En abril de 2002, TV3 emitía el último capítulo de Plats Bruts, la serie más revisitada, citada, y reemitida de la historia de Catalunya. Y es que después de obtener unas audiencias desorbitadas entre 1999 y 2002, llegando a un 40% del share, la cadena la volvió a colocar en la parrilla los veranos de 2004, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016 y 2019; y recientemente también se ha emitido en 8tv. ¿Pero cómo puede ser que una comedia de hace veinte años siga funcionando tan bien? ¿Y que haya niños que ni habían nacido en el 2002 y que ahora ríen cuando ven los capítulos por primera vez? La respuesta la encontramos en su formato y en como de revolucionaria fue la serie en su momento.

El formato de Plats Bruts es el de una sitcom clásica. Episodios de 25 minutos llenos de comedia en dos o tres localizaciones, gravados con diferentes cámaras y con público en directo. Y los guionistas de la serie no tienen miedo al reconocer que para poder traer este formado aquí, se inspiraron en las sitcoms que habían funcionado en el otro lado del Atlántico, como Seinfeld o Friends, series, precisamente, que ahora son mucho más revisitadas que cualquier otra ficción de aquellos años, porque no ha formado que resista mejor el paso del tiempo que la sitcom. Inteligentes como eran, sin embargo, los guionistas no se quedaron en la simple imitación, y lo pasaron todo por el filtro del humor catalán, hay a quien diría que incluso también el británico, acercando la serie al espectador. Así, el conflicto de un catalán trabajando en Madrid enTinc nació o la discusión entre la castañada y Halloween en Tinc castanyes funcionaban de maravilla para un público que veía su cultura representada con humor en la televisión.
 

Tengo NaciónLa serie dejó de emitirse el año 2002. / TV3

Una serie avanzada a su tiempo

Aunque ahora nos parezca inconcebible, en su momento costó mucho vender la serie, igual que acostumbra a pasar con las genialidades que son incomprendidas en su presente. Para TV3, decir "hòstia" y "collons" tantas veces y el dinero de tener que grabar las secuencias cronológicamente delante de un público que necesitaba una cena y un animador era grandes impedimentos. Pero sin este lenguaje soez la serie nunca habría conseguido la naturalidad que la hace divertida, y sin la incorporación de la productora El Terrat para echar una mano a Kràmpack, los creadores de la idea, quienes sabe si la serie se hubiera llegado a hacer.

Pero donde realmente Plats Bruts demostró ser una serie avanzada a su tiempo fue en los personajes, porque estos salían de la norma social de la Catalunya del cambio de siglo, especialmente en el caso de las mujeres. El carácter fuerte y belicista de la Carbonell no era el esperado en una asistenta, ni tampoco el empuje que podía tener una yaya de 90 años. La forma como la Mercedes tenía cogidos por los cojones a Ramon y a Lopes en Ràdio Bofarull subvertía la habitual posición de poder de los hombres y el famoso "Ah, vale" de Emma ante la propuesta de un trío mostraba una naturalidad con respecto a la sexualidad hasta entonces inaudita.

Emma, David y Lopez
Joel Joan, Jordi Sánchez y Mònica Glaenzel interpretaban a David, en Lopes y Emma. / TV3

Y a las icónicas interpretaciones de estas cuatro actrices - Anna Maria Barbany, Mercè Comes, Montse Pérez y Mònica Glaenzel -, le tenemos que sumar las de las dos grandes estrellas de la serie, Joel Joan y Jordi Sánchez, que en David y Lopes encontraron el equilibrio perfecto entre ser despreciables y entrañables. Y en este equilibrio se ha movido la serie como un equilibrista que no se ha caído durante veinte años y que parece que no lo tenga que hacer nunca. Porque cada día hay quien baila el tango de la tanga, quien se emociona con un flan de pastelería o quien por Navidad come "gàlets" y "mandonguilles".