Hay un misterio lingüístico e identitario que siempre me ha fascinado: en Cataluña, si le preguntas a alguien de dónde es, siempre te dirá el nombre de su pueblo o ciudad. Pero si es del Ampurdán, es muy improbable que te diga: “soy del Ampurdán”. Seguramente, te dirá el nombre del pueblo o de la ciudad y nada más: “Soy de Cadaqués”, “soy de Palafrugell”, etc. Como mucho, añadirá: “soy de Borrassà, un pueblo del Alto Ampurdán” o bien “soy de Albons, un pueblo del Bajo Ampurdán”. Pero lo especificará, ¿eh? Dirá si es del Alto Ampurdán o si es del Bajo Ampurdán. ¡Estoy un 99,9 % segura! Si no lo hace, o se ha confundido, o es que le has preguntado a un turista.
El Alto y el Bajo Ampurdán son como dos ramas de una misma familia que se necesitan
Esa manía —o necesidad— de concretar el lugar de donde somos no es casualidad. Tiene que ver con la geografía, con la historia y, sobre todo, con un pequeño orgullo comarcal que roza la rivalidad. El Ampurdán, históricamente, era una sola unidad comarcal, pero desde 1936, con la nueva división comarcal, quedó dividido en dos: al norte, el Alto Ampurdán, con Figueres como capital y la tramontana como sello; y al sur, el Bajo Ampurdán, con capital en La Bisbal y la Costa Brava como sello y como postal.
El Ampurdán era una sola unidad comarcal, pero en 1936, con la nueva división comarcal, quedó dividido en dos
El Alto y el Bajo Ampurdán son como dos ramas de una misma familia que, a pesar de los pinchazos, se necesitan. Comparten historia, cocina, paisajes e incluso un poco de carácter, pero eso no significa que renuncien a marcar su territorio. ¡Y de la lengua propia también hacen bandera! Se pueden encontrar muchas obras locales que hablan de la lengua de cada lugar. Coses sentides (Edicions Baix Empordà), donde se reúnen unas 1.500 palabras, expresiones y frases hechas propias del habla palafrugellense, o D’abantes a xurrencai - El parlar de l’Empordà (Editorial Gorbs) de Robert Sabater. ¡Y hay muchas más!
El Empordanet, en palabras de Pla, es casi una pequeña nación dentro de la comarca, con un carácter propio y una manera diferente de vivir el territorio y la lengua
Cuando la gente dice que “ha estado unos días en el Ampurdán”, muy probablemente no se haya planteado nunca de dónde viene la denominación del lugar donde tienen la segunda residencia o por qué se llama así el sitio al que van de vacaciones cada año. ¿Es el Bajo Ampurdán, el Alto Ampurdán o simplemente el Ampurdán? ¿Saben que dicen “el Ampurdán” siendo conscientes de que hacen referencia al Ampurdán como la comarca histórica sin uso administrativo? Puede que sí, pero quiero pensar que lo dicen refiriéndose a un “todo”, para indicar que es aquella “zona”, como el que dice que va “a los Pirineos”. De hecho, por eso he pensado en escribir este artículo... Así que, gracias por la idea, gente, y de nada por explicároslo en menos de tres minutos.
Otro concepto que aporta luz a la oscuridad —o que quizá más bien pone oscuridad a la luz— de esta compleja identidad es el del “Empordanet”, una denominación ideada por Josep Pla que utilizó para referirse a la parte más interior y pequeña, la zona de la llanura del Bajo Ampurdán. Esta expresión, que a menudo queda olvidada en el discurso general, define un espacio más reducido, de montaña, de pueblos pequeños y ricos en tradiciones que conservan todavía un catalán muy genuino. El Empordanet, en palabras de Pla, es casi una pequeña nación dentro de la comarca, con un carácter propio y una manera diferente de vivir el territorio y la lengua. Es un término que simboliza que dentro del Ampurdán, que ya está dividido en Alto y Bajo, hay todavía subidentidades que van marcando territorios, matices y maneras de ser diferentes. A mí, como concepto, me encanta.
Así pues, hablar del Ampurdán a secas puede ser una simplificación o puede ser una manera de englobar todos los “Ampurdanes”. Depende de cómo se mire o se quiera entender. Lo que queda claro es que “he estado en el Ampurdán” solo quiere decir que has estado “en una pequeña parte de este vasto territorio”, y que esta distinción a veces es importante, y mucho, para quienes viven allí y sienten pertenencia.
Si queréis hacer amigos en la zona, no lleguéis diciendo “me encanta el Empordà”, así, sin concretar
Al final, quizá es solo una cuestión de orgullo bien entendido: especificar si eres del Alto o del Bajo no es renegar del Ampurdán o del “otro Ampurdán”, es reivindicar tu pedacito. Es decir: “Sí, soy del Ampurdán, pero de este Ampurdán concreto que me ha hecho ser como soy”.
Bien, para acabar con esta cuestión... Si queréis hacer amigos en la zona, no lleguéis diciendo “me encanta el Empordà”, así, sin concretar. Concretad, dice... “me encanta Llançà y también me encanta Begur, y sobre todo me encanta aquella cala escondida de Port de la Selva (y no voy a llamarle el nombre ni la colgaré en Instagram porque así se preservará y la gente no la masificará)”. Ven, buen verano.