Este fin de semana, como cada año, la Sagrada Familia organiza sus jornadas de puertas abiertas: el templo abrirá su acceso del viernes 23 al domingo 25. Pero las 30.000 entradas gratuitas que se habían reservado para estos tres días ya han sido agotadas. Coincidiendo con estas jornadas, Josep Faulí, arquitecto director de la obra, ha explicado las tareas realizadas durante el año pasado y han explicado cómo encaran la fase final de la construcción. Faulí, que hace cuatro años que dirige el proyecto, ha asegurado que su objetivo es seguir las directrices que dejó Gaudí, y asegura que él y su equipo son, simplemente "unos colaboradores de Gaudí".

Sacristía del templo. Fotografía cedida por la Basílica de la Sagrada Familia.

Trabajo hecho

Los constructores se sienten satisfechos con la tarea realizada durante este año. Han acabado una de las dos sacristías que se sitúan en la fachada Norte; la otra será el último edificio en erigirse, porque el espacio donde irá ahora es la entrada para los materiales de construcción. También se ha finalizado el pórtico superior de la fachada de la Pasión, con 18 grandes columnas de igual forma y tamaño diferente. Además, se ha realizado la tarea de preparación de la construcción de las torres, que empezará el mes próximo. Esta es la parte esencial de la parte final del proyecto. Hay que levantar 10 torres más, para llegar a las 18 previstas. De momento se concentrarán en la torre de la Madre de Dios, las cuatro torres de los evangelistas, y la torre de Jesucristo, la más alta, que estará en el centro del templo.

El fin, en 2026

Los constructores prevén que, si se mantiene el nivel de ingresos en unos 25.000.000 de euros por año, la obra arquitectónica de la Sagrada Familia podrá estar acabada en 2026. Las seis torres centrales, que ahora se inician, estarán en construcción hasta el 2022. Quedan por construir también la fachada de la Gloria, las dos capillas y el claustro. En 2026 quedarán pendientes, sólo, muchos elementos decorativos, para los que no hace falta intervención arquitectónica. Se calcula que hasta ahora se ha construido un 70% de la basílica y que sólo queda un 30%. Pero las obras probablemente no se acaben nunca del todo. Ahora ya se está estudiando la restauración completa de la fachada del Nacimiento, la primera que se hizo. También se está planteando la instalación de calefacción y suelo radiante en el templo, y se está pensando en hacer reformas en el museo.

Mapa del templo terminado. Fotografía cedida por la Basílica de la Sagrada Familia.

Doblar la altura

Cuando se acabe la obra prácticamente se doblará la altura del templo y eso supondrá grandes cambios al skyline de la ciudad. Las torres están jerarquizadas, según la importancia de los personajes que representan. La torre de Jesucristo llegará a los 172,5 metros de altura. Ahora empiezan las obras del primer nivel. En su interior habrá una escalera de caracol y un ascensor que permitirá subir hasta la cruz.

Panel de piedra pretensada. Fotografía cedida por la Basílica de la Sagrada Familia.

Nuevas técnicas constructivas

Una de las novedades de las diez torres que quedan por construir es que se harán con una técnica de trabajo de la piedra muy reciente: la piedra pretensada. Se trata de agujerear los bloques de piedra y colocarles dentro una barra metálica, que más tarde se tensa. De esta forma, los bloques quedan más sólidamente asemblados, y eso permite una mayor resistencia al viento y a los seísmos. Y, además, eso permite construir con muros más delgados y reducir el peso de la estructura. Así pues, en vez de construir las torres piedra a piedra, se construyen unos grandes paneles fuera del espacio de la obra, que después se trasladan al templo para su ensamblaje. Hay un total de 800 paneles, que hacen de una a veinticuatro toneladas.

Vista aérea de las obras de la Sagrada Familia. Fotografía cedida por la Basílica de la Sagrada Familia.

La piedra, de Montjuïc al mundo

Uno de los desafíos de la construcción de la basílica de la Sagrada Familia es conseguir la piedra necesaria. Gaudí había previsto, para todo el templo, usar piedra de las canteras de Montjuïc, pero éstas hace años que se han cerrado. Los constructores, pues, han intentado buscar piedras similares. No es fácil: las canteras de Montjuïc ofrecían una piedra con tonalidades muy diversas. Para intentar mantener la continuidad estética, los constructores han recurrido a menudo a combinar piedras de orígenes diversos y han importado piedras de diferentes lugares del mundo: Cantabria, Galicia, Francia, Gran Bretaña, Irán... El problema todavía es más complejo porque cada torre usa elementos decorativos de piedra de colores distintos. Para la torre de la Virgen se había previsto usar piedra con tonalidades azules, y se ha traído una preciosa piedra de este color procedente del Brasil.