueva la sufro. Pero no te puedes estancar allí, tienes que encontrar la manera de salir de aquella sacudida y empezar a vomitar el relato. Un inicio que estalla de una manera bastante inconsciente, porque si te paras a pensar demasiado, te bloqueas y matas las ideas. Por eso no me gusta demasiado hablar de los libros cuando los estoy escribiendo. Un hecho que sé que también le pasa a otros escritores. Hablar del relato antes de acabarlo puede bloquear la imaginación porque ya te marcas un marco mental de la historia en que estás trabajando.

¿Cuándo ha sido la última vez que se ha sentado a escribir?
Esta misma mañana, porque estoy en medio de la redacción de un nuevo libro.

No le preguntaré, pues, de qué va.
No te lo explicaré. Estoy en aquel momento en que las ideas van llegando y las voy filtrando. Una época, esta, y siempre, en realidad, en la cual no sigo ningún tipo de rutina. Hay días que puedo escribir 6000 palabras, y otros en los cuales me bloqueo y tan solo me salen dos frases. Todavía ahora, con más de 40 años de oficio de escritor, no sé prever los días que serán productivos y los días que serán una pérdida de tiempo.

¿Cuándo supo que era escritor?
Hubo un día que la gente me empezó a decir que era escritor y empecé a ver mis novelas en las estanterías de las librerías. Pero, todavía ahora, como explicaba, me parece increíble ser capaz de escribir 200 o 300 páginas en dos, tres o cuatro años y que aquello acabe convertido en una novela. Siempre tengo miedo de que mi última novela sea mala.

Todavía ahora me parece increíble ser capaz de escribir 200 o 300 páginas y que aquello acabe convertido en una novela

¿De verdad?
Y tanto. Que lo haya hecho 12 veces no significa que lo pueda hacer 13. Siendo sincero, tengo que admitir que me siento muy inseguro como escritor. Pero justamente este miedo se puede convertir en un gran motor creativo.

¿Ha pensado alguna vez en un plan B?
No me gustaría encontrarme en esta tesitura porque más allá de escribir no tengo ningún otro don en nada. Me gusta hacer música, pero es solo un hobby, no me podría ganar nunca la vida, con mis composiciones.

¿Qué tipo de música le gusta?
Música instrumental, un poco melancólica y relajante. Me gusta la música clásica de inicios del siglo XX. Compositores minimalistas y vanguardistas como Steve Reich y Philip Glass.

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Jonathan Coe acaba de publicar su nueva novela El señor Wilder y yo

¿Qué instrumento toca?
Puedo tocar el piano y la guitarra. Podéis encontrar mi música en Spotify. ¡Es ideal para dormirse! (risas).

¿Escucha música mientras escribe?
Acostumbraba a escuchar música mientras escribía, pero lo dejé de hacer hará unos cinco años. De repente me empezó a molestar. Me distraía. Ahora si suena música no me puedo abstraer, tengo que focalizar todos mis sentidos en aquello que suena, ya sea en casa, en el ascensor o en el supermercado. Es más, puedo estar teniendo una conversación extremadamente interesante con uno de mis mejores amigos, que si suena música, me marcho mentalmente.

¿Todavía compra discos?
No. Tengo un montón de viejos vinilos, que son la música que acostumbro a escuchar. Si hay alguna novedad que me llama especialmente la atención, la escucho en Spotify o Bandcamp. Ahora que pienso, no escucho música cuando escribo, pero sí cuando le doy vueltas a ideas para probables novelas. En estos momentos siempre escucho música en vinilo. Lo mejor de este formato es que cada veinte minutos tienes que levantarte para cambiar la cara del disco. Soy una persona extremadamente perezosa y sedentaria. Si escuchara una playlist interminable de Spotify no se me levantaría nunca del sofá. La lástima es que casi todas las grandes tiendas de discos de Londres ya han cerrado. De hecho, para mis hijas, que ya están en la veintena, no existe el concepto de tienda de discos. Era maravilloso pasear por Picadilly y entrar en Tower Records, una tienda de discos de... ¡cuatro plantas!

