Últimamente todo el mundo habla de sostenibilidad. Que si tenemos que disminuir el uso de los plásticos, que si necesitamos dosificar los recursos, que si consumimos alimentos kilómetro cero. Frases como estas las escuchamos casi cada día y las vemos escritas en escaparates o en las vallas publicitarias que descansan en las paradas de autobús. Pero la sostenibilidad no es una palabra de moda vacía de contenido: apostar por ella es un reclamo, una responsabilidad y casi una obligación, sobre todo para aquellas empresas o marcas cuya producción puede tener un impacto mucho más agresivo en el medio ambiente. Y, en el mundo de los detergentes, esta conciencia por el mundo en lo que vivimos se llama Detersolín.

Detersolín es mucho más que una marca de detergentes: fue la primera en todo el estado que consiguió lanzar un detergente líquido para lavadoras automáticas. Corría el año 1973 cuando se hizo palpable esta hazaña, aunque su historia se remonta a 1942, cuando esta marca nacida en Barcelona empezó a caminar, seguramente sin creerse que se acabaría convirtiendo en un referente medioambiental para la competencia. También fue una de las primeras marcas del mercado español tanto en reducir el contenido de agua de las fórmulas como en sacar los microplásticos y los fosfonatos de sus artículos para reducir la contaminación acuática. Y todo eso cuando ser sostenible era la excepción, y no la norma.

Detersolín

Certificación ecológica y apto para veganos

La reputación de Detersolín se mide con valores, confianza y un trabajo bien hecho que pone la innovación en el centro. Para esta marca catalana, ser consecuentes con su filosofía es un requisito indispensable para generar vínculos fuertes con la clientela; una relación avalada por casi 8 décadas. Y es que a menos de un año para celebrar los 80 años de vida, la marca no ha parado de luchar para mejorar su relación con el entorno y para llevar a cabo producciones mucho más verdes y respetuosas con el medio, ya sea disminuyendo el despilfarro del agua o apoyando la fabricación local o comarcal para reducir el impacto medioambiental – el 100% de los detergentes de la marca se fabrica en sus instalaciones de Santa Margarida i els Monjos (Alt Penedès), mientras que gran parte de los proveedores son empresas locales o de la demarcación de Barcelona.

La última revolución de Detersolín es haber introducido el primer detergente y suavizante con certificación ecológica de su historia. Un paso más que hace de altavoz y que quiere demostrar que las alternativas sostenibles están más cerca de lo que pensamos. Y es que con este nuevo artículo, muy elaborado con plásticos reciclados y libre de microplásticos, la marca también se sitúa como abanderada de una amplia gama de conceptos que busca la complicidad con el entorno ambiental. Por ejemplo, que este detergente y suavizante es apto para veganos, sin que ningún componente haya sido testado en animales y con unas fórmulas hechas con agentes activos de origen vegetal – concretamente un 97% del total producto.

La etiqueta BIO también tiene cabida en la receta del detergente, producido con ingredientes que provienen de la agricultura ecológica y que, por lo tanto, se caracteriza por provenir de una explotación agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los recursos naturales, sin utilizar ni productos químicos sintéticos ni organismos genéticamente modificados – como abono para combatir las plagas, por ejemplo – y que respeta la tierra. Y precisamente el valor añadido de Detersolín es este: cuidar de toda la cadena de producción para crear productos naturales y aptos para cuidar y proteger cualquier tipo de ropa o tejido.