"Desde Catalunya al mundo entero", un fragmento de la canción "Una lluna a l'aigua" del último disco de Txarango que podría ser perfectamente el leitmotiv del grupo ya que desde el 2015 llevan paseando su música festiva y alegre por por todo el mundo ofreciendo conciertos en lugares culturalmente tan diferentes como México, Japón o los Países Bajos.

Pero Txarango no son el único ejemplo de que la música en catalán triunfa en el extranjero. En los últimos años, paralelamente a la eclosión de grupos en Catalunya que nos permiten tener un abanico muy variado de sonoridades, estilos y letras, un conjunto de grupos que cantan en catalán hacen las maletas para traspasar las fronteras de nuestro país y ofrecer conciertos en el extranjero.

Un ejemplo es Doctor Prats, uno de los grupos revelación del verano pasado, que este julio estará en un festival de Hungría y después viajará hasta Japón. Itaca Band también hará las maletas y viajará hasta Asia para tocar en un festival en Katmandú (Nepal). Otro es Manel, un grupo con un estilo completamente diferente a los anteriores, que recientemente ha vuelto a casa después de estar de gira por diferentes salas de Alemania, Francia y Luxemburgo.

"Catalunya es pequeña y enseguida te la acabas", valora Guillem Realp, integrante de Oques Grasses, que en los últimos años han tocado en lugares como Holanda y Estados Unidos y que este verano repetirán en el país norteamericano. Una opinión con la que también está de acuerdo Joan Enric Barceló, integrante de Els Amics de les Arts: "El recuerdo de haber salido al extranjero siempre es muy bueno porque cuando eres músico y tu territorio es Catalunya, este es pequeño".

els amics de les arts

Els Amics de les Arts en concierto en Londres, en el 2015 / ACN

Un "problema" de dimensiones geográficas que se une a las ganas de los músicos de salir a probar suerte en el exterior. "Txarango es nuestro proyecto de vida, de querer vivir, ver y conocer mundo. Para nosotros es una oportunidad vital porque nunca hasta ahora habíamos podido salir y con este proyecto, que es Txarango, hemos tenido la oportunidad", reconoce Alguer Miquel, vocalista del grupo.

Una razón que suscriben Oques Grasses: "Es interesante salir al extranjero y ver cómo está el panorama musical. Tenemos lugares donde nos gustaría tocar, ver cómo funciona, cómo es la experiencia. Las veces que hemos salido lo hemos hecho sin saber muy bien qué pasaría, para probarlo y son experiencias que nos han enriquecido", afirma Realp.

La música como lenguaje universal

Pero realmente, ¿es tan "fácil" como parece, salir al extranjero cantando en catalán? Si nos fijamos en otras disciplinas artísticas como el cine, la música no ofrece la posibilidad de doblarla ni subtitularla, cosa que provoca que las letras se diluyan y pierdan el significado y sobre todo, la fuerza, si el público no las entiende.

"El idioma parece que tenga que ser una cosa que te dificulte comunicar con la gente pero no es lo más importante porque te acabas entendiendo con la música", valora Realp. De hecho, grupos como Txarango, Doctor Prats u Oques Grasses exportan un estilo de música bailable donde entender o no el significado de las canciones no es ningún inconveniente para disfrutar de un concierto suyo.

Desde Txarango entienden que "la música es un lenguaje universal, un lenguaje en ella misma" y por lo tanto, se establece una comunicación con el público que va más allá del idioma: "Llevamos el sonido Barcelona, un cruce de músicas que conecta con energía y que se conoce en todas partes", añade Miquel.

Imagen del concierto de Txarango en el Festival Saute Mouton, en Nestier, Francia

Pero no todo es tan fácil como parece, y a veces el idioma sí que se convierte en una barrera, sobre todo cuando el estilo musical del grupo no es tanto festivo como una rumba, sino que apuesta por el sonido pop o folk, músicas que a pesar de tener melodías, arreglos y sonoridades bellísimas y muy trabajadas, las letras tienen una importancia primordial para que se entienda el mensaje.

Este es el caso de grupos como Els Amics de les Arts, a quien el hecho de tocar pop y hacerlo en catalán les dificulta las cosas. "Cuando vamos fuera hay un problema. Nuestro caso es diferente al de Txarango, ellos exportan una música que es de aquí, que se enseña en el mundo, una música que se puede disfrutar sin entender, nosotros somos el caso contrario. ¡Vamos a Manchester a tocar pop y dicen '¡pero si lo inventamos nosotros!'", opina entre risas Joan Enric Barceló.

Un problema que afecta por igual en todos los países del mundo, pero que sobre todo toma fuerza cuando se visitan lugares de habla inglesa, ya que ellos "ya tienen su propio mercado", afirma Barceló. Vassil Lambrinov, integrante de los Blaumut, va un poco más allá del problema de la lengua y apunta a cuestiones culturales: "El mundo anglosajón tiene la fuerza del inglés. Están muy acostumbrados a escuchar música en su idioma, pero no en otros. Por lo tanto, es más una cuestión de cultura".