¿Qué añora del pasado?
Intento no perderme en la nostalgia. Soy de los que piensa que, por norma general, crecer y cambiar siempre es positivo.

Intento no perderme en la nostalgia. Soy de los que piensa que, por norma general, crecer y cambiar siempre es positivo.

Ir al cine o ver películas en casa a través de plataformas... No sé si en este ámbito hemos ido a mejor.
El 90% de las películas que veo, es en casa a través de plataformas. Tengo un sistema de proyección muy bueno, pero, sin embargo, no es lo mismo que ir al cine. Con los libros, en cambio, encuentro que la evolución ha ido hacia positivo. Ahora, si descubro un libro que me llama la atención, lo compro digitalmente y en cinco segundos ya lo tengo. Sigo yendo a librerías, pero mucho menos que antes. La manera en que consumimos, ha cambiado. El consumo de cultura, también.

¿Leemos diferente, también?
Me encantan los libros físicos, pero he cambiado de opinión y ya no me importa el formato en que leo, si en papel o digital. Para mí la experiencia ya es la misma. Antes leía ficción en papel y no ficción en digital, pero ya ni eso.

¿Por qué esta distinción?
Creía que había una mayor conexión emocional leyendo en papel. No querría sonar catastrofista, pero creo que a los libros físicos les quedan unas pocas décadas de vida.

¿Conoce a Fernando Trueba?
¿Lo dice por su discurso a los Oscar?

Sí.
Billy Wilder también es un Dios para mí. Cuando menos, es mi director de cine favorito. Todavía más, también es mi escritor favorito.Así que sí, en este sentido conecto con Fernando Trueba. Días atrás, por cierto, estuve cenando con él, con Fernando. Me explicó un montón de anécdotas relacionadas con Billy Wilder. Llegaron a ser grandes amigos. Él es quien tendría que haber escrito El señor Wilder y yo.

¿Usted conoció a Mr. Wilder?
No. Le escribí una carta y él me contestó. Pero eso es todo.

¿Qué le explicaba y qué le respondió él?
Fue una historia un poco macabra. Yo sabía que estaba muy enfermo. La vida privada de Sherlock Holmes muy probablemente es mi película favorita de Billy Wilder, a pesar de ser un gran desastre económico. Escribí un artículo interminable sobre este filme en la revista francesa Cahiers lleva cinéma. Fue todo muy egocéntrico, pero quise que Wilder leyera el artículo. Eran los primeros años de Internet. El hecho es que busqué la dirección de Wilder en el buscador, cuál fuera que utilizábamos entonces, y la encontré en dos segundos. Le envié el artículo y me respondió pocas semanas después. Era una carta muy breve, pero escrita con extremada amabilidad.

No puedo imaginar mi vida sin las películas de Billy Wilder

¿Cómo descubrió el cine de Billy Wilder?
En la tele. De pequeño, y todavía ahora, era mucho fan de Sherlock Holmes. Un día, sin saber nada de Wilder, vi en la BBC La vida privada de Sherlock Holmes. Me fascinó. Era una recreación muy fiel, a la vez que muy libre. Wilder añadió elementos a la personalidad de Holmes hasta entonces inauditos. Era un Holmes mucho más nostálgico y melancólico. La relación entre Holmes y Watson era mucho más profunda e intensa. Tenía 14 años y me fascinó. Wilder cogió a un personaje extremadamente popular y lo elevó a un nuevo nivel.

¿Cómo sería el Jonathan Coe escritor sin el cine de Billy Wilder?
No puedo imaginar mi vida sin todas estas películas. Desde que lo descubrí, muchas de mis experiencias vitales las equiparo con escenas de sus películas.

Fedora fue el ocaso de Wilder como cineasta. ¿Tiene miedo de escrbir novelas de personas mayores para lectores mayores?
Es inevitable. Hace más 30 años que publico novelas, he visto a mis lectores crecer conmigo. De la misma manera, que me hace extremadamente feliz descubrir que también tengo gente joven entre mis lectores. No es lo habitual, pero a veces pasa.