Hay un momento en Eternals donde en uno de los protagonistas se le acaba la paciencia con el género humano. En medio del desastre de Hiroshima, con la bomba atómica todavía humeante, pierde la fe y la voluntad de ayudar al desarrollo de una especie destinada a la autodestrucción. Es especialmente significativa esta escena, porque una de las claves de la más reciente propuesta de Marvel radica en el hecho de que los verdaderos malos de la película son las personas, todos nosotros.

Vamos por partes: los Eternos son una decena de seres inmortales enviados a la Tierra hace 7.000 años para|por un personaje todopoderoso denominado Arishem. Tienen que proteger la Tierra de otra raza de seres (ya son tres) asesinos, los Desviants, y, al mismo tiempo, echar una mano, de vez en cuando, para favorecer el desarrollo de la humanidad. Pero con una frontera que no pueden atravesar: tienen prohibido intervenir en ningún conflicto que no sea causado por los salvajes Desviants. Una vez han acabado con ellos, con la misión aparentemente cumplida, los Eternos esperan volver a casa, a una galaxia mucho, muy lejana. Pero Arishem parece tener otros planes para sus enviados, y prefiere mantenerlos a la espera, escondidos entre nosotros en una clandestinidad que les hace atravesar siglos y milenios, cada vez más desperdigados por|para el planeta, siempre testigos silenciosos de la Historia, de los desastres y genocidios perpetrados por la repugnante tendencia (auto)destructiva de los humanos.

En este punto empieza un largometraje que abre nuevos caminos al universo cinematográfico de Marvel. Creados por Jack Kirby a mediados de años 70, los Eternos se apuntan a la fiesta de la pantalla grande en este tipo de rama cósmica de los cómics que mantienen algunos, pocos, puntos de conexión con el conocido hasta ahora. Os explicamos, sin hacer mucho espòilers, cinco de las claves de una película que supera el primer reto creando de la nada un nuevo cosmos de personajes y situaciones, de orígenes y de superpoderes, de peligros y de enemigos.

1. La espectacularidad asegurada

Que nadie sufra. Eternos es un espectáculo. Más allá de las reflexiones que plantea sobre la humanidad, más allá de la dirección de Chloé Zhao, más allá de como de dialogada está, más allá de la apuesta por la diversidad, más allá del peso de continuar con la herencia de veintitantas películas Marvel, más allá de cualquier consideración, estamos hablando de puro cine-espectáculo. Eternos sofistica la acción haciéndonos viajar en el espacio y el tiempo, y, a lo largo de sus 157 minutos de metraje, ofrece algunas set-pieces trepidantes y vistosas, como las que enfrentan a los Eternos y a los Desviants en Londres y en el Amazonas, y propone un sugerente clímax delante de un volcán en erupción que nos hace pensar en las Canarias (por cierto, una de las localizaciones del filme) como epicentro del fin del mundo.

2. Los superpoderosos también lloran

La inmortalidad no parece plato de buen sabor, y los Eternos han tenido demasiado tiempo para evitar los altibajos emocionales. Son superhéroes deprimidos, que han tenido que combatir la tristeza y la soledad. Algunos están asqueados, cansados de ayudar a una raza, la humana, aficionada a provocar el dolor, a destruir. ¿Merecen los habitantes del planeta Tierra ser salvados? Los he visto matar, mentir... pero también amar, risa..., dice el personaje de Salma Hayek. En el recorrido por varios episodios de la Historia, que llevan los protagonistas de la Mesopotamia del año 5000 a.C. hasta la ya mencionada Hiroshima de 1945, pasando por la Babilonia del 575 a.C., hay un momento especialmente significativo: la matanza de Tóxcatl, uno de los episodios de la conquista de México por parte de los colonialistas invasores españoles, protagonistas de uno de los mayores genocidios nunca vistos. Un momento que provoca discrepancias en el grupo de inmortales semi-dioses (Gilgamesh, Irakis, Thena, Phastos... sus nombres remiten a la mitología), con respecto a su misión a la Tierra. Y en el periplo de Eternos también hay alusiones más que evidentes a la destrucción de la naturaleza y al calentamiento global del planeta.

