Llega a las librerías La casa de la frontera, de Rafael Vallbona (Edicions 62), el libro que ganó este año el premio BBVA Sant Joan, otorgado por la Fundació Antigues Caixes Catalanes y el BBVA CX. Se trata una historia basada en un caso real: una casa situada en la Cerdanya, en pleno límite fronterizo, situada entre la aduana francesa y la española, por donde pasaron episodios clave de la historia europea: las colectivizaciones anarquistas, los fugitivos de la guerra civil, los contrabandistas que actuaban para superar la crisis de la posguerra, la llegada del turismo... A partir de esta casa que existe de verdad, y donde incluso se organizaron reuniones del gobierno vasco en el exilio, Vallbona quiere profundizar en la historia del continente europeo. El autor confiesa que si bien en la enseñanza secundaria odiaba la historia porque le habían explicado muy mal, cuándo llegó a la universidad J.B. Culla, que fue su profesor, le hizo reconciliarse con esta disciplina, que ahora adora. Los editores han previsto, el 15 de septiembre, una presentación de La casa de la frontera a los lectores, en el marco de la Setmana del Llibre en Català, mediante una lectura dibujada del libro.

Ni demasiado ni demasiado poco

Vallbona ha tardado 9 años en hacer esta novela, un tiempo que él considera "ni mucho ni poco". En realidad, esta novela no era fácil: la ha podido escribir con la colaboración de toda la familia implicada, la que ha vivido cinco generaciones en esta casa. Porque, según Vallbona, el 99% de la novela no es ficción, sino la historia real de la familia Grau. En realidad, los personajes incluidos son todos reales. Aunque algunas de las escenas parezcan increíbles, Vallbona niega que haya exagerado. Y pone el ejemplo de la aplicación de un régimen anarquista en esta zona de la Cerdanya. En 1936, ante el vacío de poder generado por la guerra civil, en la Cerdanya tomó el poder la CNT, bajo el liderazgo de un turbio individuo al que llamaban El Cojo de Málaga. Hubo una colectivización masiva y se organizó la sociedad desde los postulados anarquistas, de la forma más completa que se ha hecho nunca en el mundo (con muchos claroscuros, a pesar de todo, por la brutalidad de los líderes anarquistas: El Cojo de Málaga acabó muerto en un conflicto entre revolucionarios). Vallbona explica cómo algunos personajes de la familia se vieron implicados en esta experiencia revolucionaria. Pero Vallbona no quiere que su obra, a pesar de ser basada en hechos históricos, se considere una novela histórica, porque tiene elementos de reportaje, de novela de aventuras...

Estirpe y frontera

Rafael Vallbona define su libro como "un fresco del siglo XX visto desde dos perspectivas: la de una casa, una estirpe, que dura cinco generaciones, desde que compran la casa hasta que cambian de actividad; y la de la frontera, un relato que se explica desde la periferia, no desde el centro, sino desde un lugar que es la frontera, pero también que es la montaña, un territorio muy frío, difícil". "La frontera me atrae mucho", confiesa Vallbona: "es un no lugar, que no está demasiado documentado, donde pulula mucha gente, con trayectorias extrañas". Y añade: "encuentro mucho más interesantes las fronteras que los lugares donde todo ya está pactado y planificado". 

Un territorio difícil

Vallbona no intenta dar una visión romántica de la Cerdanya. Reconoce que la vida fue muy dura, allí y explica que los individuos de las cinco generaciones que retrata en su libro, mayoritariamente, se tuvieron que marchar de la Cerdanya, o bien se tuvieron que quedar por fuerza, hasta la actualidad, cuando llega una generación que puede escoger su horizonte vital y decidir donde quiere vivir. Uno de los elementos claves definitorios del cambio del territorio, como apunta en la novela, es la construcción del túnel del Cadí, un hecho anecdótico para los barceloneses pero esencial para los de la Cerdanya. Vallbona tenía claro que "el libro tenía que llegar hasta hoy". El libro incorpora al propio Vallbona como personaje: aparece al principio, cuando él entra en contacto con la casa, y también al final, cuando explica su relación con la familia para explicar la transformación final de la Cerdanya. Pero Vallbona rechaza que se tilde su libro de autoficción: afirma que lo que explica en él es estrictamente cierto, como la gran calidad de los gin-tónics que elabora Josep, uno de los personajes principales. Y a pesar de que no le gusta esta etiqueta, afirma que la autoficción es un género que tiene mucho recorrido, aunque no identifique su novela con él...