El perrito Puppy, que da la bienvenida a todos los visitantes del museo Guggenheim de Bilbao desde hace casi 24 años se ha convertido en uno de los grandes símbolos de la ciudad. Ahora, sin embargo, la escultura floral diseñada por el artista Jeff Koons empieza a peligrar, ya que su estructura interna necesita una renovación y su sistema de regadío ha quedado obsoleto. Esta reparación cuesta hasta 100.000 euros y se ha abierto una campaña de micromecenazgo para que todo el mundo que lo quiera pueda ayudar al hecho de que el perrito de flores sobreviva.
La campaña, la primera del museo i en euskera bautizada #PuppyBiziberritu, tiene como objetivo final recaudar esta cantidad de dinero antes del otoño para poder renovar este icono. Según un análisis técnico exhaustivo, llevado a cabo por el Departamento de Conservación de la entidad ha concluido que la obra "se tiene que someter a una intervención preventiva de sustitución y saneamiento de los componentes de su estructura interna para asegurar su conservación futura".
Según el museo, con esta campaña de mecenazgo se quiere garantizar que "una obra tan amada y representativa como Puppy se mantenga en perfectas condiciones hasta dentro de 25 años".
Un 10% recaudado
Esta iniciativa empezó a finales de junio y hoy ya lleva recaudado un 10% de los 100.000 euros necesarios para hacer las obras, que se llevarían a cabo durante los meses de otoño. Estas coincidirían con el próximo cambio de flores del perrito, que cambiará su muda de verano por la invernal. Entre otras acciones, se pretende cambiar los 10 kilómetros de cañerías que rodean la estructura metálica que aguanta los parterres donde se plantan las 38.000 flores que conforman Puppy, que hace más de 12 metros de altura.
Para intentar sensibilizar al público de su importancia, Ainhoa Sanz, responsable de conservación del museo, ha asegurado que "no hay ninguna diferencia entre restaurar un Tiziano y Puppy", más allá de los materiales necesarios para hacerlo. Jeff Koons el creador del perrito está al corriente de las obras de restauración y las ha aprobado. De hecho, los dos cambios de flores anuales que se hacen en la escultura tienen que ser autorizadas por el artista.