3. Eternamente inclusivos

Diversidad racial y diversidad sexual. En Eternals tenemos, por fin, a un superhéroe gay, con pareja, todos dos padres de un niño. La normalización incluye un beso en primer plano. Buen comienzo. De hecho, hace unos días, uno de los protagonistas del filme, Kumail Nanjiami, hacía un tuit a propósito de algunas quejas de fans sobre esta representación LGTBIQ+: "Parece que estamos molestando a la gente adecuada", escribía. Eternos no se detiene aquí. Entre el grupo protagonista hay un personaje sordo que utiliza el lenguaje de los signos y que está interpretado por una actriz sorda, Lauren Ridloff (The Walking Dead). Y las procedencias y los colores de piel se mezclan sin problemas: de los 10 Eternos que forman el grupo, sólo cuatro son caucásicos. Quizás es cuestión de cuotas y de imagen, pero es un paso importantísimo para normalizar la inclusividad y para, ojalá, dejar de poner el foco en este punto.

4. Una directora oscarizada y un casting heterogéneo

Uno de los aspectos más interesantes de las películas Marvel es que el todopoderoso Kevin Feige haya hecho una apuesta por poner sus relatos en manos de reputados cineastas provenientes del cine independiente. Ejemplos previos recientes, como los de Taika Waititi (Thor Ragnarok), Cate Shortland (Viuda Negra) o Destin Daniel Cretton (Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos), hacen que la elección de Chloé Zhao no resulte extraña. Detrás de ganadora del Oscar a mejor dirección por Nomadland, Zhao intenta no ahogarse en medio de la maquinaria marvelita, y aportar su sello propio, y sale adelante. Más allá del nervio que aporta a las escenas de acción, también al clímax, la cineasta es capaz de reproducir en algunos momentos aquella poética constante a Nomadland, aquel contraste entre Frances McDormand y el desierto que aquí encuentra un espejo en la pequeñez del Eterno en medio de una isla volcánica o de los últimos rayos de sol en un paisaje abrumador.

Y con respecto a los actores, aparte de una Angelina Jolie que parece salida del psiquiátrico de Inocencia interrumpida, destacan Gemma Chan (que ya había hecho un pequeño personaje a otra peli de la casa, Capitana Marvel), en la piel de la sensible Sersi, escogida para liderar los Eternos. También están Salma Hayek, el surcoreano Don Lee (Train to Busan) o el cómico Kumail Nanjiani (La gran enfermedad del amor), que, junto con el actor indio Hamish Patel, protagoniza los momentos más divertidos de la película: uno, el Eterno Kingo, se ha camuflado entre nosotros como superestrella de Bollywood, y el otro es su fiel mayordomo.

Y también están dos de las estrellas de Joc de Trons: los fans de la serie reirán con el puntual cara a cara entre los hermanastros Robb Stark y Jon Snow, Richard Madden (Ikaris, uno de los Eternos) y Kit Harington (el novio humano de Sersi, un personaje con recorrido). Y curiosidad: en un pequeño papel, entre los habitantes de un poblado amazónico, un actor catalán, Adrià Escudero.

5. Los guiños y las posibilidades que se abren

A pesar de servir para abrir nuevas vías argumentales, Eternals forma parte del mismo universo de personajes y tramas de la veintena de pelis Marvel que ya hemos visto. En la película, por ejemplo, se explica por qué los poderosos Eternos no intervinieron en Vengadores: Endgame. Hay referencias al Lapso (aquellos años donde el chasquido de los dedos de Thanos hizo desaparecer media humanidad), en Thor, en Iron Man, al Capitán América... pero también en Peter Pan o en Star Wars, y, y eso está más que insólito, en Superman y en Batman, rompiendo con gracia la barrera que separa, a los aparentemente incompatibles universos Marvel y MI.

Y otro de los momentos habituales de la casa lo encontramos en las escenas poscréditos. Eternals tiene dos, que siguen abriendo vías a lo que tiene que llegar en el futuro. Las dos nos presentan a personajes (nuevos en cine, con mucha historia en los cómics) destinados a ser importantes en el futuro inmediato de la rama cósmica de la Fase 4 marvelita. Y en una de ellas aparece por sorpresa un actor muy conocido que, de esta manera, se suma a la familia de estrellas de Hollywood fichadas por Kevin Feige. Si se nos permite la apuesta, estos personajes podrían formar parte no sólo de nuevos capítulos de Eternos, también del desarrollo de otras franquicias, como Guardianas de la Galaxia o los Vengadores post Steve Rogers-Tony Stark.

Como la reciente y divertidísima Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, Eternals entra por la puerta grande dispuesta a mantener bien vivo el espíritu lúdico que ha hecho de Marvel uno de los grandes fenómenos de la historia audiovisual.