La salud mental por suerte cada vez es un tema menos tabú en la sociedad. Todos debemos cuidar la salud de nuestra mente, y es por ello que hemos querido ver tres de los problemas más frecuentes y ver sus principales características. Eso sí, la ayuda profesional es siempre fundamental para combatir cualquier fenómeno y poder resolverlo.

1. Estrés

  • Qué es. Un fenómeno fisiológico normal que ayuda a soportar situaciones exigentes y a reaccionar frente a las demandas del entorno, pero es negativo cuando el organismo no es capaz de adaptarse a la situación y de dar respuestas adecuadas. Puede acabar desarrollando una enfermedad física o problemas emocionales como ansiedad o depresión.
  • Causas. Desde factores de la vida diaria como exceso de actividad, la falta de tiempo, los hijos o problemas de cansancio y sueño, hasta el fallecimiento de un ser querido, la enfermedad propia o de un familiar, un proceso de separación, los problemas laborales o académicos (sobrecarga de trabajo, relación con jefes o compañeros o miedo a no estar a la altura) o el uso de las nuevas tecnologías (tecnoestrés por imposibilidad de desconectar).
  • Señales de alarma. Emociones negativas (estados prolongados de desesperanza, ansiedad, irritabilidad, cambios de ánimo, nerviosismo), falta de concentración y pensamientos nocivos (olvidos y distracciones frecuentes, autocrítica excesiva), cambios de la conducta (comer más o menos, tartamudez, llanto fácil, abuso de tóxicos, menor rendimiento laboral o académico) y alteraciones físicas (cansancio, insomnio, sudoración, contracturas, respiración agitada, taquicardias, disfunciones sexuales, etc.).
  • Qué hacer. Antes que tomar fármacos, la prevención es clave para tratar este trastorno. Entrénate en la solución de problemas; organiza bien tu tiempo; te mereces un descanso; aprende técnicas de autocontrol; fomenta las relaciones personales y sociales y apóyate en ellas; cuida tu dieta; haz deporte de manera regular; no restes horas de sueño; y recurre a ayuda profesional si es necesario.

Cada vez se habla más abiertamente de salud mental

Salud Mental
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2. Ansiedad

  • Qué es. El estrés puede desencadenar esta reacción emocional, que es un sentimiento de aprehensión o de miedo, una preocupación incontrolable y excesiva sobre gran cantidad de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), que suele prolongarse más de 6 meses.
  • Causas. La fuente del desasosiego no siempre se sabe o se reconoce, por lo que aumenta la angustia. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a la persona frustrada, furiosa o ansiosa.
  • Señales de alarma. El trastorno de ansiedad generalizada es el más frecuente, mientras que en niños lo es la ansiedad por separación y en adolescentes comienza la ansiedad social. Como recuerda el Instituto Nacional de Salud Mental estadounidense, quienes la sufren tienen problemas para controlar sus preocupaciones o sentimientos de nerviosismo y para concentrarse. Siempre están cansadas, se muestran irritables y padecen insomnio. Tienen dolores de cabeza, musculares o del estómago o molestias inexplicables, dificultad para tragar, temblores o tics y sudores y se sienten mareadas o que les falta el aire. 
  • Qué hacer. Háblalo con el médico o psicólogo. Hay que encontrar la causa y tratarla con psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos. También revisa tu estilo de vida y apuesta por hábitos saludables, como llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente, limitar el consumo de cafeína y alcohol, no fumar, practicar técnicas de relajación, incluso en los menores, o tomar descansos en el trabajo.

3. Depresión

  • Qué es. Está entre los trastornos del estado del ánimo que con mayor frecuencia desencadenan los episodios de estrés prolongados. Se caracteriza por una tristeza profunda y pérdida de interés general por las cosas al menos durante dos semanas. 
  • Causas. Incluso con una predisposición genética, por lo general empieza por un evento estresante: la muerte de un amigo o familiar, una desilusión importante en el hogar, en el trabajo o en la escuela (en adolescentes, por romper con la pareja, y en niños por perder un curso o el divorcio de los padres), un dolor prolongado o una enfermedad grave, parto o, por ejemplo, aislamiento social y discapacidades, como los problemas de audición y sordera típicos en mayores.
  • Señales de alarma. Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, vacío, desesperanza y pesimismo, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, sentimiento de culpa e inutilidad, irritabilidad e inquietud. Presenta trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración. Entre los síntomas físicos destacan las palpitaciones o presión en el pecho y molestias abdominales o problemas digestivos. 
  • Qué hacer. Contarlo a alguien de confianza. También si tienes pensamientos relacionados con la muerte. No te aísles. No recurras a las drogas o al alcohol. Habla con tu médico y u otro profesional sanitario para poder hacer un diagnóstico y contarte los tratamientos posibles. Un grupo de apoyo, como Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, pueden ayudarte.