Este sábado, la Fatarella conmemora los 80 años de los llamados "Hechos de la Fatarella", en los que se ejecutó extrajudicialmente a un grupo de campesinos que se oponía a la CNT/FAI. El acto principal tendrá lugar en la capilla de la Virgen de la Misericordia, uno de los escenarios de las ejecuciones, en que habrá parlamentos de Raül Romeva, conseller de Afers i Relacions Institucionals i Exteriors i Transparència; Francisco Blanch, alcalde de la Fatarella; Josep Poblet, presidente de la Diputación de Tarragona; Agustí Colomines, de la Cátedra Josep Termes; Josep Sánchez Cervelló, de la Universitat Rovira i Virgili; y Josep Maria Solé i Sabaté, de la Universitat de Barcelona. Posteriormente se inaugurará un monumento en recuerdo de las víctimas en el Parque Mirador de la Terra Alta, en el cementerio viejo. Finalmente, se celebrará una misa, organizada por el Ayuntamiento, en recuerdo de los muertos.

Entre caciquismo y revolución

El profesor Pelai Pagès publicó en 2004 un interesante pequeño estudio sobre los Hechos de la Fatarella. Pagès destaca que la Fatarella era un pueblo reaccionario, en el que el caciquismo sobrevivió a la República e incluso al inicio de la guerra. Por otra parte, apunta que las colectivizaciones impuestas por la CNT provocaron mucho malestar en las comarcas de Tarragona. La chispa que hizo estallar los incidentes fue el hecho que Josep Mola y Nicolás Santamaría, del Comité Regional de Tarragona de la CNT, se presentaran en el pueblo para organizar la colectivización, a la que se oponían los representantes locales de UGT, PSUC, ERC y Unió de Rabassaires. El 24 de enero, las fuerzas vivas locales expulsaron a Mola y Santamaría del pueblo y entraron en la sede de la CNT y requisaron armas y efectos de los anarcosindicalistas.

La respuesta de la FAI

Las patrullas de control anarquistas, con centenares de militantes, llegaron al pueblo el día 25 y encontraron la carretera bloqueada por troncos. Empezó un combate en el que murió un militante anarquista. La medicación de los representantes de la Generalitat fracasó porque fueron atacados por los habitantes de la Fatarella. Ante esta situación, las patrullas de control permitieron que saliera quien quisiera del pueblo, y se marcharon mujeres, niños y algunos hombres. Cuando las patrullas de control ocuparon la capilla de la Misericordia ejecutaron a algunos de los lugareños que se habían resistido. Durante la noche del 25 al 26, el pueblo cayó en manos de los que lo asediaban y algunos de los rebeldes fueron ejecutados. Las cifras son muy confusas, porque hubo muertos en combate en los dos bandos, pero, según Pagès, se podría haber ejecutado hasta 31 personas. También el profesor Josep Térmens estudió estos hechos y publicó el libro Misèria contra pobresa. Els fets de la Fatarella de gener de 1937 (editorial Afers). La teoría de Térmens es que las colectivizaciones acabaron por provocar un conflicto entre gente que vivía en la miseria, que impulsaba las colectivizaciones, y gente pobre, que se oponía a la reforma agraria.

Preludio a los Hechos de Mayo

La CNT / FAI argumentó siempre que los Hechos de la Fatarella habían sido provocados por un campesinado que simpatizaba con el fascismo y que contaba con el apoyo activo de la quinta columna, los servicios secretos franquistas. En cambio, PSUC, UGT, Unió de Rabassaires, ERC y Generalitat denunciaron que los hechos habían sido provocados por las colectivizaciones forzosas de la CNT. Todos ellos apuntaban que hacía falta dar la prioridad al esfuerzo de guerra y paralizar la revolución (y también la reforma agraria). En febrero de 1937 la Generalitat dictó un decreto para frenar las colectivizaciones en el Baix Ebre y en marzo se decretó la disolución de las patrullas de control. Pero algunos sectores de la CNT y del POUM no aceptaron estas disposiciones. En marzo en la Cerdanya hubo choques armados entre fuerzas de la Generalitat, de ERC y del PSUC, por una parte, y milicianos de la CNT y del POUM, por la otra. En mayo, en Barcelona, la lucha política se resolvería a tiros. La CNT quedaría apartada del poder y el POUM sería aniquilado por la represión estalinista.

 

Foto de portada: Raül Romeva, Josep Poblet y Francisco Blanch en la inauguración del monumento de La Fatarella.