Macià se marchó al exilio como un simple diputado. Pero durante ese exilio (1923-1931) fabricó su figura política. Viajó incansablemente por Europa y América buscando apoyos políticos y económicos para la causa independentista catalana. La gira por los casales catalanes de América, la creación de un ejército que debía provocar una revolución independentista, o un juicio en París que se saldaría con la colosal derrota del estado dictatorial español, humillado por Francia y por el independentismo catalán, dimensionarían su figura política hasta la categoría de héroe nacional y lo catapultarían a una decisiva victoria electoral, que culminaría con la restauración del autogobierno perdido en 1714.