De hecho, en Catalunya no nos escapamos de esta cuestión cultural, ya que estamos muy acostumbrados a oir canciones en inglés, y de hecho, aunque a veces no llegamos a entender la totalidad de la letra, no se nos hace extraño. Una prueba son los conciertos de numerosos artistas de habla inglesa que año tras año se programan en Catalunya; en cambio, si algún día nos topamos con un concierto de algún artista que cante en portugués, finés o alemán, ya vamos con una predisposición diferente.

Normalizar el catalán

Sin embargo, aunque el catalán pueda ser una barrera para alcanzar una plena comunicación con el público, los músicos no son partidarios de cambiar de idioma y traducir sus canciones. "Lo más normal es que cojamos el catalán para viajar por el mundo y no haber cogido el inglés para cantar y expresarnos, cuando no lo conocemos porque no hemos vivido ni nos hemos criado en la cultura anglosajona", defensa Miquel.

Esta línea la comparten Oques Grasses, que ven como el hecho de cantar en un idioma desconocido despierta cierta curiosidad entre la gente: "Cuando oyen que cantas en un idioma diferente, el público siente curiosidad. Por ejemplo, en un festival en Milwaukee, en los Estados Unidos, tocamos a las 12 del mediodía y pensábamos que no habría nadie porque no nos conocían, pero la gente estaba interesada y el idioma quedó en un segundo plano", afirma Realp.

Oques Grasses tocando en el SummerStage Festival, en los Estados Unidos

De hecho, tocar ante público catalán o autóctono también se puede ver influido por si el concierto tiene lugar en un festival con otros grupos o en salas donde el protagonismo recae exclusivamente en ellos. La primera opción es la que han vivido en primera persona grupos como Txarango u Oques Grasses, que han compartido cartel con otros grupos y por lo tanto, el público autóctono del lugar, que a priori no los iba a ver, los acabó descubriendo.

En cambio, el caso de Els Amics de les Arts es diferente ya que su gira en el 2015 en salas del Reino Unido tuvo un público formado mayoritariamente por catalanes. "Había un 90-95% de catalanes y el otro 10% eran compañeros y amigos de los catalanes", explica Barceló.

Sin embargo, desde la formación se ve como "un reto de futuro" la posibilidad de tocar en festivales donde coincidan en cartel con otros grupos de todas partes, cosa que permita que "haya gente que de rebote esté allí porque ha visto otro grupo".

El catalán como aprendizaje

No obstante, esta no ha sido la única manera que ha permitido a la formación catalana tocar en el extranjero. Después de publicar el trabajo Bed&Breakfast, el grupo visitó diferentes universidades de Alemania donde los alumnos que aprendían catalán habían trabajado sus canciones. Este hecho, el simple hecho de traducir y trabajar las canciones, permitía a los estudiantes hacerlas más "suyas" y ver que, en el fondo, el mensaje era universal. "Cuando haces un circuito por universidades, la gente ha trabajado y adaptado tus canciones. Eso es muy reconfortante porque ven cómo los mensajes son universales", reconoce Barceló.

Y es en este momento cuando la barrera del idioma se rompe. Desde Els Amics de les Arts recuerdan "a un estudiante a quien le tocó trabajar la canción "Reyjkavíc", un tema que trata de la separación amorosa". "Casualmente, cuando el chico llegó a casa, su pareja le dijo que lo dejaba", rememora Barceló.

En una línea similar se encuentra Blaumut, que en la primavera del 2014 actuaron en Copenhague como invitados en la semana del cine en catalán. Lambrinov afirma que había bastante mezcla entre público catalán y autóctono y entre estos últimos había unos cuantos "sorprendidos" de haber disfrutado del concierto a pesar de no entender demasiado bien qué cantaban. Una situación similar a la que viveron durante la verbena de San Juan del 2015 en Perpinyà.

Blaumut actuando en Perpiñán el 23 de junio del 2015

A pesar de esta buena experiencia desde Blaumut son conscientes de que en estos momentos no se pueden permitir hacer una gira por el extranjero, aunque lo tienen marcado "como tarea pendiente". "Nos escribe gente de América Latina para que vayamos a tocar allí, pero hoy por hoy no podemos hacer una gira así", reconoce Lambrinov.

Joan Enric Barceló comparte esta opinión y destaca que "intentamos salir al extranjero sin perder dinero y es complicado hacerlo en buenas condiciones". Pero siempre está el caso, como recuerda el músico, de fans extranjeros que vienen expresamente a Catalunya a verlos, como una chica de México que no faltó a los 3 conciertos que Els Amics de les Arts dieron en la Sala Barts de Barcelona el pasado mes de mayo.

Aunque estos son casos aislados, quizás algún día se pueden convertir en normales y será totalmente habitual, que grupos catalanes más ligados al pop y al folk puedan disfrutar de grandes giras en el extranjero. Mientras tanto, la música sigue siendo el género artístico que más dificultades tiene para ser universal. Todavía hay ciertas barreras, relacionadas con el idioma, pero también culturales, que limitan que la música en catalán pueda ser escuchada y, sobre todo, disfrutada en el exterior.