Andreu Martín ha recibido este jueves el Premio Gaziel de Biografies i Memòries 2015, convocado por el editorial RBA y la Fundación Conde de Barcelona, por la obra Por ahora, todo va bien. El premio está dotado con 10.000 euros, e implica la publicación de la obra en catalán en La Magrana y en castellano en RBA. El libro ya está en las librerías

Una fiesta

El acto de entrega ha sido, básicamente, una fiesta a la que ha asistido, básicamente, todo el mundo de la novela negra. Andreu Martín, relajado y con sentido del humor, ha agradecido el premio: "Me dan un premio y me dan un micrófono. Y se supone que me lo dan para que diga gracias. De hecho, ya se me lo decía mi madre: cuando te den alguna cosa, di gracias". Y ha celebrado que "Por ahora, todo va bien", comparándose con el hombre del chiste que caía desde el décimo piso, y mientras iba viendo pasar los pisos, se repetía: "De momento, todo va bien" (de aquí viene, justamente, el título del libro). Escritores, lectores y gente del mundo del libro han acompañado a Andreu Martín en esta fiesta, que se ha convertido en un homenaje a su figura.

Un homenaje pendiente

Andreu Martín merecía un reconocimiento. Muchos autores han sido elevados a la élite de los autores "serios" y premiables, y sus obras al final no han superado el paso del tiempo. Martín, en cambio, ha sido a menudo relegado a la categoría de autores "menores" por la crítica. En realidad, él es consciente de que nunca llegará a formar parte de los autores canónicos, y así lo confiesa a sus memorias: "Soy de aquellos curas que no saldrán nunca de la parroquia de pueblo. Conservo un grupo de feligreses que me aman, pero sé que no llegaré nunca a obispo ni a cardenal". Y, a pesar de todo, Andreu Martín ha conseguido crear más nuevos lectores, él sólo, que muchas instituciones culturales juntas. Ha conseguido cautivar al público joven, que lo adora. Y ha conseguido que muchos de ellos se interesaran por la literatura. Además, ha conseguido que muchos catalanes pasen su tiempo de ocio con un libro en las manos. Y esto no es poco.

Producción constante

Andreu Martín ha escrito más de cien títulos, individualmente o en colaboración. Eso supone una media de tres libros anuales, aproximadamente, a los que se tienen que añadir los diversos trabajos de redacción para cine, televisión, teatro, cómic... No llega al nivel de Ramon Llull o de Lope de Vega, pero su ritmo de producción es impresionante. Se calcula que Andreu Martín ha vendido, a todo en el mundo, entorno en 2.000.000 de ejemplares de sus obras. Ha sido traducido al castellano (unos 80 títulos), al gallego (8), al vasco (7), al asturiano (1), al alemán (5), al francés (9) y al italiano (3). 

Unas memorias que marean

El currículum de Andreu Martín es toda una amenaza para los bosques del planeta. Andreu Martín trabajó como a guionista de tebeos (cómo se les llamaba en la época) en Sir Timo O'Theo: un detective con aire de Sherlock Homes siempre acompañado de su fiel Patson. En el mundo del cómic también participó en la elaboración de otros guiones para Bruguera y pasó por otras revistas emblemáticas, como Cavall Fort o El Jueves (además de pasar por numerosas revistas de corta duración). Aunque ahora es conocido, sobre todo, por su inmensa producción de libros, no publicó ninguna novela hasta los 30 años. Hoy en día vive de la literatura, cosa excepcional en este país. 

En los escenarios y en la gran pantalla

Andreu Martín ha escrito absolutamente de todo. Es conocido, sobre todo, por sus novelas juveniles, y por sus novelas negras, pero ha hecho muchas cosas más. Pasó por la novela erótica, e incluso ganó el premio La sonrisa vertical. Triunfó en el teatro con una obra frenética e hilarante: Putiferi. Muchos quizás han sido con contacto con la literatura de Andreu Martín sin ni darse cuenta de ello, porque ha redactado una decena de guiones de película, entre ellos el de Sauna (basado en la novela de Maria Jaen). Con tanta escritura, uno pensaría que Andreu Martín vive enclaustrado y no tiene tiempo para levantar la cabeza de sus papeles. Pero a través de Por ahora, todo va bien aprendemos que Martín ha hecho teatro, que viaja, que es amigo de sus amigos y dedica buenos ratos a estar en su compañía... "Me gusta presumir de amigos", reconoció Andreu Martín en la presentación del premio. En sus memorias, lo demuestra.

En compañía de todos

Andreu Martín ha pasado por muchos campos, y por eso, por las páginas de Por ahora todo va bien desfilan personajes de lo más diversos: el dramaturgo Jordi Teixidor, el humorista Perich, el polifacético Manuel Vázquez Montalbán, el novelista Juan Marsé, el rey del cómic, Carlos Giménez, el director de cine Vicente Aranda (que en Fanny Pelopaja llevó en el cine Prótesis, de Martín)... 

Deuda personal

Hay que dejar claro que formo parte de los deudores de Andreu Martín. De pequeño me encantaba Sir Tim O'Theo, que me aliviaba las tensas esperas cuando me tocaba ir al barbero. Cuando crecí me enganché a El Jueves y nunca me perdía los Contactos. Me divertí como nunca lo había hecho antes al teatro, con Putiferi. Me aficioné a la novela negra en compañía, entre otras, con El día menos pensado. Ya de mayor, como librero, me resolvió un problema con muchos jóvenes lectores: muchos de ellos adoraban su Flanagan...

Arraigado

Andreu Martín, en Por ahora, todo va bien, hace un canto a todo su mundo: su bar favorito, sus amigos, sus maestros, su patrulla de scouts, su grupo de teatro... Con humor e ironía, no deja de reflejar con amargura el disgusto por la marcha del mundo: "Hay movilizaciones internacionales por la muerte de un pingüino o de un orangután, porque están a punto de extinguirse, ¿y a nadie le importa que cierren una pequeña librería o un colmado familiar? Para mí, eso son síntomas del fin del mundo. Como mínimo, son síntomas del fin de mi mundo".

¿Un libro premiable?

No es muy elegante que una editorial conceda un premio de memorias, justamente, a uno de sus autores estrella: "La mujer de Cèsar no sólo tiene que ser honrada, también tiene que parecerlo". Además, Por ahora, todo va bien, no es uno de los mejores libros de Andreu Martín. No es que esté mal escrito; Andreu Martín tiene mucho oficio, y sabe escribir con mucha gracia. Consigue un libro muy digno, que se deja leer muy bien, aunque hay un cierto desorden en las anécdotas. La cuestión es que la materia prima de las memorias no es nada rompedora. Todo parece indicar que Andreu Martín no es el tipo de persona que guarda secretos inconfesables. Y aquello que queda claro es que si tuviera este tipo de secretos, no los incluiría a sus memorias. Así pues, sin grandes revelaciones, buena parte de las memorias se centran en sus vivencias de adolescente, en sus veraneos, en los encuentros con sus amigos, en los paseos por la Vila Olímpica, en las aventurillas de la mili... Al fin, pues, las memorias se convierten en una simple acumulación de anécdotas simpáticas. Bien escritas, que no es poco. Pero que nadie espere mucho más.