El CCCB inaugura este martes la exposición "1.000 m2 de deseo. Arquitectura y sexualidad" que investiga el papel del espacio como creador de deseo, partiendo de la base que la arquitectura "es una forma de seducción". Vicenç Villatoro, director del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona ha afirmado que se trata de una exposición "muy seria, pero lúdica" que pretende "abrir debates". Esta exposición entra en la línea expositiva del CCCB de este curso, que pretende analizar las utopías "que no piensan en cambiar el mundo sino en transformar la vida", ya que Villatoro ha apuntado que en el siglo XXI domina el proyecto de transformar la vida sobre la voluntad de cambiar el mundo. La exposición, comisariada por Rosa Ferré y Adélaïde de Caters, estará abierta hasta el 19 de marzo.

Bubble House. Design Studio Chrysalis. Revista Playboy, abril 1972 © Richard Fish.

De la ilustración a la actualidad

La exposición dedica mucha atención al siglo XVIII, ya que las comisarias aseguran que la Ilustración, con su visión utópica del mundo, también tuvo su vertiente sexual. Así como el panóptico proponía un proyecto de control absoluto del individuo, también algunos ilustrados se planteaban la creación de espacios que favorecieran las relaciones sexuales. En 1.000 m2 de desig se analiza el proyecto arquitectónico de la cámara de torturas sexuales del marqués de Sade, se reproduce el templo del amor planificado por el arquitecto Claude-Nicolas Ledoux, y se recuerda de que los falansterios ideados por Charles Fourier tenían unos espacios reservados para orgías gastronómicas y eróticas. Y aquí, se nos pone en relación estos ejemplos con el trabajo de Nicolas Schöffer, que en los años sesenta diseñó un Centro de Entretenimientos Sexuales, con esculturas, luces, imágenes, cojines por el suelo y perfumes. Este centro circular se reproduce íntegro en la exposición.

La casa del siglo, de Ant Farm (Richard Jost, Chip Lord, Doug Michels). Revista Playboy, diciembre de 1973.

La herencia del Playboy

Uno de los platos fuertes de la exposición es el espacio dedicado a la revista Playboy (que ha ido a cargo de Beatriz Colomina). Esta revista, además de ser un referente en la vertiente sexual por sus fotografías de modelos desnudas, fue también muy influyente en el aspecto político e intelectual, y dedicó mucha atención a la arquitectura, incorporando reportajes sobre las más innovadoras viviendas. El propietario de la publicación creó un vivienda-oficina destinada a fomentar la sexualidad. Todo giraba entorno a su cama, redonda y giratoria, que le servía de despacho, pero también para sus orgías. En este apartado también se presenta una maqueta del avión de Heffner, que contaba con una cama redonda en posición central. Y al lado de la vivienda de Heffner, la exposición se presentan otras casas creadas para el placer: las de Ant Farm, John Lautner, Carlo Mollino...

Casa Devalle, 1939-1940. Carlo Mollino. Politecnico di Torino, Sezione Archivi della Biblioteca "Roberto Gabetti" © Fondo Carlo Mollino.

Sexografies

La exposición se cierra con un apartado sobre los espacios públicos dedicados al sexo. Aquí aparecen los burdeles, los sex shops, las discotecas, los cines pornos... E incluso se exploran los mundos imaginarios presente en libros y películas. Y en los tiempos que corren, en que mucha actividad sexual es realiza a través de internet, no podía dejar de dedicarse un apartado a las redes, uno de los espacios centrales de la sexualidad actual, cada vez más narcisista.

En clave masculina

Las comisarias de la exposición destacan que, en casi toda la exposición, lo que se refleja es una visión absolutamente masculina del deseo. Apuntan que la mujer es considerada como un simple objeto del deseo en la mayoría de las obras que se presentan. Y añaden que en este campo se ha cambiado más bien poco, porque la arquitectura sigue siendo un mundo mayoritariamente masculino, y casi todos los arquitectos que se preocupan por el deseo son hombres.

Con quinientos bastaba

La exposición se complementa con un ciclo de debates sobre "Políticas del Deseo", una conferencia de Beatriz Colomina, la performance sobre el sida Tour de force de Joan Morey y un conjunto de sesiones de cine pornográfico de culto. 1.000 m2 de deseo contiene algunos piezas y espacios muy conseguidos, como el Orgon de Wilhelm Reich, el Centro de Entretenimientos Sexuales de Nicolas Schöffer, la instalación In the front of the green door, de Johannes Wohnseifer, o todo el apartado dedicado a Playboy. Pero se complementa con elementos que tienen una relación tangencial con la arquitectura o con el deseo, como una maqueta del edificio Walden 7 de Ricard Bofill, o algunos de los vídeos finales sobre sexualidad. Contando con algunos materiales de gran calidad, quizás habría ganado no perdiéndose en discursos que acaban siendo muy forzados.

 

Foto de portada: Casa Elrod, de John Lautner. Foto: Revista Playboy, noviembre de 1971.