Desde la aparición de las redes sociales, la política ha cambiado. Quizás no exactamente la política, pero la comunicación política bien seguro que sí. Los políticos han reconvertido sus estrategias de comunicación, han establecido Twitter (ahora X), en la principal plataforma donde publicar sus opiniones, novedades y comunicados oficiales. El grande impulsar de esta dinámica seguramente fue Donald Trump, pero con los años todo el espectro político occidental se ha sumado. Así pues, resulta extraño que un político no haga uso de X, o que no permita el acceso a sus publicaciones, pero este sábado el portavoz del PP, Borja Sémper, ha tomado una medida drástica. Desde hoy, y hasta que el mismo Sémper ponga fin, sus publicaciones en X (Twitter) no serán públicas y solo las podrán ver a sus seguidores. Si ya lo seguías previamente, podrás seguir viendo sus 'puestos', pero si lo quieres empezar a seguir ahora, tendrá que ser el popular quien acepte la solicitud.

Twitter Borja Semper privado
La cuenta de X de Borja Sémper, en privado / Foto: Twitter

Así pues, ya no todo el mundo podrá saber qué piensa y qué escribe Sémper. Quizás es una consecuencia directa del fracaso de Alberto Núñez Feijóo en el proceso de investidura de la última semana que ha acabado con dos votaciones perdidas por los populares. De todos modos, lo que es seguro es que Sémper ha querido rebajar su exposición pública, aunque los más de ochenta y nueve mil seguidores que ya forman parte de su cuenta de X podrán seguir viendo sus publicaciones.

La última polémica de Sémper: quiere vetar las lenguas cooficiales al Congreso, pero utiliza el vasco

El PP presentó una enmienda al cambio de regulación del Congreso para permitir el uso del catalán, el vasco y el gallego. Durante la primera sesión donde se pudieron utilizar estas lenguas, y durante la cual el PP tenía que defender su posición, contraria al uso de las 3 lenguas y en defensa del uso exclusivo del castellano, Borja Sémper subió a la tribuna y utilizó el vasco. Una decisión, la de utilizar la lengua de su tierra, que generó fuertes críticas entre sus filas y las de Vox. "No somos una secta", afirmó, refiriéndose al PP, para justificarse, pero la polémica ya estaba servida.