H&M se ha convertido en una referencia para los amantes de la moda, pues es una tienda que ofrece siempre prendas en tendencia y para todos los gustos. Una prenda que surge en la época de los 40 como una tienda para mujeres y que poco a poco se ha convertido en una cadena para todos los estilos, tanto que incluso celebridades portan sus prendas con estilo.
Dentro de las estrategias más destacadas por parte de compañía para mantener a sus clientes interesados se encuentra las siguientes.

H&M ubica los maniquíes en puntos estratégicos
La ubicación estratégica de los maniquíes impresiona desde el primer segundo que entras en la tienda. H&M los sitúa en la entrada luciendo las prendas más sofisticadas de la nueva colección. Esa posición no es casual: conforman la llamada «zona caliente».
Ahí destacan los artículos de mayor valor, mientras que detrás quedan colocadas esas mismas piezas para que las tomes con facilidad, sin necesidad de explorar toda la tienda. Así, la marca te guía de forma sutil hacia lo que quiere que veas primero, dirigiendo tu atención hacia lo más atractivo y favorable para sus ventas.
En el centro del local encuentras las piezas más económicas
El segundo movimiento inteligente se juega en el centro del local, las prendas más asequibles, los básicos o las rebajas suelen ubicarse al fondo. Esto hace que al buscar algo económico atravieses pasillos repletos de novedades y productos tentadores.
Mientras caminas en esa zona, es probable que te fijes en otras piezas, aunque no las buscabas, y acabes llevándote algo por impulso. Esa colocación provoca que los artículos de bajo coste se conviertan en una excusa para recorrer la tienda entera y, al final, terminemos comprando más de lo planeado.

Un ambiente agradable
La experiencia de compra está planeada con detalle, el diseño interior es fruto del trabajo del departamento de arquitectura de H&M. No solo definen iluminación, estanterías o escaleras, sino que cuidan cada rincón para que te sientas a gusto. De forma intencionada, incorporan espacios que invitan a hacerte selfies y a fotografiar tus looks, generando así publicidad orgánica y moderna.
Cada nueva campaña o línea se organiza en torno a una experiencia. Por ejemplo, diseñan espacios diseñados para sentirse bien, y usan el escaparate como una invitación envolvente a quedarse. Los vestidores, las luces cálidas, cada prenda y cada mueble trabajan juntos para crear una atmósfera cómoda y atractiva.
Mesas con ropa rebajada
Las mesas con ropa rebajada cumplen un papel fundamental, al cambiarse con frecuencia y presentar precios llamativos, se convierten en una trampa visual que atrae inevitablemente la mirada.
Esa estrategia explota la atención visual y el atractivo del precio bajo como herramientas persuasivas. Es como si vieras el mensaje “oferta irrechazable” sin que lo digan de forma explícita, y sentires que, aunque no entraste por eso, sí acabas llevándola.
Ropa renovada
Además, la ropa colocada sobre las mesas se renueva cada dos semanas y suele presentar precios atractivos, como prendas de 4,99 euros.
Esto enfoca tu mirada en el coste y dispara compras impulsivas. Esa lógica encadena tu atención con tu deseo de llevarte algo por el hecho de verlo primero y que parezca una ganga irresistible.