Si durante la tórrida noche de ayer martes 19 de julio, hubieran secuestrado y conducido alguien hasta allí con los ojos vendados, para liberarle la visión minutos antes del inicio del concierto, esta alma de botijo pensaría, primero, que está en el antiguo Teatro de Epidaure. Acto seguido, por la profusión de abanicos o abanicos que agita el respetable, sospecharía que o bien lo han llevado a ver una zarzuela o está a punto de asistir al enésimo relanzamiento de Locomía. Sin embargo, con puntualidad inglesa (o anglofrancesa), los músicos ocupan posiciones en el escenario y, en vez de aquello de 'Sexo Ibiza, Loco Mía,' empieza a sonar una instrumentación no menos sicalíptica: 'Je t'aime moi non plus'. Con todo, el juego de las falsas apariencias todavía no se ha acabado. Toda una mujer con mucha vida (y mucha muerte) a la espalda, llega con cierta dificultad al centro del escenario, donde la espera un taburete en el cual no se llegará a sentar, sólo apoyarse con la mano, y cuando todo el mundo espera que empiece a rememorar orgasmos demasiado lejanos, la canción se transforma en 'Jane B', con aquella letra que describe a su persona con concreción policial: Signalement / Yeux bleus / Cheveux châtains / Jane B. / Anglaise / De sexo féminin / Âge... Las máscaras han caído en el Teatre Grec de Barcelona cuando la artista ha dado un golpe sobre la mesa y arrancado con toda una declaración de intenciones: soy Jane Birkin y he venido para cantarme a mí misma, no (o no sólo) a Serge Gainsbourg.

Mientras Birkin dormía

De acuerdo, este tema de 1969 también es de Gainsbourg... pero es lo bastante significativo que la veterana artista arrancara la actuación en Barcelona dentro del festival Grec con la canción que prestó el título al filme-retrato que le hizo Agnès Varda, el año 1988. La película Jane B. fue concebida cuando Birkin le confesó a Varda que estaba preocupada por cumplir 40 años, y la directora le dijo que era una edad preciosa, apoteósica y el momento perfecto para hacer un retrato de su vida. 34 años después de la película, con 75 años, Jane Birkin vuelve a retratarse con su primer disco escrito por ella misma: Oh!, pardon, tu dormais... (Kachalou-Barclay-Universal, 2020), donde se lame las profundas heridas de su enfermedad y la muerte de una hija, para sacar fuerzas de la adversidad y mostrarse tal como es: una superviviente con una fuerza admirable. Durante la noche de ayer en el Grec, se apropió de la afirmación del griego Arquímedes: Dadme un punto de apoyo (un taburete, ponemos por caso) y (con)moveré el mundo.

Sería injusto decir que la mujer que sintetizó las mejores esencias del Swinging London, el Free Cinema y el pop francés de los sesenta y setenta sólo se ha apoyado en un taburete para desplegar un repertorio emocionante. Cuatro músicos talentosos, con Jean-Louis Piérot y Étienne Daho —quién había trabajado con otra gran actriz y cantando como Brigitte Fontaine- al frente, han rejuvenecido las antiguas canciones y han compuesto las nuevas. Estas, todo sea dicho, se han hecho esperar un poco. El inevitable fantasma de su excompañero sentimental y profesional ha empezado sobrevolando el escenario con temas como Et quand bien même' o 'Fuir le bonheur de peur qu'il ne se sauve'. Después ha venido una parte dedicada a su icónico álbum Histoire de Melody Nelson, una de las más celebradas por el público, que ya se había olvidado de abanicarse. Y entonces llegó 'Cigarettes', la canción del nuevo disco que habla sin ambages de la muerte de Kate Barry, la hija mayor que se cayó de un cuarto piso. A pesar de la instrumentación cabaretera, pone los pelos de punta desde el primero hacia: Ma fille s'est foutue en l'air / Et par terre, on l'a retrouvée / A-t-elle ouvert la fenêtre / En fait pour chasser la fumée? / Cigarettes... 'Ghosts', dedicada a todos los fantasmas familiares que acompañan a la artista, ha tomado el relevo.

Jane Birkin Arxiu Primavera Sound
Jane Birkin ha vuelto este martes 19 de julio al festival Grec de Barcelona / Foto: Archivo Primavera Sound

Putain, putin...

'Oh! Pardon tu dormais...', la que da título al disco, cantada a dúo con Piérot, es quizás la de más reminiscencias gainsbourguianes. Han seguido una serie de renovados hits nostálgicos, en el mejor sentido del adjetivo, como 'Baby Alone in Babylone' o 'Ex-fan desde sixties', canción que enumera a los principales fantasmas (el de Paul McCartney incluido, ya saben que el actual es un doble) que se quedaron por el camino de los años sesenta; y que a servidor le ha recordado, con los nuevos arreglos, a Stereo Total, el grupo berlinés de punk-pop electrónico de la francesa François Cactus. 'Catch Me if You Can', estremecedora, nos ha vuelto al nuevo disco y a la nueva Birkin. Y finalmente, en los bises, ha recuperado 'Quoi?.

Ha sido entonces que, entre ovaciones, ha dejado de apoyarse en el taburete desde el cual ha conseguido conmover el mundo, el resto de los mortales hemos subido en el autobús habilitado por el Grec para retornarnos al vientre de la ciudad todo cantando palabrotas: las de "Putain, Putain", una versión de un fantasma reciente, el cantante belga de hígado hipertrofiado Arno Hintjens, un irónico himno pro Unión Europea que ha puesto la sorprendente guinda de la noche.