CaixaForum presenta, a partir del viernes 4 de noviembre y hasta el 5 de febrero, la exposición Un Thyssen nunca visto, en la que se muestran 63 obras fundamentales de la colección Thyssen; 42 de estas no se habían podido ver nunca en Barcelona. Se trata de un recorrido completo por la historia del arte, desde el siglo XIII hasta finales del siglo XX, con autores tan destacados como El Greco, Jan Bruegel, Picasso o Kandkisnki. Es la primera vez que el museo madrileño cede una cantidad tan grande de obras para una exposición. Con esta exposición quiere trasladar a Barcelona la celebración de los 25 años de la apertura del Museo Thyssen-Bornemisza, que se celebrará el año próximo.

Géneros

Guillermo Solana, comisario de la exposición y director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, que ha pasado por Barcelona para presentar Un Thyssen nunca visto, ha destacado que las 63 pinturas se presentan en un orden inédito. Hay 6 secciones, de carácter temático: hay una dedicada al arte religioso, otra a las representaciones de la ciudad, una exclusivamente dedicada a las naturalezas muertas, los retratos tienen su propio apartado... Así se establecen interesantes analogías entre pintores de periodos y geografías lejanos: El Greco comparte sala con Fra Angelizo y con Marc Chagall, Picasso con Ticiano, Jan Bruegel con Gustave Courbet y Camille Pissarro con Wassili Kandkinski. Una forma bastante interesante de romper con los análisis limitadores por estilos y por orígenes.

Obras de los grandes

El CaixaForum acoge, en esta exposición, pinturas de maestros de primera línea, del Greco a Marc Chagall. Quizás no son las imágenes más emblemáticas de estos artistas, pero suponen una posibilidad única para el público barcelonés de acercarse a obras representativas de algunos grandes artistas. De Marc Chagall se expone una sublime La Madre de Dios del pueblecito, de Raffaelle Sanzio Retrato de un joven, de Peter Paul Rubens Retrato de una dama joven con un rosario, de Rembrandt uno de sus Autorretratos, de Picasso el Arlequín con espejo, de Cézanne una naturaleza muerta...

Los imprescindibles

Entre los pintores más próximos, la exposición incluye un sublime Sant Jeroni penitente de Josep Ribera (de 1634), con un tenebrismo que lo emparenta con el Caravaggio. Edward Hopper, uno de los introductores del realismo en Estados Unidos, presenta Habitación de hotel, una obra emblemática. Alberto Giacometti es representado por un inquietante Retrato de mujer. De Salomon Jacobsz. van Ruysdael se nos ofrece una magnífica pintura de madurez: Veleros al lado de un pueblecito. De Michele Marieschi, un pintor italiano del XVIII que murió a los 32 años, se nos muestra una de sus mejores pinturas venecianas: El gran canal con Santa Maria dalla Salute. Camille Pissarro es representado por una obra de su última época: Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia. Y el fotorrealismo norteamericano está presente mediante un cuadro de Richard Estes, Cabinas Telefónicas.

Una colección excepcional

Augusto Thyssen (1842-1926) fue el creador de la colección; incluso mantuvo correspondencia con Auguste Rodin, a quien le compró siete de sus esculturas. Su hijo Heinrich, el primer barón Thyssen-Bornemisza (1875-1947), multiplicó la colección con la compra de muchas obras en pocos años; en 1930 ya expuso su colección en la Neue Pinakothek de Munich. A la muerte de Heinrich, en 1947, sus hijos se repartieron la colección, con lo que pusieron en peligro su continuidad. Pero el hijo pequeño, Heini, decidió reconstruir la colección y la orientó principalmente hacia el arte moderno y contemporáneo. Con la mediación de Carmen Thyssen, en 1992 se inauguró en Madrid el Museo Thyssen-Bornemisza, con la voluntad de mantener una colección agrupada y ponerla a disposición del público. Algunas de las piezas de la colección se exponen en el Museu Nacional d'Art de Catalunya, en las secciones de gótico, Renacimiento y barroco.

Actividades

La Obra Social La Caixa ha publicado un completo y esmerado catálogo de la exposición, con textos de Guillermo Solana y Marta Ruiz del Árbol. Además, ha organizado un ciclo de conferencias sobre la colección Thyssen-Bornemisza. Y, como de costumbre, ofrece visitas guiadas para el público en general y visitas comentadas para escolares. Estas son, sin duda, muy convenientes: es obvio que esta exposición tiene una clara utilidad a nivel educativo, porque los 63 cuadros que se presentan permiten un recorrido rápido y casi completo por la historia del arte occidental. Y por los temarios de Historia del Arte de bachillerato, también.